La noticia que hace referencia a un grupo de alcaldables de tres localidades cercanas a Barcelona que se han comprometido a "proclamar la independencia" tras las elecciones municipales del 24 de mayo "tomando el control efectivo político" de sus "territorios", en caso de que el Parlamento autonómico de Cataluña no lleve a cabo esta proclamación, es la manifestación de la impaciencia en alcanzar el cielo. Cielo, que según nos prometieron en anteriores hojas de ruta, ahora ya deberíamos tener.
Sin duda, es más rentable ponerse al frente de un cambio que enfrentarse al statu quo
La declaración no me ha sorprendido, inmersos como estamos desde hace tiempo en un 'procés' tocado de muerte desde el mismo principio. Desde el mismo Estatuto de corte federalista al que yo voté positivamente y que por falta de perspectiva histórica un PP ofendido llevó a los tribunales. ¿Por qué digo esto? Porque creo que también nosotros nos equivocamos al plantear un proceso federalista sin hacer partícipes a las diferentes partes que formaban parte del conjunto. Entonces, Cataluña debería haber liderado un proceso de federalización del conjunto de España. ¿Esto lleva tiempo? ¿No nos habrían hecho caso? Más tiempo llevan los movimientos erráticos y la unilateralidad, porque el desprecio al adversario lo único que consigue es prepararlo para la futura confrontación, en lugar de hacerlo para la negociación. Sin duda, es más rentable ponerse al frente de un cambio que enfrentarse al statu quo. Pero a estas horas ya lo deberíamos haber aprendido.
Cuando decimos que tenemos derecho a decidir y al mismo tiempo menospreciamos la Constitución y los pactos con el resto de fuerzas políticas, envenenamos la democracia y abrimos la caja de pandora para facilitar que diferentes territorios catalanes dispongan a su aire de este derecho. Y cuando se plantea desde los partidos políticos que gobiernan Cataluña que les da lo mismo el voto de los ciudadanos, porque la ley electoral les permitirá con escaños tomar decisiones que no les competen, estamos frente al ejercicio de procesos antidemocráticos.
No nos extrañe que queriendo argumentar y justificar lo injustificable nos crezcan los enanos. No es extraño que los gobiernos municipales quieran aplicar con escala más pequeña, lo que han aprendido del gobierno de la Generalitat: actuar sin competencias, con el ejercicio de un hipotético poder auto-otorgado. Ningún voto ciudadano puede adjudicar a ningún territorio, ni grande ni pequeño, la capacidad para la secesión unilateral de territorios, porque los votos que damos los ciudadanos a los políticos, son para el ejercicio de las competencias que les corresponden. Competencias que se pueden cambiar, por supuesto. Reglas del juego que hay que cambiar, mediante el ejercicio de procesos democráticos.