Conocí en Nueva York a un catalán que se había hecho rico, o eso decían, vendiendo bolis y plumas Inoxcrom. Era este tipo un fenómeno que según la leyenda que él mismo contaba había llegado a Manhattan con poco más que lo puesto al darse cuenta de que otros que eran más burros que él triunfaban en la vida simplemente por hablar inglés. Se empeñó en aprenderlo y en aprender también la manera más americana posible de vender las cosas. Ejemplo: ponía a varias amigas a coger el teléfono y se inventó un ejército de inexistentes secretarias para persuadir a sus clientes potenciales de que en realidad él dirigía poco menos que una multinacional. Vendió tantos bolis y tantas plumas que la casa Inoxcrom, siempre según me contaron, acabó pagándole una pequeña fortuna por romper los tratos. Les salía más a cuenta.
Lo de la Inoxcrom me sonó a lo que me suena toda esta historia, a feria de pueblo
Cuando yo le conocí ya era un hombre bien situado pero seguía siendo un cachondo. Por ejemplo, se había comprado un apartamento en Central Park West, como su propio nombre indica con vistas al parque. Ante mí le espetó a una feminista furiosa, alta funcionaria en su día del tripartit: “Me compré ese apartamento porque me juraron que a todas las tías que invitara a verlo se les caerían las bragas al suelo, pero no ha funcionado con ni una”. Por lo demás no le había ido tan mal con las mujeres. Tenía una guapa novia oriental a la que hacía reír mucho con su enorme bandera “red, yellow, red, yellow again”…explicaba ella, laboriosa. Se creería que yo también era de Hong Kong y no había visto nunca una señera.
Me acordé de este personaje tan entrañable, catalanista a rabiar, viendo cómo Artur Mas echó el autógrafo de su vida con una pluma Inoxcrom “para las grandes ocasiones”, con el escudo de la Generalitat grabado. Es muy capaz de habérsela regalado el personaje este que yo les cuento, que se llamaba Jordi, y cuyo apellido empieza por la letra P. Debo decir que yo me esperaba una Montblanc por lo menos, edición especial y limitada. Lo de la Inoxcrom me sonó a lo que me suena toda esta historia, a feria de pueblo, hasta que me acordé de mi conocido en Manhattan y me sonreí.Hay quien vende humo con gracia y hay quien ni fumando en pipa.
Por lo demás, ¿qué va a pasar aquí? Otro amigo, este en Ottawa, me escribe para preguntarme si yo creo que una eventual lista CiU-ERC eventualmente arrasaría en unas eventuales elecciones plebiscitarias. Yo le digo que no, que no lo creo, porque en mi opinión este desgraciado soufflé ya sólo puede bajar. Caerse de culo en lo más oscuro del horno.
Pero siempre pueden revender la Inoxcrom.