Éramos pocos y convocó elecciones la abuela. La semana pasada Artur Mas ya arrugaba abiertamente el morro cuando le preguntaban por el 27S y amenazaba con saltárselo si ERC le buscaba las pulgas en el Parlamento autonómico. Como excusa está bien. Es como amenazar con divorciarte si el marido sigue dejando levantada la tapa del váter: tan segura tuvieses la gloria.
En la vida real, oigan, a Rajoy el plebiscit o lo que sea que se quiera montar el 27S le quita tanto el sueño como se lo debe quitar a Elton John o a Stephen Hawking
Menos de una semana después, la excusa muta y se hace correr el rumor de que la convocatoria plebiscitaria podría saltar por los aires ante el peligro de que Mariano Rajoy la contraprograme desde Madrid, adelantando elecciones para hacerlas coincidir precisamente con el 27S. Como argumento de un episodio de Polònia o como fantasía erótica de Miquimoto no está mal. Pero en la vida real, oigan, a Rajoy el plebiscit o lo que sea que se quiera montar el 27S le quita tanto el sueño como se lo debe quitar a Elton John o a Stephen Hawking.
Otra cosa es que Mas y Rajoy cada vez más tengan en común el fastidio porque el calendario electoral no sea de goma. A Mas le vendría bien alargar, si es posible indefinidamente. Retrasar lo más posible el dramático momento del recuento. A Rajoy en cambio le conviene adelantar, frenar cuanto antes la sangría de voto a Ciutadans y las collejas que le empiezan a caer desde la mismísima Iglesia, y eso en plena negociación sobre la concesión de licencias televisivas…
Él presume de que va a aguantar hasta finales de año y puede que hasta sea cierto que tiene esa intención. Que mantenga incólume el rumbo y el propósito de fiarlo todo a que algún día se evidencien indicios irreversibles de recuperación económica. Lo malo es que la economía se recupera a ritmo de strip-tease de los años cuarenta mientras el cabreo y la decepción ciudadanos crecen a ritmo de todos en pelotas que esto es Supervivientes. La gente ya no es que no se dé cuenta de que se sale de la crisis. La gente lo que pasa es que está harta de salir de ella como estamos saliendo. A costa de cuánto sufrimiento y de quién.
No es fácil la papeleta del presidente ni lo es la del president. Mira por donde vuelven a tener algo en común, aparte de la asistencia al funeral por las víctimas de Germanwings.
¿A quién se le ocurrirá primero convocar un referéndum para ver si se pueden no convocar elecciones nunca más?