Las veleidades del proceso soberanista de Artur Mas no han conseguido esa mayoría suficiente para llevarla adelante. Sin embargo, Mas ha conseguido romper el mapa político catalán y ha desgarrado los partidos políticos. La dicotomía simplista –y engañosa- planteada por el soberanismo que equiparaba la independencia con “la supremacía del pueblo” y descalificaba otras sensibilidades como la federalista, la confederalista o simplemente la autonomista, presentándolas como contrarias “a las aspiraciones del pueblo”. Así, con el pueblo en la boca, anulando la voluntad del individuo, y con una forma de hacer política sustentada en los sentimientos, anulando el debate racional, el soberanismo dirigido por Mas sigue empecinado en seguir avanzando aunque le fallen las fuerzas. No consigue la victoria pero sigue cosechando derrotas esperando el triunfo final. Por el camino, todo ha quedado en un estadio de tierra quemada.
Convergencia Democrática, el partido que todavía sustenta a Mas, es sólo un holograma de lo que fue
Convergencia Democrática, el partido que todavía sustenta a Mas, es sólo un holograma de lo que fue. Los escándalos de corrupción que salpican al partido y la “ética” de la familia Pujol obliga al partido a refundarse. Lo hace a medias, con el doble lenguaje, intentando trampear la situación. Apuestan por la independencia pero en su proyecto de refundación se definen únicamente como nacionalistas. Su triste papel apunta que en unas hipotéticas elecciones volverían a perder no menos de 18 diputados. Si esto sucede, Mas tendrá los días contados y deberá presentar la dimisión. Será el golpe final para un partido que lo fue todo y hoy apenas es nada.
Unió Democrática con Duran i Lleida al frente se ha separado de la deriva de Mas. Al menos una parte del partido. Todo apunta que UDC se desangrará si Duran se atreve a romper con Mas. Sin embargo, los democristianos saben que tienen un espacio nacionalista que no comulga con el soberanismo y, mucho menos, que quiera acostarse con ERC o las CUP. Construim es la plataforma que está impulsando un Duran que el soberanismo da por muerto pero que está más vivo que nunca. Su irrupción en un hipotético escenario electoral puede ser la puntilla al proceso soberanista. Algunas encuestas le dan tres o cuatro diputados, que significarían el certificado de defunción del proceso soberanista.
Esquerra Republicana de Cataluña ha caído en manos de un grupo de iluminados que han focalizado toda su actividad política en la utopía de la independencia y han abandonado los principios republicanos del partido. Junqueras y los suyos sólo aspiran a una República Catalana que se mira el ombligo y olvida el entorno político, social y económico. Son los seguidores de Francesc Pujols que teorizó que los catalanes, por el mero hecho de serlo, lo tienen todo pagado. Las municipales serán su prueba de fuego. Si Junqueras no repite en Sant Vicenç dels Horts y Alfred Bosch fracasa en Barcelona, su papel en el tablero de juego de Cataluña quedará en entredicho.
Partit dels Socialistes de Cataluña siguen navegando en una chalupa para sobrevivir en el temporal. Miquel Iceta ha conseguido poner orden en un partido trufado de fugas de los sectores más soberanistas que tienen más peso mediático que real. Sin embargo, las heridas en el PSC son enormes y sólo se presentará en el 53% de los municipios catalanes convirtiéndose en un partido metropolitano con extensión a Tarragona y la capital de las Terres de Ponent. Poco más. Sin embargo, los socialistas aspiran a recuperar terreno a medida que se desinfle el proceso soberanista y ponen todas sus expectativas en un triunfo del PSOE ante la debacle popular. Un cambio en Madrid le devolvería el protagonismo perdido.
Iniciativa per Cataluña sigue por unos derroteros difíciles de explicar. Herrera ha frenado a los sectores soberanistas pero IC hace aguas en su frente de izquierdas por la irrupción de Podemos. IC ya no es el referente a la izquierda del PSC y puede verse relegado a ser un partido testimonial. Al igual que al PSC, sus veleidades soberanistas le pasarán una dura factura en las contiendas electorales. Su electorado no independentista buscará refugio en otras opciones políticas.
Los democristianos saben que tienen un espacio nacionalista que no comulga con el soberanismo y, mucho menos, que quiera acostarse con ERC o las CUP
Podemos surge con fuerza en Cataluña pero menos de la esperada. Sin embargo, crece entre la población abstencionista y se nutre de los naufragios de socialistas y ecosocialistas. Pero no únicamente. Podemos también compite en el campo soberanista. Las CUP y ERC se ven afectadas de forma directa lo que explica la animadversión de la “intelectualidad satisfecha” que ha atacado con saña a la nueva formación política. Como reacción, Podemos mantiene una calculada ambigüedad con el proceso soberanista. Alrededor de Podemos crecen grupos “de ciudadanos” como Podem, Procés Constituent, que se la juegan en Barcelona. Un éxito de Colau será clave para contemplar la evolución de la política catalana porque si el soberanismo pierde Barcelona perderá parte de su fuerza.
Las Candidaturas de Unidad Popular crecieron con la contemplación paternalista del nacionalismo imperante y ahora “aquells chicots” se están haciendo valer. Las CUP rompen la hegemonía nacionalista de CiU y ERC derivando el soberanismo a posiciones anti-sistema enraizadas en el marxismo-leninismo más puro, y vinculadas con el chavismo.
Ciudadanos crecerá de forma exponencial en unos comicios autonómicos. La irrupción de los de Rivera en política nacional –con el éxito de Andalucía- aumentará sus expectativas en Cataluña. Votantes socialistas, populares, desencantados que primero miraron a Podemos y ahora recelan, recalan en la formación naranja que será clave en el liderazgo anti-secesionista.
El PP pasa por sus horas más bajas. Su liderazgo en Cataluña con Alicia Sánchez-Camacho está en cuestión, el desgaste y las formas de hacer de Rajoy y la corrupción han puesto al partido contra las cuerdas. Con la autodestrucción de los socialistas, los populares se las prometían muy felices para acometer el sorpasso ansiado durante años. Era el momento, pero a última hora Ciudadanos se está cobrando esa pieza.
Este es el panorama político catalán. Tierra quemada y achicharrada, en muchos casos. Con estos datos, ¿todavía hay quién piensa qué es posible que se convoquen elecciones el 27S? Es más posible que el 24M se produzca alguna dimisión o renuncia que agiten violentamente este convulso panorama. Gracias señor Mas. Su gestión todo un éxito.