La irrupción en 2006 de C’s en el parlamento catalán provocó pánico en la clase política catalana. Francesc de Carreras lo saludaba así: “¡Por fin un partido no nacionalista que no es el PP!”. Esta era la cuestión, el profesor insistía en el problema de fondo: “¿Cuál es el partido que, a nuestro entender, hace falta en Cataluña? ¿Cuál es el partido que nos gustaría votar y que, al comprobar que no existe, no podemos votar?”. Como dijo Antonio Robles, su primer secretario general, C’s suponía el hartazgo respecto a una casta que toma la política como algo suyo.
Cuánto más inteligentes y razonables sean los ciudadanos, el pueblo consciente de su dignidad, mejor para el proyecto original de C’s
La preocupación del establishment del PUC -partido unificado de Cataluña (en aquel entonces, CiU, ERC, PSC, ICV; hoy habría que añadir la CUP y algunos círculos de Podemos)- se desvaneció con los graves errores que cometió C’s, y en especial de su jovencísimo líder. Cojamos el toro por los cuernos. Vamos a tratar de dos golpes bajos que siempre proyectarán sobre él sus enemigos personales, pero también los amigos del populismo y la demagogia, en todas sus formas. Frente a toda insidia cabrá reivindicar con energía y confianza el hábito del rigor, la seriedad y la prudencia. Cuánto más inteligentes y razonables sean los ciudadanos, el pueblo consciente de su dignidad, mejor para el proyecto original de C’s.
En La creación de Ciudadanos: un largo camino (Triacastela), Antonio Robles ofrece en menos de 200 páginas unos significativos extractos de su monumental Historia de la Resistencia. El acuerdo para las elecciones europeas, a partir de Miguel Duran, con Libertas, “una marca vacía que otorgaba franquicias en los distintos países europeos”, quedó ya redimido. Antonio Robles dejó el partido, “pero, hasta en la peores situaciones, la inteligencia y la honestidad pueden rectificar el error más absurdo. Albert Rivera pronto se daría cuenta de aquella decisión insensata (…) Y Albert se mostró entonces como un líder de verdad, asumió la responsabilidad del error y rectificó públicamente. No sólo en las formas, sino en los contenidos. Se acababa de dar cuenta del daño inmenso infringido al proyecto histórico y debía rectificar en la mejor dirección. Sin esconderse, puso su cargo a disposición del consejo general y retornó el partido al rumbo que nos había llevado al Parlamento”. Tres años después se reencontraron. Dice Antonio: “Por un momento sentí al Albert amigo sufrir conmigo los avatares de un tiempo donde nadie tuvo un instante de generosidad antes de disparar. Creo que le puedo entender y no dudaré en apoyarle”. Importa que todo esto conste. Prosigamos. Para parar el segundo golpe, contemos de nuevo con Francesc de Carreras. De arriba abajo.
Respondiendo a unas preguntas de José Lázaro, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Francesc dijo en 2007 unas palabras que merecen ser recordadas y aprendidas como munición inteligente frente a la ponzoña dirigida a tontos o lelos, propensos a los prejuicios.
"Durante el invierno pasado, en el curso de un acto en Granollers, Rivera me dijo de pasada que hacía unos años había ido a tres o cuatro reuniones de las juventudes del PP y que este partido no le había interesado nada. No le di ninguna importancia y sólo lo recordé otra vez cuando saltó la noticia en la prensa tras las elecciones. Creo que Rivera no estuvo en el PP sino que asomó algún día la cabeza por ahí y que no quiso ocultarlo –también lo dijo a algún otro compañero- sino que no le dio ninguna importancia. El Periódico de Catalunya –tras una filtración del PP– le dedicó dos páginas cuando apenas había hablado de nosotros nunca, lo cual indica la poca calidad informativa de este rotativo. Escribí al director una carta que no se publicó. Decía así: 'A la vista de la información sobre la presunta militancia de Albert Rivera en las juventudes del PP en el año 2002, quiero manifestarle que pago una cuota mensual a la Fundación Campalans (del PSC), a la Fundación Cataluña Siglo XXI (antigua plataforma maragallista, procedente de Ciutadans pel Canvi) y a la Asociación Cultural Ateneo Madrid XXI (del partido Unificación Comunista de España), entre otras asociaciones, fundaciones y ONG cuyas señas también le puedo facilitar si lo desea. Asimismo, también le comunico que he asistido a diversos seminarios de la FAES, siendo ponente en dos ocasiones, aunque no volveré a participar en estos seminarios ya que, teniendo en cuenta el precedente de Rivera, podrían utilizar mis datos personales para decir después que he sido militante del Partido Popular. Todo ello se lo comunico, a los efectos de que así no hace falta que El Periódico publique con tintes sensacionalistas estas informaciones sobre mi persona'".
Leamos siempre con buena intención. Ni marcas blancas ni gaitas, lo que debe prevalecer, aquí y allá, es la marca de la verdad.