La mejor manera de contarle hoy a nuestra juventud qué es Europa es hacerles escuchar a Mónica Naranjo:
"Yo era la rosa dorada del sol
lluvia de vino, burbuja de amor
y mi palacio fue la juventud
cuando cantaba yo, soñabas tu".
Europa necesita alejar a los bancos estafadores, a los trans-inversionistas sin escrúpulos, a los especuladores malvados, y deshacerse de los dueños de las vidas ajenas
Y además, contarles que los grandes objetivos políticos de los 28 países de la Unión Europea para el 2020 son:
- Aumentar la tasa de empleo al 75% de los hombres y mujeres entre 20 y 64 años
- Llegar a invertir el 3% del Producto Interior Bruto en investigación
- Elevar al 20% el consumo de energías renovables
- Reducir el abandono escolar por debajo del 20%
- Rescatar a 20 millones de personas en riesgo de pobreza y de exclusión social.
Pero recordarles también que, entre abril del 92 y diciembre del 95, la guerra de Bosnia, en la antigua Yugoslavia, dejó más de cien mil muertos y dos millones de desplazados mientras los gerifaltes europeos hacían punto de cruz a menos de dos horas en avión en las cancillerías de Madrid o París y a una hora de vuelo desde Roma y Berlín a la ciudad torturada de Sarajevo.
También debemos contarles a los y a las jóvenes que en los últimos 20 años más de 25.000 personas inmigrantes han muerto ahogadas en el Mediterráneo intentando entrar en Europa para tejerse un futuro mejor.
Pero sobre todo debemos también explicarles que la Europa de los derechos humanos, la del respeto a la ley y la del castigo al defraudador, la Europa amante de la igualdad es una construcción social y cultural simbólica con un defecto: debe colocar a la persona en el centro de su eje de decisión.
Europa necesita alejar a los bancos estafadores, a los trans-inversionistas sin escrúpulos, a los especuladores malvados, y deshacerse de los dueños de las vidas ajenas más allá de los confines del mundo que definiera el también europeo Dante.
Sólo así podremos recrearnos de nuevo en la leyenda mitológica de amor y seducción que da nombre al continente tras el rapto de la bella Europa –hija de Agénor y Telefasta- por parte del dios Zeus transformado en toro blanco.
Y mientras, como les decía, tal vez sea más curioso escuchar a Mónica Naranjo:
"La decadencia, la solución final.
Entre las mil banderas, cruces y calaveras,
símbolos de quimeras,
te perdí". "Mientras aplauden tras el telón,
en el ocaso mueres, vieja Europa;
sola, ay!, loca y hundida".