Mientras los integrantes de la coalición CDC-ERC pregonan que van en serio, que la independencia, esta vez sí, es cuestión de meses, Mas-Colell se apunta a la oferta de la presidenta de la Comunidad de Madrid de hacer un frente común de las regiones ricas para negociar un nuevo sistema de financiación. Evidentemente, ambas propuestas son incompatibles. Aunque sean muchos los que desde Cataluña exigen al gobierno español que mueva ficha. Que negocie.
Si la legalidad no vale, ¿qué sentido tiene negociar?
Si la opción elegida es la independencia por la vía de saltarse las leyes, es decir el golpe de Estado; si lo que se prepara es la desconexión (no sé muy bien lo que significa, pero parece que se asemejaría a una independencia no formal); si la legalidad no vale, no sólo la estatal sino tampoco la catalana -dicen que van a declarar la independencia o hacer una Constitución catalana sin por lo menos 2/3 del Parlament que es lo que se exige para reformar el Estatut o la ley electoral-, ¿qué sentido tiene negociar? Evidentemente ninguno.
Los independentistas se han equivocado y han mostrado sus intenciones sin mayoría social, sin controlar la caja y otras instituciones básicas, y sin apoyo internacional. Por eso amagan pero no dan. ¿Se les van a dar facilidades para que salgan del callejón sin salida en el que andan metidos? No parece muy coherente.
¿Significa eso que no hay nada que mejorar, que negociar? Evidentemente en política todo es negociación. Nada es permanente y todo es mejorable. Pero nada de sacarles las castañas del fuego a los desleales.
Romeva pedía el sí para negociar. Yo creo que no hay que votar a la coalición CDC-ERC para hacer posible salir de la vía muerta a la que nos ha conducido Mas. Hay que desbloquear la situación votando a opciones que se comprometan lealmente. Que respeten las leyes. Que los pactos no sean aceptados solo como un paso más hacia el objetivo final.
No ha de haber rescate para quienes echan un pulso y no tienen fuerza para ganarlo
Las próximas elecciones no llevarán a Cataluña a la independencia, pero si CDC-ERC obtienen la mayoría absoluta, Cataluña quedará atrapada en el día de la marmota. Por eso las próximas elecciones sí serán plebiscitarias, en el sentido de Duverger: hay que jubilar a quienes han convertido las instituciones en cuarteles partidistas, a quienes confunden sus intereses con los de todos los catalanes, a quienes malversan fondos públicos aplicándolos a fines para los que no son competentes, a quienes no cumplen las sentencias, a quienes se vanaglorian de saltarse la ley, a quienes quieren controlarlo todo, los clubs de futbol, las empresas, la prensa y la cultura.
Los catalanes hemos de dejar de bailar al son de una pandilla de oportunistas de baja estofa y afrontar y resolver nuestros problemas de todo tipo. Cualquier opción que respete la ley, vale. Sea de derechas o de izquierdas, jacobinos, federalistas, confederalistas o independentistas (sí, también los que se comprometan a hacerlo siguiendo los cauces legales). Pero a los que propugnan saltarse las leyes, la confrontación, ni agua. No ha de haber rescate para quienes echan un pulso y no tienen fuerza para ganarlo. Ellos no han tenido remordimientos para tratar de acobardarnos, dividirnos y enfrentarnos por intereses espureos. No se merecen nada.