El señor Homs, portavoz del gobierno de la Particularidad, ve con buenos ojos y por lo tanto razonable que los adultos abusen ideológicamente de personas en periodo de formación para, mediante poderes taumatúrgicos, diseñarlos a imagen y semejanza de sus progenitores, tutores, maestros -hay vídeos en Youtube que son prueba inequívoca de esa demencia nacionalista-, etc.
Como yo he vivido en mis propias carnes ese abuso de la Formación del Espíritu Nacional, tan de moda en nuestro sistema escolar y familiar catalán, sé cuál es el futuro de esa alienación infantil
Entiendo que quien no quiere respetar la pluralidad ni sabe qué significa gobernar para todos los ciudadanos, independientemente de su opción política, se preocupe por asegurar el relevo generacional para defender sus innumerables agravios comparativos, para jalear la exaltación por sus numerosas derrotas y de otros extremos propios de la ideología que ni gobierna ni legisla, pero que sí se lucra con el ejercicio de su limitado poder; pero lo conocido sobre el alcance del lavado de cerebro de las generaciones de niños catalanes que fueron exhibidos el día de la vía estrecha a la independencia como auténticos animales de feria y el uso que de ellos se está haciendo en algunas escuelas, roza, a mi juicio, lo permitido por el código penal.
La sociedad tradicionalista -entre quienes se ha de incluir a buen número de yayos y yayas que se manifiestan, enérgico bastón en ristre, habitualmente con la familia unida en un solo pensamiento- no ve con buenos ojos que las parejas homosexuales tengan derecho a la adopción, porque, suponen ellos, que harán lo posible para que el niño o la niña adoptada sufra la influencia de sus padres o madres para que se conviertan en homosexuales. Este prejuicio nos sirve para entender mejor la perversa tolerancia hipócrita de esa misma sociedad tradicionalista con una práctica que se aparta años luz del ejemplo citado. La falta de respeto a los derechos de los niños que se ha observado en todos los actos secesonistas convocados por el gobierno de la Particularidad, la ANC y partidos de pseudoizquierda forma parte de esa pederastia ideológica que consiste en hacer de los niños propios réplicas de los adultos, en vez de formarlos en el espíritu crítico y en el uso de la razón para que, andando el tiempo, ejerzan su libertad de pensamiento como les parezca oportuno.
Como yo he vivido en mis propias carnes ese abuso de la Formación del Espíritu Nacional, tan de moda en nuestro sistema escolar y familiar catalán, sé cuál es el futuro de esa alienación infantil y cómo, en el futuro, se volverá contra quienes ahora, amparados en la transmisión de valores familiares, tribales, religiosos e ideológicos, están inculcando la semilla del odio, del desprecio y de la infatuación megalómana. Se volverá contra ellos y provocará agrios y tristes divorcios por el abuso de poder que ahora los niños no pueden comprender, pero que luego les pesará como una violación dramática de su derecho a una formación integral, basada en la razón y en el espíritu crítico, esto es, en el ejercicio del razonamiento, no en la repetición de las consignas. La futbolización de las ideas, la fanatización de ellas es el abuso de hoy, pero será el amargo reproche del mañana, al menos entre quienes consigan convertirse en auténticos individuos libres, cuyo número deseo generoso, para su bienestar y su bienser.