Si hay un término que esté actualmente estigmatizado por antonomasia en España, ese es la palabra “bipartidismo”. “Acabemos con el bipartidismo, y habremos resuelto todos los males”. Conviene, sin embargo, que no nos hagamos demasiadas ilusiones, os lo dice una persona cuyo partido tiene como lema “ciudadanos ilusionados por cambiar la política”, es decir una persona optimista. Pensar que vamos a vivir grandes cambios en España, esos cambios profundos que todos los españoles estamos esperando y que esos cambios llegarán el día que desaparezca el bipartidismo, es vivir en la inopia. Y ¿por qué? De momento basta con saber que los políticos que nos van a gobernar tienen unas servidumbres, tienen unas hipotecas a favor de quien paga sus campañas electorales y de quien les perdona los intereses de sus créditos, cuando no les perdonan incluso sus créditos. O ¿es que pensáis que alguien deja gratuitamente el dinero? Nosotros tampoco lo haríamos. Los ciudadanos hipotecamos nuestros pisos o nuestras casas a cabio del dinero que recibimos, pero los que nos gobiernan o nos van a gobernar hipotecan sus ideas y sus programas a cambio de quienes lo entrevistan en sus periódicos o los sacan en la tele. Hipotecan su libertad y, con ello, la libertad de sus representados, que somos los ciudadanos.
El problema no es el número de partidos, el problema son los propios partidos en la forma absolutamente antidemocrática en que están organizados y en la nula empatía frente a los problemas de la sociedad
Todos los partidos, excepto el PP y el PSOE, lógicamente, están diciendo que el origen de todos los males de España está en el bipartidismo. ¿Y qué nos presentan como alternativas? Unos programas y unas promesas que luego no van a cumplir, como todos sabemos. Si se pudiera llevan a los tribunales a los partidos políticos por incumplimiento de contrato, condenándolos a no poderse presentar a nuevas elecciones, otro gallo nos cantaría. Los ciudadanos cumplimos dándoles nuestro voto, pero ellos pueden saltarse impunemente su compromiso. No, no estoy a favor del bipartidismo, entre otros muchas razones, porque ambos partidos son los principales responsables del paro en España y porque han desprestigiado terriblemente la función del político, que es representar y defender los intereses del ciudadano que los ha elegido como apoderados suyos, dedicándose a defender los intereses de su partido, cuando no sus propios intereses. Pero ni el tripartito, ni el cuatripartito ni el pentapartito van solucionar los problemas del paro ni los problemas sociales del España, porque el problema no es el número de partidos, el problema son los propios partidos en la forma absolutamente antidemocrática en que están organizados y en la nula empatía frente a los problemas de la sociedad.
¿Qué ejemplo de austeridad y democracia interna están dando los partidos políticos que quieren regenerar a España? ¿Es lógico que se gasten los partidos sumas ingentes de dinero en campañas electorales, algunas de ellas innecesarias, como en Cataluña y Andalucía, cuando hay muchos miles de familias que no perciben ningún ingreso y ninguna ayuda social? ¿Y qué decir de esa pseudodemocracia interna de los partidos políticos? ¿Cómo se pueden llamar elecciones primarias unas elecciones en las que hay un solo candidato que con ayudas del apartado del partido acapara innecesariamente todos los avales, para que no pueda haber un segundo candidato? Luego, ante la prensa se alegará que los demás candidatos no han conseguido avales suficientes, pero se omitirá que los demás candidatos no tuvieron avales suficientes porque era imposible que los tuvieran, pues los había acaparado el primero, y precisamente para esto, para que el segundo o el tercero no pudieran presentarse. Esto es lo que ocurrió en las primarias de del partido socialista en Andalucía, cuando salió elegida Susana Díaz, y esto es lo que ocurre normalmente en las primarias de todos los partidos. Podría dar fe de algunos casos concretos. ¿Y estos partidos son los que van a traer la regeneración de España? El mal no está en el bipartidismo, está en la partitocracia que sufrimos en España. Dudo mucho de que los grandes partidos existentes actualmente en España superaran un auténtico control de calidad democrática.
No habrá renovación democrática en España, mientras los partidos políticos se nieguen a renovarse
Pero, además, el bipartidismo no va a desaparecer. Estamos asistiendo al nacimiento de un bipartidismo compuesto, que probablemente sustituya al bipartidismo simple. No nos hagamos ilusiones. Los partidos quieren que todo cambie, menos ellos. Los pequeños partidos se unirán a los grandes para participar en la tarta, y nuevamente tendremos el bipartidismo servido, un bipartidismo compuesto.
Estas líneas no pretenden desanimar a nadie, sino todo lo contario, pero fomentando el espíritu critico dentro y fuera de los partidos. No habrá renovación democrática en España, mientras los partidos políticos se nieguen a renovarse. Y esto exige muchísimo más que un pacto anticorrupción.
No debemos olvidar, sin embargo, que están surgiendo movimientos auténticamente democráticos, a los que no conviene ahogar con nuestra indiferencia y que necesitan del apoyo ciudadano. La regeneración no nos va a venir llovida del cielo, no nos llegará de unos partidos que viven de las abundantes subvenciones que todos pagamos, mientras permanecen inmutables ante los innumerables recortes que tiene que sufrir el ciudadano de a pie. Las opciones que actualmente se nos ofrecen como alternativa dudo de que puedan aportar algo a la mejora de nuestra calidad democrática por la simple razón de que, como dice el proverbio latino, “nadie da lo que no tiene”.