Compañera nuestra en estas páginas, Anna Grau acaba de publicar otro libro, titulado con sarcástico interrogante: ¿Los españoles son de Marte y los catalanes de Venus? Pertenece a una de las colecciones del sello editorial Península, cuyo director, Ramon Perelló, le ha dado un formidable impulso, dinámico, fresco y claramente liberal. En particular, se ofrecen en estos títulos argumentos que la Cataluña nacionalista, hoy oficial, logró acallar o deformar durante años; sépase que hace pocos días y antes de fallecer, la prestigiosa periodista Margarita Rivière pudo ver publicada Clave K (Icaria Ed.), una novela con sátira política que durante quince años nadie se atrevió a editar en nuestra ciudad, por miedo a represalias.
Anna, periodista catalana afincada en Madrid, tiene una acusada personalidad. Es irónica, aguda e imaginativa, sabe ser descarada y mostrar desenfado
Anna Grau prolonga el trabajo de su admirado Arturo San Agustín, con su Cuando se jodió lo nuestro, preguntándose cómo y cuándo se cambiaron las tornas en un asunto que ya es visto por casi todo el mundo como cansino y como una ‘ratonera de la opinión’. Así, da espacio a múltiples voces, a veces muy discordantes; tal es el propósito declarado. Reproduce aquí “la mejor crónica posible del antes y el después” de la confesión de examo y reñidor consentido: ‘Así fue todo aquella noche’, artículo cuyo autor es ASA, el gran Arturo.
Anna, periodista catalana afincada en Madrid, tiene una acusada personalidad. Es irónica, aguda e imaginativa, sabe ser descarada y mostrar desenfado. De expresión castiza, es a la vez impetuosa y sentimental. Su diagnóstico de “un autismo brutal entre Cataluña y lo que no es Cataluña” encaja con el punto de vista que Josep Piqué aplica a una situación que pide ‘acción decidida y sentido de la historia’: “El problema no es ya sólo de intereses, sino de sentimientos. Y ahí no basta una política en minúsculas como la que se ha practicado durante décadas. Hace falta POLÍTICA con mayúsculas. Entendida como pedagogía y como batalla de las ideas. Y ahí se corre el riesgo de perder. Pero ninguna batalla se gana si no se da. Y sólo recuperando el atractivo de ese proyecto colectivo que llamamos España y transmitiendo a la ciudadanía de Cataluña que no sólo España no es un mal negocio, sino que nos conviene a todos seguir juntos, iremos resolviendo el problema”. También para Albert Boadella, lo primero es tener conciencia de que existe el problema. A la pregunta de la autora de cómo se arregla esto, la respuesta del comediante es contundente: “Mostrando quién es el más fuerte. Una simple exhibición de pavo real. Fuertes con el peso de la ley y de todas las instituciones del Estado, incluidas las fuerzas armadas. Una vez quede clara para todos los ciudadanos de Cataluña esta obvia constatación, se trata de esperar que las nuevas generaciones que ahora tienen 6, 8 o 10 años sean los anticuerpos que se rebelen contra la epidemia. En definitiva, tener paciencia y dejar que se imponga la ley natural”.
Hay un capítulo que sobresale: 'Poncio Pilatos en el Majestic', crónica de la cena que se hizo en el hotel barcelonés el 28 de abril de 1996 para sellar el pacto Pujol-Aznar
Hay un capítulo que sobresale: ‘Poncio Pilatos en el Majestic’, crónica de la cena que se hizo en el hotel barcelonés el 28 de abril de 1996 para sellar el pacto Pujol-Aznar. ‘De aquellos polvos, vienen estos lodos’, viene a decir Anna Grau, para quien el PP tiene poco que hacer en Cataluña: “vende menos en Barcelona (y en Girona, Tarragona y Lleida) que la Coca-Cola en Afganistán”. En otra entrevista, Vidal-Quadras, quien saliera despedido hacia Bruselas por el dúo Aznar-Pujol pero que, falto de coherencia política, olvidó irse entonces a su casa, afirma hoy que: “Rajoy no escucha a nadie que entienda de Cataluña. Es un pesimista antropológico y fatalista, que no hace nada frente a los problemas”.
La propuesta conclusiva de Anna Grau en este libro es la siguiente: olvidémonos por un momento de quién empezó este sainete, sentémonos y pensemos. “¿No es verdad que mientras en Barcelona hay mucha gente que espera que esto lo arreglen los de Madrid, en Madrid hay muchos que esperan que lo arreglen los de Barcelona, y los unos por los otros, la casa sin barrer?”.
Es hora de trabajar –siempre lo es- sabiendo lo que se hace y para qué, y dejar de perder el tiempo contando las cerdas del rabo de la esfinge, en vez de mirarla a los ojos