Bancos salvados, ciudadanos hundidos
La verdad es que estamos asistiendo a un juego muy triste y, como en todo juego, siempre hay un ganador y un perdedor ¿Quién es el ganador en este caso? Está bien claro: los bancos y la señora Merkel. ¿Los perdedores? Todos los ciudadanos de la UE, incluidos los mismo alemanes, pero, sobre todo, los ciudadanos griegos.
Los parlamentarios europeos están viviendo impasibles la deriva que está siguiendo la UE, y callan, cuando son ellos los que deberían defender los intereses de los ciudadanos
Las condiciones draconianas que les han impuesto a los griegos los jefes de gobierno es una condena a las mazmorras. Difícilmente olvidarán los griegos estas condiciones humillantes. Sí, nuestros jefes de gobierno o el Consejo Europeo, llamémoslo como queramos, que no tienen ninguna legitimidad para gobernar a los ciudadanos de los otros países de la Unión Europa, pues no han sido elegidos más que por los ciudadanos de su país, están dictando las normas que deben regir en Grecia. A esto se puede llamar despotismo, dictadura o colonialismo.
Los únicos representantes de todos los ciudadanos son los europarlamentarios, al menos teóricamente (artículo 14 del Tratado de la UE), digo teóricamente, porque en realidad actualmente no sólo no representan a todos los ciudadanos sino que ni siquiera representan a sus propios nacionales. No hace falta ser un lince para ver que a lo único que representan es a la cúpula de su partido. Pero ¿qué ha dicho el Parlamento Europeo sobre las medidas tomadas por los Jefes de Gobierno sobre Grecia? Ni siquiera han podido decir nada, pues no los han consultado. Los legítimos defensores de los ciudadanos de la Unión nuevamente han guardado silencio, como el Ebro. La vehemencia con que se enfrentaron con Tsipras durante la presencia de éste en el Parlamento Europea algunos parlamentarios, ya me gustaría que la emplearan con los Jefes de Gobierno, es decir con el Consejo de la Unión Europea, que son los principales culpables de la situación en que se encuentra Grecia y otros países de la Unión, al bloquear constantemente el que la UE pueda avanzar hacia una verdadera Unión, con una política económica común, una política fiscal común y una política social común. La única solución para todo este caos es una auténtica unión política, y digo auténtica porque quiero resaltar que si en esta unión política no es el ciudadano el que ocupa el centro del interés y de las decisiones, no será una auténtica Unión.
Según sea el color de la prensa, los principales responsables de la situación de Grecia son, para unos, los griegos, para otros la señora Merkel y para otros la principal responsabilidad la tiene esa palabra tan nebulosa que usan los políticos cuando no quieren no asumir la propia responsabilidad, “Bruselas”.
De acuerdo que Merkel tiene una gran responsabilidad. Lo dice una persona tan autorizada como el filósofo alemán Jürgen Habermas, para quien “Angela Merkel es coautora de la crisis, pues para la canciller son más importantes los intereses de los inversores que el saneamiento de la economía griega”. Responsables son los políticos griegos –quizás mucho-, aunque más unos que otros, y cierta responsabilidad también los propios griegos. Pero a mi entender, y aunque resulte provocador lo que voy a decir, los principales responsables son los europarlamentarios porque han callado y llevan décadas callando. Ser responsable de los ciudadanos es algo muy serio y no pueden bajo ninguna excusa quedar relegados a hombres de paja ni de la cúpula de sus partidos ni de sus gobiernos. Los parlamentarios europeos están viviendo impasibles la deriva que está siguiendo la UE, y callan, cuando son ellos los que deberían defender los intereses de los ciudadanos. Ahí está la madre de todos los males en la UE, y también en España: los representantes de los ciudadanos son esclavos de los partidos políticos, o mejor de la cúpula de los partidos políticos
La culpa en este caso no la tiene Bruselas y los acuerdos no se han firmado con Bruselas, por mucho que lo digan nuestras televisiones públicas, pues las negociaciones las han llevado los jefes de gobierno de la zona Euro, y las han llevado como jefes de sus respectivos países. La solidaridad, que debería ser una de las características de la UE y debería haber guiado estas negociaciones, ha dejado paso a los intereses nacionales. Y hemos oído hasta la saciedad que los griegos eran vagos. Esto es lo que dicen los políticos del Norte de los ciudadanos del Sur, lo mismo que un día Merkel dijo que los españoles éramos más ricos que los alemanes, porque los españoles teníamos más viviendas en propiedad que los alemanes.
Efectivamente, son muchas las cosas que tienen que cambiar en Grecia. En eso estamos casi todos de acuerdo, pero ¿en qué espacio de tiempo y de qué forma? ¿Es sólo responsabilidad de los griegos el que las cosas hayan llegado a esta situación? ¿No son muchas más las cosas que deben cambiar en la UE para que nuestra democracia, nuestro estado social y nuestra economía no se desmoronen más?.
Ni nuestros políticos –todos- ni los políticos de los otros países de la UE pueden echar nada en cara a Grecia. Hace ya casi sesenta años que en la UE deberíamos tener un procedimiento electoral uniforme que hubiera facilitado la integración europea, pero la partitocracia lo está bloqueando. ¿Más ejemplos? Para otro día.