Los islamistas han reconocido su derrota. Si se confirma, será histórica y habrá venido a desmentir a aquellos periodistas o diplomáticos que no han dejado de repetir que los integristas representaban al Túnez verdadero. No han querido ver la cólera, popular y profunda, contra Nahda y sus aliados.
Una fotografía más justa que justo después de la Revolución
El resultado anunciado no es un viraje, sino el retorno a una fotografía real de Túnez. El resultado de los integristas al día siguiente de la Revolución se explicaba sobre todo por el hecho de que eran a la vez los mártires más famosos del régimen de Ben Ali y los mejor organizados para sacar partido su derrocamiento. Las fuerzas laicas se habían presentado de forma muy dispersa: cerca de un centenar de listas, a veces completamente desconocidas para el gran público. Tres años más tarde, Túnez ha madurado. Las listas electorales son aun más numerosas, pero los tunecinos han querido votar útil para poner la candidatura de Nidaa Tounis ("Convocatoria por Túnez") en cabeza y sacar conclusiones de esa dispersión. Todo, antes que el retorno al poder de los integristas, sus rodeos frente al terrorismo y sus intentos de inscribir la sharía en la Constitución.
El resultado anunciado no es un viraje, sino el retorno a una fotografía real de Túnez
Pese a que ésta fue finalmente votada y pese a que contiene numerosas contradicciones --la libertad de conciencia y la condena de las llamadas "ofensas a la religión"--, la Constitución fue aprobada en un ambiente muy enrarecido.
Las llamadas Ligas de Protección de la Revolución, largamente potenciadas por el tripartito gobernante (formado por Ennahda, el Congreso por la República y Ettakatol), hicieron reinar un clima de terror de estilo salafista... que culminó con el asesinato de dos figuras de la izquierda tunecina anti-islamista, Chokri Belaïd y Mohamed Brahmi. Sus muertes, agravadas por una amenaza terrorista creciente, causaron un electrochoque en un país inmerso en una crisis a la vez moral, económica y política. Una crisis que obligó a los islamistas a abandonar el gobierno hasta las siguientes elecciones, que esperaban ganar.
La evolución táctica de Ennahda
El hecho de que este partido islamista aceptase abandonar el poder a un gobierno provisional, encargado de organizar las elecciones legislativas, no es, como se ha dicho, la prueba de que haya renunciado a su objetivo de islamizar la sociedad desde la base hasta la cúspide. De acuerdo con la doctrina de los Hermanos Musulmanes, se trata de un repliegue estratégico: no estar en el poder en el momento de las elecciones legislativas era la única manera de limitar los daños.
Y aún así... hubo que mantener el pulso, hizo falta el miedo al escenario egipcio y tuvieron que verse ante la quiebra del país para que devolvieran las llaves de un gobierno que había ido bastante más lejos del mandato para el que había sido nombrado. Ha sido, pues, un gobierno de transición el que ha permitido poner a Túnez en el camino hacia estas elecciones. Éstas han acabando dando la razón a los que creyeron en la esperanza abierta por la primavera árabe, a pesar del caos y de las dificultades.
¿Qué pensar de Nidaa Tounis?
Béji Caïd Essebsi es un viejo zorro de la política tunecina. Ministro con Burguiba, simple electo bajo el régimen de Ben Ali, retirado de la vida política en los años noventa, su popularidad creció tras su exitosa gestión, como primer ministro, de uno de los gobiernos provisionales post-revolucionarios. Favorecido por el miedo a los islamistas, ha conseguido aglutinar en torno a él a la vez a antiguos del RCD y a sectores situados mucho más a la izquierda, de los que han hecho la revolución y esperan conservar las conquistas democráticas, pero temen a los islamistas más que a nada.
El hecho de que Nidaa Tounis haya sido el partido más votado va a permitir salvar esta modernidad, conservando los avances democráticos
El hecho de que Nidaa Tounis haya sido el partido más votado va a permitir salvar esta modernidad, conservando los avances democráticos. Sobre todo, si Nidaa Tounis necesita aliarse con un partido situado más a la izquierda. Tras los debates sobre la supervivencia del país y el enfrentamiento entre laicos e integristas, el país debería finalmente abordar debates más clásicos.
Hay que esperar el día en que los tunecinos estarán en condiciones de escoger entre un campo conservador no peligroso, un centro y un verdadero campo progresista. Mientras tanto, el "voto útil" ha evitado el peor escenario. Hasta entonces, se producirán aún numerosas crisis políticas, portazos, alianzas sorprendentes y virajes... pero es la ley de la democracia. Si Nidaa Tounis consigue aceptarlas sin ceder a la tentación paternalista, Túnez podrá alcanzar, después de no pocos sacrificios, la democracia consolidada que su pueblo y su sociedad civil se merecen.