Miquel Iceta es un crack. Si consigue hacer revivir a un PSC tocado y herido es la gran incógnita. Pero, de momento, ya cuenta con dos éxitos. Tiene discurso y se ha metido en el bolsillo a una desmoralizada militancia socialista. Iceta centra todas sus esperanzas para resituar al PSC en la política catalana.
Tiene discurso y se ha metido en el bolsillo a una desmoralizada militancia socialista
En el congreso de Hospitalet, el PSC hacía su contubernio que debe poner punto y final a la deriva de los últimos años. Se llegaba al cónclave con el pescado vendido. La ejecutiva estaba hecha y todo el mundo estaba informado a través de los tuits que el primer secretario enviaba urbi et orbe. Sólo quedaba hacer el álbum de mensajes.
El primero fue reconocer el papel de la única víctima que se ha cobrado esta situación: Pere Navarro. A la entrada de La Farga, Navarro conversaba con diferentes dirigentes socialistas. Llegó Pedro Sánchez y se acercó dándole un abrazo. Fue el primer reconocimiento. Luego, el congreso puesto en pie, puso en valor su trabajo, nunca reconocido hasta ahora, dedicándole una ovación de "traca i mocador". Iceta no se quedó atrás. No en vano, el nuevo líder del PSC fue de los pocos -junto con Maurici Lucena- que estuvo con Navarro hasta el final y no participó en ninguna conspiración para derribarle.
El segundo estaba dirigido a Pedro Sánchez. Carme Chacón fue sentada a su lado. En medio, solamente estaba Miquel Iceta. Toda una indirecta que el nuevo secretario general del PSOE entendió a la primera. En el fondo resonaban las palabras de Sánchez comprometiéndose con la celebración de primarias abiertas. Se harán sí o sí. Y lo dijo en su primer acto como secretario general del nuevo PSOE.
El tercero también tenía de destinatario a Sánchez. Reforma constitucional y los catalanes quieren votar dentro de la legalidad. El líder socialista lo entendió rápidamente. Se lo dijeron Jaume Collboni, Núria Marín y Josep Fèlix Ballesteros y recogió el guante. "Soy federalista porque soy socialista", afirmó lanzando un dardo a Rajoy y a Mas, exigiéndoles que "se pongan a trabajar porque se ha acabado el tiempo de los reproches". Para Sánchez, trabajar es "iniciar una reforma constitucional de forma inmediata". Por si fuera poco, el líder socialista remachó -y de paso se ganó las voluntades de los delegados- diciendo que "la gran mentira es identificar libertad con separación" porque "españoles y catalanes tenemos los mismos problemas", acabando con una cita de Navarro: "España será federal o no será".
Queda mucho por hacer. Prácticamente todo, pero Iceta tiene pinta de ser un buen timonel
El cuarto fue la demostración de fuerza. A pesar de que el PSC no está en su mejor momento, en su congreso estaban todos. No sólo el nuevo secretario general socialista, sino también las poderosas federaciones de Andalucía -con la mismísima Susana Díaz- y Valencia con su secretario general al frente, Ximo Puig. También estaban allí los vascos -Idoia Mendia- y los baleares -Francina Armengol-. Vamos, la mayoría de un congreso federal.
Quinto, y último, Iceta ha recuperado la autoestima. Con un discurso ajeno de veleidades, suelto y, si me permiten, divertido, Iceta ha hecho que la sonrisa vuelva a aparecer en el semblante de la militancia. Queda mucho por hacer. Prácticamente todo, pero Iceta tiene pinta de ser un buen timonel.