Sociedad Civil Catalana ha convocado a los catalanes a concentrarse en la emblemática plaza de Cataluña de Barcelona el día 12, al mediodía. Otras asociaciones como España y Catalanes, Convivencia Cívica Catalana, Plataforma Hispanoamericana de Cataluña, 12 de octubre, etc., que promovieron las concentraciones otros años, han convocado una hora antes una manifestación que partirá del cruce de Provenza con Paseo de Gracia y convergerá en la plaza de Cataluña. El lema de la manifestación, "La nación de todos", y el de la concentración, "La España de todos", expresan perfectamente el deseo de la mayoría de los catalanes de reforzar los lazos afectivos que nos unen al resto de españoles, mantener una unión política, social y económica que tanta prosperidad ha traído a los catalanes durante los últimos 300 años, y defender la Constitución que garantiza el libre ejercicio de derechos fundamentales dentro de un marco democrático homologable con los de otros países europeos. Queremos seguir siendo lo que somos: catalanes, españoles y europeos.
Ha llegado el momento de que el Gobierno español utilice todas las armas de que dispone para poner orden en casa
Desde hace unos cuantos años, el Gobierno catalán y los partidos que lo sostienen en el Parlament han alentado organizaciones nacional-independentistas con el propósito declarado de romper el pacto constitucional que tan trabajosamente alcanzaron las dos Españas en 1978, y que evitó que se cumpliera una vez más la profecía de Machado y una de las dos Españas acabara helándonos el corazón a unos u otros. No deja de ser hasta cierto punto una paradoja que este proyecto fratricida, sectario y profundamente reaccionario lo haya desempolvado el Gobierno catalán justo cuando Cataluña ha alcanzado el nivel más alto de autonomía nunca logrado, y España, tras ceder gran parte de su soberanía a la UE, atraviesa un momento económico delicado. Sólo hasta cierto punto, digo, porque ha sido precisamente la circunstancia de estar en la UE lo que ha dado alas al Gobierno catalán, que llegó a pensar en su delirio que podía romper España, aprovechando su momentánea debilidad económica y política, sin salir de la UE ni perder sus principales mercados: el resto de España y los principales países de la UE.
El proyecto fracasó el mismo día en que la Comisión Europea y los principales Estados europeos rechazaron el plan de secesión que se les ofrecía desde Cataluña y los dirigentes europeos recordaron a Mas que, además de un asunto interno, la secesión de Cataluña implicaría su exclusión inmediata de la UE. Pero una vez ya iniciado el camino de la confrontación equivocada, a Mas sólo le quedaba seguir arrastrando la cruz hacia el calvario para evitar que le tildaran de traidor a la causa. De ahí que haya prolongado la farsa de la consulta, una consulta que sabía perfectamente que el Gobierno español no le iba a permitir realizar. A Mas ya sólo le queda una carta antes de hacer mutis por el foro: convocar nuevas elecciones plebiscitarias y dejar que sean Junqueras y Forcadell quienes convoquen de nuevo la consulta o proclamen unilateralmente la independencia.
Hemos ganado la partida del 9N pero no la guerra. El Gobierno y el Parlament de Cataluña van a seguir incumpliendo la Constitución y las sentencias de los tribunales e intentando crear estructuras de Estado para deslegitimar y desestabilizar desde ellas el Estado. Ha llegado el momento de que el Gobierno español utilice todas las armas de que dispone para poner orden en casa. No es aquí el momento ni el lugar pero citaré dos medidas imprescindibles para empezar a poner remedio a la situación. Primera, el Gobierno español tiene que garantizar la utilización del castellano como lengua vehicular y el acceso de cualquier ciudadano español con la titulación adecuada al sistema educativo catalán. Segunda, el Gobierno español debería hacerse cargo de pagar a los proveedores de servicios básicos (educación y sanidad) y descontar esas cantidades de las transferencias a Cataluña. Se necesita firmeza, si no queremos enfrentarnos a situaciones similares a las vividas durante estos dos últimos años.
Por las libertades, por la concordia y la prosperidad, el 12 de octubre a la plaza de Cataluña.