Verónica Fumanal se ha convertido en noticia. Lleva apenas un mes y medio en la Dirección de Comunicación del equipo de Pedro Sánchez, el secretario general del PSOE, pero ha revolucionado la comunicación política de los socialistas. Falta les hacía, sin lugar a dudas. Es experta en comunicación política y, a pesar de su juventud, ha trabajado para Albert Rivera (C's), Jaume Collboni (PSC) -llevó su campaña de primarias en Barcelona- y Pere Navarro, en los convulsos momentos del final de su etapa al frente de los socialistas catalanes. En este último caso, Verónica apenas calentó la silla de su despacho.
Quizás, para estos progres, los ciudadanos que ven 'Sálvame' son sólo chusma que no merece la pena
Conoció a Pedro Sánchez en las primarias del PSOE. Le llevó la campaña en Cataluña y, de su mano, salieron reportajes humano-políticos en El País o La Razón. Construyó un storytelling -un relato- del líder socialista. Cuando Sánchez fue elegido secretario general, no dudó en ficharla. Lo hizo en pleno mes de agosto y Verónica se incorporó a finales de mes.
Fumanal es Máster de Comunicación Política por la UAB. Aunque muchos le asignan orígenes catalanes, es aragonesa. Nació en Plan pero no es hija de aquella más que famosa caravana de mujeres. Sabe lo que es trabajar a contracorriente. En sus orígenes, Ciudadanos de Rivera no lo tenía fácil. Los medios le daban la espalda y Fumanal se encargó de abrir la lata de los medios tradicionales y los que estos consideraban de segunda fila. Consiguió su objetivo. Ciudadanos aumentó de forma exponencial su presencia en el Parlamento autonómico.
Ahora llega al PSOE y revoluciona al mundo. La élite mediática, la casta, aquellos que consideran que la información es cosa suya se han puesto de los nervios. Los progres que se autoproclaman defensores de los oprimidos se han echado las manos a la cabeza porque Sánchez ha intervenido en Sálvame -sin participar directamente en el programa- para puntualizar la posición del PSOE sobre el controvertido tema del Toro de la Vega. Quizás, para estos progres, los ciudadanos que ven Sálvame son sólo chusma que no merece la pena. Luego Sánchez, en El Hormiguero, lo petó. Estuvo suelto, amable y divertido. Por cierto, un dato. El icono de la izquierda posmoderna, esa que ante problemas reales plantea soluciones imposibles, se ha negado hasta ahora a ir a El Hormiguero. Solo se junta con la casta. ¡Lo que son las cosas!
También se han puesto de los nervios los que juegan a lo políticamente correcto. Los que no dicen nada para no molestar al alcalde, para no incordiar al poderoso o para no meterse en camisas de once varas. Otros que mean colonia, porque ser élite ya tiene esto, también han puesto a caer de un burro a Pedro Sánchez y a la joven (32 años) Verónica Fumanal. Dicen que es populismo. ¡No! Es saber utilizar los medios de comunicación y sus posibilidades sin entrar en el papanatismo. Los que son papanatas son otros. Los que se creen que la información es suya. Verónica Fumanal ha entrado con fuerza, con ganas y con nuevas maneras. Bienvenida. Y Pedro Sánchez debe saber que tiene mucha suerte de contar con ella.