Artur Mas e Iñigo Urkullu, en una reunión reciente, trataron del peligro que Podemos representa para sus partidos nacionalistas. Oriol Junqueras, cada vez más impaciente por la demora en la convocatoria de unas elecciones 'plebiscitarias', equipara a PSOE, PP y Podemos en la actitud negativa ante la celebración de un eventual referéndum en Cataluña. Jordi Turull, portavoz de CiU en el Parlament, tilda el discurso de Podemos/Podem de "casposo" porque piensan en la necesidad de llevar a cabo reformas constitucionales antes que hacer un referéndum. Ideólogos, tertulianos y comentaristas orgánicos de la órbita soberanista no paran de hablar y de escribir sobre Podemos/Podem, al que no hace demasiado habían ignorado, cuando no se alegraban por lo que de división de la izquierda el nuevo partido pudiera conllevar.
Podemos/Podem desmonta el mito de una mayoría popular transversal, cohesionada y en crecimiento constante a favor de la independencia
¿Por qué de pronto tanta inquietud? ¿Qué temor les agita? Por un lado, a medida que Podemos/Podem se va consolidando, tienen una reacción típica de la derecha nacionalista. Podemos/Podem antepone la cuestión social a la cuestión nacional, cosa que no les gusta nada. También la anteponen PSOE/PSC y IU, pero aquellos aportan un plus de novedad que atrae. Por otro lado (y sobre todo), porque Podemos/Podem desmonta el mito de una mayoría popular transversal, cohesionada y en crecimiento constante a favor de la independencia.
El parón en el ascenso del soberanismo, coincidiendo con el ascenso de las expectativas electorales de Podemos/Podem, pone en evidencia que una parte de los movilizados por la creencia en las virtudes de la independencia son simplemente sublevados contra la gran crisis en cualquiera de sus manifestaciones, y cuando vislumbran una opción política que coloca ideológicamente la 'emergencia social' por delante de la 'emergencia nacional' se apuntan. La independencia les parecía una posibilidad de cambio, ahora prefieren directamente el cambio social a la manera tradicional dentro del sistema y dentro de España.
¿Cuánto durará el atractivo de Podemos/Podem y, por tanto, su interferencia en la movilización soberanista? ¿Hasta que pasen la prueba de fuego de una responsabilidad de gobierno? Es una incógnita. El beneficio que las encuestas conceden a una opción determinada es volátil por definición. La única verdad es la del voto emitido y la del ejercicio de la gobernación.
Podemos/Podem no ha gobernado nunca en ningún nivel, no tiene ninguna experiencia de gestión pública. El éxito del líder en los platós de televisión, la retórica tertuliana, la aceptación en las redes sociales, la afición de los simpatizantes en los fórums y mítines no garantizan un buen gobierno. Para salir de la vaguedad circunstancial se declaran socialdemócratas, o sea reformistas, sin dejar de mantener un lenguaje castizo-rupturista. Es hábil, pero peligroso, porque a la hora de la verdad muchos de los encuestados ahora entusiastas de Podemos/Podem pueden preferir el original socialdemócrata (PSOE/PSC) a la copia, por muy coloreada que esta sea. ¿Se recuperará la opción de los soberanistas como supuesta principal opción de cambio? Es dudoso, el tiempo juega en su contra. Lo han intuido, y por eso están desconcertados y nerviosos.