Al volver la última vez del Premio Planeta mucha gente te preguntaba, perentoria: y a Lara, ¿cómo le has visto? ¿Cómo le ves? ¿Es verdad que se está muriendo? Tres años tres llevaba luchando como un jabato contra un cáncer de páncreas que suele despachar a sus víctimas en tres zarpazos muy breves. Pero no es fácil tumbar a un león. Ni arrancar de cuajo un monte.
Desde fuera, por lo menos, te tenías que frotar los ojos para recordar que estaba TAN enfermo. Si parecía que le sobraban arrestos, gallardía y altura para enterrarnos a todos, en perplejidad por lo menos. En la rueda de prensa del Planeta volvió a brillar su ingenio a la vez directo y socarrón y una absoluta 'laridad': un llamar al pan, pan; al vino, vino; al pirata, pirata; y al independentista catalán, respetabilísimo aspirante a habitante de una Cataluña SIN Grupo Planeta. Ya no quedan empresarios ni mucho menos editores así.
En la rueda de prensa del Planeta volvió a brillar su ingenio a la vez directo y socarrón y una absoluta 'laridad': un llamar al pan, pan
“Su audio sigue siendo muy bueno, muy impresionante, ya lo sé”, atemperaba mi optimismo con tristeza un Planetólogo muy importante, muy metido en el tema, mucho más consciente que yo de que el Rey Sol se les apagaba por momentos. Que la calidad de su rugido era ya más un desafío, una provocación a la parca, un alarde de genio y de figura. Que el futuro ya no era su autor. Que ya escribía en casa emputecidamente ajena.
Hay personalidades que retumban tanto y tan a fondo que no hace falta haber intimado mucho para que su ausencia te taje. Don José Manuel Lara Bosch y servidora teníamos poco o nada que ver (algún libro mío nacido en su pesebre, otro que llevo todavía en el vientre…) y sin embargo la sensación es como si se me hubiera ido alguien muy íntimo. Ya saben, esa extraña orfandad que sobreviene cuando se te mueren Humphrey Bogart o Gary Cooper.
Lara Bosch que estás en los cielos, no creo que estés de humor para que te recen. Menudo. Y sin embargo si estuviera en tu mano, ya sabes, poner cierto orden aquí abajo desde allí arriba. Mantener cierto ojo puesto. Cierto rumor de verdadera edición y convicción en el mundo. Ya sabes, como quien no quiere la cosa, pero sin recular jamás. Que mueran (sin dejar añoranza ni rastro) ellos.