A mí tampoco me gustan las amnistías fiscales, básicamente por lo mismo que no le gustan a usted: me dan envidia. Me da coraje no ser lo bastante rica como para poder eludir el pago de impuestos y que el Estado tenga que ofrecerme algo a cambio de dejar de infringir la ley. Una amnistía fiscal es el reconocimiento no precisamente tácito de un fracaso estatal descomunal. Es la zorra pidiendo una tregua a las gallinas.
Una amnistía fiscal es el reconocimiento no precisamente tácito de un fracaso estatal descomunal
A mí también me gustaría fisgar en esa famosa lista de los 715. Enterarme de quién es quién en la cueva de Alí Babá de Hacienda. Por desgracia esa información es un lujo muy caro. Tan caro que no nos lo podemos permitir ni, parece, nos los hemos podido permitir nunca. Ni con el PP, ni con el PSOE.
La clase media es un asco, la verdad. Se te queda cara de idiota, y de idiota desplumado. Pagas por los pobres que no pueden pagar, por los ricos que no quieren y por los políticos que no saben y que encima te toman por tonto. Que encima pretenden hacerte creer que, ellos mediante, las cosas pueden llegar a ser de cualquier otra manera.
Se me acaba de ocurrir, no sé si una genialidad o una petardez, pero desde luego dudo de que desentone mucho en el panorama general. ¿Qué tal si desencadenamos una cruzada, un prusés, a favor del dret a decidir fiscal? ¿Un referéndum para ver si queremos seguir pagando impuestos? ¿Al Estado, a la Generalidad o al pueblo de mi madre, qué más da?
Peter Sloterdijk, sensacional filósofo austríaco, se atrevió a postular una vez que la fiscalidad debería ser voluntaria y que si a la gente se la dejara de verdad decidir en qué se gastan los impuestos, gustosísimamente todo el mundo pagaría. Sin ni siquiera tratar de escaquearse como ahora.
¿Ustedes qué creen? ¿Se lo preguntamos a la monja Forcades? ¿A Juan Carlos Monedero? ¿A Montoro? ¿A Rato? ¿A Pedro Sánchez?
Ni independencia ni Ítaca ni bolivarianadas ni hostias. Aquí no hay otra revolución ni libertad pendiente que la que dejar de pagar a tontas, a locas y a ciegas.
¿Me siguen todos los que sepan montar, no precisamente un tinglado? ¿La liamos?