Señor Sala i Martin,
Veo que se está poniendo nervioso. El frenazo en el prusés independentista le ha dejado descolocado. Encima, el pasado 19 de diciembre el CEO hace pública una encuesta donde dice que el no a la independencia ganaría al sí por 8 décimas (No-45.3%; Sí-44.5%). Todo se le está poniendo en contra y usted decide responder a este último dato con un tuit muy peculiar: dice que el independentismo no ha bajado de ninguna manera y que la causa de que en la encuesta salga este resultado es.... ¡que se ha preguntado a más ciudadanos castellanohablantes que en anteriores encuestas!
Buscamos catalanohablantes con ocho apellidos catalanes de Les Borges Blanques o de Manlleu y podremos seguir diciendo que "todo el pueblo" quiere la independencia
Ahora ya sabemos qué pasa con el prusés. Si los datos no son los que a usted le gustarían, resulta que la culpa la tiene el preguntar a los ciudadanos "equivocados".
Ha recibido muchas respuestas a su tuit, ¿verdad? Algunas de independentistas que se sienten reconfortados. Ah, claro, la encuesta la han respondido más castellanohablantes; entonces no hay que preocuparse. No preguntamos más estos ciudadanos y ya está. Buscamos catalanohablantes con ocho apellidos catalanes de Les Borges Blanques o de Manlleu y podremos seguir diciendo que "todo el pueblo" quiere la independencia.
Pero otras respuestas a su tuit han sido más acertadas y han captado mejor lo que usted realmente quería expresar: le han acusado de etnicista, de considerar a los castellanohablantes un obstáculo al prusés, de tratarlos de ciudadanos de segunda o, sencillamente, le han dicho que la diferencia la hace usted ya que la cuestión importante es qué piensan los ciudadanos, todos los ciudadanos, independientemente de su lengua materna.
Usted ha respondido a los tuits críticos que le han enviado diciendo que solo constata un hecho. O sea, como si hubiera dicho que el cielo es azul o que el jet lag existe. Es extraña una explicación así en una mente tan privilegiada como la suya porque el tuit no era una simple constatación sino que establecía claramente una relación causal: el no a la independencia sube porque se ha incluido en la muestra a más ciudadanos castellanohablantes. Ergo, cuanto a más castellanohablantes se pregunte, más subirá el no a la independencia. Al final, ha optado por refugiarse en un argumento técnico: esta última encuesta no es comparable con las anteriores porque en esta se ha incluido a más castellanohablantes. Explica, con mucho esfuerzo, que usted no dice más que eso, que no es etnicista ni está señalando a nadie con el dedo. Solo pide eso, que no se incluya a tantos ciudadanos castellanohablantes. De hecho, sabe que esto aquí lo puede decir y que algunos le aclaman y le dan la razón. En Estados Unidos difícilmente se atrevería a hacer un comentario claramente etnicista.
Ilustre economista, yo no sé si la independencia la quieren muchos o pocos ciudadanos castellanohablantes porque no he visto ningún estudio fiable sobre la relación entre adhesión a la independencia y lengua materna. De hecho, Eduardo Reyes es un independentista convencido y yo, que soy catalanohablante, no lo soy. Quizás él y yo no somos representativos de la mayoría de la población pero es una indicación de que los ciudadanos somos libres de opinar lo que nos parece sin sufrir la llamada "tiranía del origen" por la que si eres de origen A necesariamente tienen que gustarte las manzanas y si eres de origen B, te deben gustar las peras, y pobre de ti que se te ocurra querer la fruta equivocada.
El problema con su tuit, señor Sala i Martin, es que las diferencias las hace usted, y solo usted, entre el grupo de los ciudadanos catalanohablantes y castellanohablantes y especifica que cuanto más castellanohablantes opinen, peor irá el prusés. Quizá tiene razón y la mayoría de los castellanohablantes no quiere la independencia pero, si esto fuera así, no pasaría nada si viviéramos en un país democrático, plural y respetuoso con las diferentes opiniones. En este caso, nos podríamos preguntar si la razón no estará en que el prusés no es tan integrador y cívico como se nos dice y que, en realidad, es identitario. Podríamos debatir el tema y tratar de llegar a un acuerdo integrador donde todos nos sintiéramos incluidos.
El frenazo impuesto por Mas al prusés está empezando a crear mucha frustración y desconcierto, incluso en mentes tan lúcidas como la suya
Pero ya que vivimos en Cataluña, yo estoy empezando a sufrir. Usted es -entre los suyos- un opinador de prestigio. Y lo que ha hecho es señalar un nuevo obstáculo al prusés, a añadir a los otros obstáculos ya conocidos, como el PP, los fachas, los españolistas, Sociedad Civil Catalana y los catalanohablantes que sufren auto odio. Este nuevo obstáculo son los ciudadanos castellanohablantes.
El frenazo impuesto por Mas al prusés está empezando a crear mucha frustración y desconcierto, incluso en mentes tan lúcidas como la suya. Lo tenían casi hecho y ahora, todo empieza a hacer aguas. Esperamos que no se busquen cabezas de turco porque la fractura ya existente en la sociedad se ampliará y se llegará a extremos que no habíamos visto antes. Lo que deberían hacer usted y los otros opinadores estrella independentistas es pedir explicaciones a Mas respecto al frenazo, pero eso no lo están haciendo por ahora. Es más fácil ampliar la lista de enemigos y saboteadores. Pues no, señor Sala i Martin, el problema lo tienen ustedes con sus líderes políticos y los intereses partidistas de los mismos. No busque fantasmas donde no existen: somos muchos los que no vamos a permitir un etnicismo desbocado en Cataluña.
Y, si no sabe qué hacer con su ansiedad, siga el consejo de la gran lideresa del prusés, Carme Forcadell: tómese una tila. Sí, ya sé que no es un chute suficientemente fuerte pero siempre será mejor que arruinar su ya muy tocada reputación.