No existe en Europa un pueblo tan cínico como el inglés, que tiene su lado cómico en el sentido del humor. Leí hace tiempo una frase de un embajador británico que decía que la diplomacia inglesa no tiene principios sino sólo intereses. La frase no es literal, no la he encontrado del Google, pero sí el sentido.
Matizo al innominado embajador, porque ese principio de que no existen principios en las relaciones internacionales no es exclusivo de ellos, sino que es una ley Universal.
Dicho esto, lo que tengo muy claro es que, como siempre ha sido, la decisión final que tome la UE será la de defender sus intereses (de economía estamos hablando, no de política ni mucho menos de filosofía). Antes de conocer el resultado del referéndum va a tratar de conjugar dos conceptos antitéticos: que no se salga con la suya Alexis Tsipras, ni Grecia de la UE.
La UE es consciente de que Grecia es una piedra angular... del pasado, pero como de los principios no se vive, la moneda de curso legal son los intereses
Otra cosa es que el domingo gane el 'no'. Entonces nadie salvará a quien no quiere salvarse. Pero dudo que los griegos opten por el suicidio colectivo. Creo que con el discurso 'heroico' de Tsipras y Varufakis se han puesto la soga en el cuello. El problema es que no estamos en la época de Olimpia y Ulises. La leyenda y la pragmática no conjugan.
Sentiría que Grecia saliera de la UE por una cuestión de principios, que no de intereses, pero como no soy diplomático de carrera ni represento los intereses de ningún Estado, puedo emplear los vocablos del embajador.
Lo que se conoce como la cultura de Occidente (la democracia, el progreso material y los avances científicos), tiene su origen en estos tres pilares: la primacía de la ley (derecho romano), el cristianismo (Lutero, más que la Contrarreforma), y la filosofía griega...
De la tercera hablo: colocó al hombre como el centro de todo. Sócrates estableció dos principios esenciales: que las verdades tienen que ser universales, o no lo son. Y estableció la diferencia entre el bien y el mal.
Son los tres pilares del pensamiento occidental, de nuestra cultura.
La UE es consciente de que Grecia es una piedra angular... del pasado, pero como de los principios no se vive, la moneda de curso legal, como decía el embajador inglés, son los intereses.
Lo que las autoridades europeas no van a permitir es que el antisistema de Tsipras se salga con la suya (que Ulises venza a Héctor de Troya), porque el efecto contagio sería como las fichas de dominó colocadas en fila india. En noviembre, la siguiente ficha en caer podría ser la de España.
El triunfo del aguerrido Ulises y el cornudo Menelao (Tsipras y su vampiro Varoufakis), sería el de Pablo Iglesias & Monedero, y una cosa es la Ilíada de Homero y otra las cosas de comer: la 'débil' España continúa siendo la cuarta economía europea. Ríete del dra(c)ma griego si los iluminados de Podemos plantearán desde la Moncloa semejante órdago a Europa.
El miedo a España es la mejor garantía de que Tsipras aparecerá colgado en un árbol no muy lejano o, si gana el 'sí', esta calurosa noche de domingo de fuego.
Hacía dos mil quinientos años que los hispanos no estábamos tan helenizados. Probablemente, ni tan quemados.