El Diluvio fue un periódico republicano de nuestra ciudad y que dejó de editarse en 1939, al final de la Guerra Civil. Se había fundado sesenta años antes, en 1879, cuando sucedió a la cabecera El Telégrafo, que había iniciado su andadura veinte años atrás.
Joan Ferran es un auténtico socialdemócrata humanista que merece toda mi simpatía y afecto
Déjenme que les seleccione dos párrafos que aparecieron en sus páginas en los años treinta y que tienen un extraño sabor actual. El primero es este: "Ahora no es la censura previa la que ejerce sobre la prensa una coacción irreductible. Los tiempos han cambiado. Basta comprar las acciones de una empresa para que un periódico cambie de orientación política. De otra parte, no hay nada tan menospreciable como la prostitución intelectual". Y el segundo: "Algún día se convencerán los trabajadores de todo el planeta de que los causantes de las guerras no son los gobernantes, no los caudillos sino los ignorados negociantes sentados en sus escritorios, junto a las cajas de caudales".
Estas líneas las recojo del reciente libro de Joan Ferran 'Esperando a Noé' (Editorial La Lluvia), subtitulado 'Entre el diluvio y la independencia'. Se trata de un original ensayo donde analiza la actualidad política catalana de los últimos meses, previos a la consulta separatista del sí-sí del 9 de noviembre pasado. Joan Ferran ha buceado en la hemeroteca de El Diluvio, en el entorno de otra fecha: el 6 de octubre de 1934; negro sobre blanco: grotesco sobre burdo.
El autor del libro es un auténtico socialdemócrata humanista que merece toda mi simpatía y afecto. Esta es su dedicatoria: "Para los Albert Camus anónimos que luchan contra todas las abstracciones e ideologías que alejan al hombre de lo humano". El prólogo lo ha escrito Francesc de Carreras, quien ve al autor como un "político peculiar en estos tiempos -es culto, de sólida formación intelectual, escritura brillante y verbo afilado-, Ferran nunca ha buscado la comodidad del cargo sino que lo ha utilizado como instrumento para defender razonadamente sus ideas en el seno de su partido".
Observa el profesor Carreras algo que es evidente, pero que se ignora en la irracional y confusa cárcel mental que nos embarga: el federalismo es una técnica de distribución del poder, que aplicada sobre un Estado lo descentraliza pero desde una configuración unitaria: esto es, considerando que la soberanía reside en el conjunto del pueblo, la suma de sus ciudadanos individuales.
Harto de oír y leer estupideces, Joan Ferran siente, como muchos otros, la necesidad de sensatez y rechaza el vivir acomplejado por el discurso hoy hegemónico en Cataluña
Harto de oír y leer estupideces, Joan Ferran siente, como muchos otros, la necesidad de sensatez y rechaza el vivir acomplejado por el discurso hoy hegemónico en Cataluña. La invocación a Noé expresa la búsqueda de un mito: un liderazgo compartido de personajes justos, bondadosos, integradores y capaces de sacarnos a flote.
Joan Ferran es partidario de una ley electoral 'eficaz', de listas abiertas y de acercar los diputados al elector directamente. Está a favor de anudar los vínculos entre lo catalán y lo español complementario, y denuncia que las listas de espera sanitaria crezcan, las inversiones se estanquen y el personal ande cada vez más encabronado. "Seamos sinceros de una puñetera vez, Europa no está para bromas secesionistas", que son contrarias al ideal democrático. Las fantasías nacionalistas intentan ocuparlo todo y contaminar todo espacio humano: "El nacionalismo es el final de la política porque plantea que solo hay una forma 'normal', la suya, de ser miembro de una comunidad". Por eso no es una ideología liberal, porque no se considera una opción más, sino la única aceptable.
Ante este panorama arrasador, cabe desarrollar la razón y el espíritu veraz y combatir la sinrazón y la trampa. El mensaje sólido del gran Joan Ferran podría concretarse en esta frase: "La validez del ciudadano solidario, hermano del resto de los hermanos, desatento a los mitos de la tribu, nos da alguna esperanza de cara al futuro". En eso estamos.