Esta vez la fiesta ha consistido en un simulacro de votación refrendaria “a la búlgara”. Que ninguno de los participantes convencidos que debía ir a votar no se sienta ofendido, ella y él han ido de buena gana a una fiesta, los organizadores son los responsables por haberlos invitado.
Cualquier observador imparcial no puede dejar de constatar que ha tenido lugar una “votación a la búlgara”
Cualquier observador imparcial no puede dejar de constatar que ha tenido lugar una “votación a la búlgara” por la total falta de garantías democráticas. Como calificar sino una votación sin censo, sin Junta electoral, sin homologación de edad y condiciones de los electores, sin fecha fija, sin interventores, sin imparcialidad del Govern de la Generalitat, sin pregunta neutra e inequívoca, sin campaña opositora, sin resultado fiable, sin validez jurídica, sin valor político y, por todo eso, sin valor moral por muy simbólico que haya sido el acto.
El número de participantes no legitima el acto, y la manera como se ha justificado, montado y llevado a cabo menos todavía. Carme Forcadell ha tenido las colas por las que clamaba y que la parafernalia de TV3 ha filmado desde todos los ángulos. Los participantes se han movilizado por un cúmulo de sentimientos, creencias o convicciones derivadas, de una manera u otra, de las crisis que nos agobian, de la incompetencia y soberbia del Gobierno central del PP, incapaz de responder con un mínimo de habilidad política a las quejas razonables que le llegan de Cataluña, de la malevolencia contra Cataluña de sectores de la derecha política y mediática del resto de España.
Da que pensar el simplismo de los motivos para votar “Sí-Sí” de la campaña independentista “Ara és l’hora”
Ya sabemos que a la fiesta no se va para pensar, pero ya son demasiadas fiestas sin pensar. Y da que pensar el simplismo de los motivos para votar “Sí-Sí” de la campaña independentista “Ara és l’hora”. Leyéndolos fríamente muestran el nivel de manipulación y de irresponsabilidad de los organizadores de la fiesta: “1. Dispondremos de 16.000 millones de euros más cada año (déficit fiscal actual) – éste es el “motivo madre” de todos los motivos, que ningún estudio riguroso avala y que una corrección ponderada situaría alrededor de los 4.000 millones, con mucho insuficientes para atender las nuevas obligaciones de una hipotética Cataluña independiente-; 2. Garantizaremos las pensiones y las podremos mejorar; 3. Podremos construir los hospitales y los colegios que el país necesita; 4. Crearemos más trabajo para todos; 5. Aseguraremos las infraestructuras que harán crecer la economía; 6. Tendremos una buena relación con España; 7. Contribuiremos a construir una Europa más fuerte; 8. Combatiremos la corrupción con una justicia más independiente; 9 Decidiremos día a día como queremos que sea el país de todos. Semejante cuento de hadas para adultos sonroja.
No ha sido una fiesta de la democracia como la llama el lirismo soberanista, pero sí una gran manifestación festiva y reivindicativa de una parte de la población de Cataluña. Lamentablemente, un montón de irregularidades y banalizaciones ha establecido un precedente peligroso para la democracia y para la credibilidad de las peticiones justas de Cataluña.
El Presidente Artur Mas dice que ha actuado para garantizar la libertad de expresión y la libertad ideológica. Sí, pero solo para garantizarlas para la opción que promueven los independentistas.