Pensamiento

Del 15-M al 25-M y tiro porque me toca

27 mayo, 2014 08:33

Se cumplieron tres años del interesante fenómeno político, social y también periodístico que en este país fue conocido como el 15-M. Me invitaron a analizarlo en el Gabinete de Julia Otero junto con la escritora Lucía Etxebarría y el profesor Julián Casanova.

Estos cinco eurodiputados que ha sacado Podemos, ¿son una buena o una mala noticia? Supongo que depende. Es buena si significa que por fin se tienden lianas o redes de la efervescencia callejera a la política. Mala si se mantiene la frivolidad de fondo

Lucía Etxebarría gana mucho en la distancia corta. Es menos histriónica y más inteligente, y lo suficientemente flexible como para mirarte con curiosidad y no con odio cuando dices algo no sólo que ella no piensa, sino que le podría molestar. Al hablar del 15-M, yo fui la más crítica de los tres gabineteros con ese movimiento, al que sin embargo reconocí una buena fe fundamental y hasta una calidad humana básica, visto que una efervescencia tan aguda no se saldó con muertos por las esquinas. Dicho lo cual critiqué la profunda inutilidad del tema y hasta su frivolidad por momentos. Lucía se defendió, les defendió, alegando cosas como que, a la hora de la verdad, los únicos que podían tirarse quince días o tres semanas acampados era porque no tenían nada mejor que hacer, y claro, eso, quieras que no, tiene un efecto llamada para los freaks. "Pero es que eso que dices es una definición, no una excusa", le sugerí. Ella, triste, acabó por asentir.

El caso es que tres años después de aquello, y recordando muchas sonrojantes cosas que entonces se dijeron, escribieron y pensaron, yo pediría a la gente que haga balance y que se pregunte dónde estaba y qué votó, si es que votó, el pasado domingo.

Estos cinco eurodiputados que ha sacado Podemos, ¿son una buena o una mala noticia? Supongo que depende. Es buena si significa que por fin se tienden lianas o redes de la efervescencia callejera a la política. Mala si se mantiene la frivolidad de fondo, el arraigar en el primer tiesto mediático que sale al paso. ¿Alternativa o gamberrada? ¿Se ha apostado por lo sólido o por lo efectista?

Desahogarse puede llegar a ser dramáticamente necesario cuando cae la que está cayendo. Hacerles una buena pedorreta a los políticos de toda la vida, también. Dicho lo cual, ¿nos ha quedado claro lo que pasa cuando la energía se pone fuera de la política, para hacer el gamberrete por las bandas, pero sin tocar para nada la médula del sistema? ¿Queremos cambiar las cosas o acabar como ese geranio mustio que un día se llamó primavera árabe?

Precisamente en el tercer aniversario del 15-M se vieron las caras en un debate electoral bilateral y bipartidista Miguel Arias Cañete y Elena Valenciano, cabezas de lista de PP y PSOE. Ni rastro de las otras opciones políticas. De las posibles alternativas. Apagón informativo brutal, también, o sobre todo, en los medios de comunicación públicos. La corrección política era jugar a favor de los dos dinosaurios de toda la vida. Ni agua a nadie de ninguna otra especie.

Bueno, los votos enrabietados, o directamente cabreados, se los ha llevado este chico, Iglesias, con dos de pipas, tres de micros y un programa que no sé si es peor que sea irrealizable o que no lo fuese. ¿Es una buena o es una mala noticia? Como diría Sócrates (y Rubalcaba), yo a lo mío, que es morir, y vosotros a vivir... ¿Qué es lo mejor? ¿Quién lo sabe, sobre todo entre la izquierda?