El pasado 11 de marzo, la asociación Federalistas de Izquierdas organizó un acto en el Ateneo Barcelonés para hablar de las propuestas federalistas de los diferentes partidos. Este acto, según manifestó su presidente, estaba en la línea del acto que se organizó en Madrid el 14 de noviembre de 2014 en el Círculo de Bellas Artes, en el que coincidieron Alberto Garzón, Juan Carlos Monedero y Miquel Iceta. Según explicó Manuel Cruz en la presentación, el objetivo era convocar partidos que, independientemente de la visión social que tengan, propongan reformar la Constitución para construir un Estado Federal.
Debido precisamente a la voluntad transformadora de Federalistas de Izquierdas, sería ingenuo pensar que no promoverá el debate público entre representantes de los partidos políticos que han manifestado voluntad de diálogo para transformar el actual Estado de las Autonomías en un Estado Federal. Los únicos partidos que, según Manuel Cruz, no serán invitados son los que manifiestan públicamente que no tienen ningún interés en negociar, es decir: PP, ERC, Convergencia y CUP.
Inconsistente es decir que el federalismo no es posible porque no hay federalistas y cuando se los encuentran parecen ignorarlos
En el acto de Barcelona, tal y como se manifestó, se había invitado a ICV, PSC, Podemos, Cs y UDC, es decir todos los partidos catalanes que muestran predisposición a negociar, tanto si son de izquierdas como si son de derechas, tanto si son catalanistas como si no lo son. A esta convocatoria, finalmente, asistió Miquel Iceta como representante del PSC, Albert Miralles del PSUC Viu y Albert Rivera de Ciudadanos. Justificaron su falta de asistencia Podemos, ICV y UDC. El primero porque aún están en proceso de definición, lo que parece razonable. Sin embargo, tanto ICV como UDC adujeron que no querían compartir mesa con Rivera. Posteriormente, hemos escuchado y leído algunas críticas por la convocatoria del acto, como si sentarse a discutir en la misma mesa con gente que piensa diferente fuera un atentado irremediable contra los pilares de las propias creencias. Francamente, no deja de sorprenderme.
Hay que decir, en medio de todo este panorama algo kafkiano, que no parece razonable (ya no digo democrático) que para organizar este tipo de actos, la Asociación se tenga que justificar, ni tampoco es razonable que partidos que dicen que estarían de acuerdo en negociar una propuesta federal sólo quieran hacerlo con los que piensan como ellos. Tampoco parece muy razonable que para defender el independentismo digan que no tiene importancia ser de derechas ni de izquierdas y que el modelo social de una Cataluña independiente no nos tiene que preocupar porque eso ya vendrá -como el maná, provisto por mismo cielo de forma mágica y magnífica- y en cambio se muestren tan escrupulosos con otras propuestas de organización de Estado. Ya se sabe que los argumentos falaciosos, cuando les cambias los escenarios se muestran crudamente inconsistentes, como es este caso: ¿Cómo se entiende que para la creación de nuevos estados no sean importantes los modelos sociales y por defender un modelo federal de estado deba ser o de izquierdas o de derechas?
Inconsistente es autodenominarse democrático y no querer hablar con el adversario. Inconsistente es decir que el federalismo no es posible porque no hay federalistas y cuando se los encuentran parecen ignorarlos. Inconsistente es decir que se quiere un Estado federal y no respetar la riqueza social y la diferencia que forma parte de la sociedad. Manuel Cruz dijo que no es verdad que no haya federalistas al otro lado del Ebro, sino que hay miedo a discutir con ellos. No sé si es verdad pero, por lo que dicen y hacen algunos, lo parece. Y más que inconsistencia, de una ingenuidad muy profunda o de manipulación burda me parece cuando se afirma sin vacilación que se puede construir un nuevo estado segregándose de otro unilateralmente, sin negociar las condiciones y además añadir que esto generará riqueza y que nadie pagará las consecuencias.
Ninguna democracia puede sostenerse sin valores democráticos de respeto hacia quienes representan a los ciudadanos y tampoco sin respeto a las reglas del juego. Debemos reivindicar el derecho a reunirnos con quien sea y llegar a acuerdos. A los ingenuos que no quieren sentarse a pactar y se defienden diciendo que es imposible, los entiendo cuando se muestran con el ánimo turbado si otros lo consiguen. Pero afortunadamente, no todos somos tan estrechos ni igual de incompetentes.