Si se entiende por identidad la forma como nos percibimos a nosotros mismos, dado que nuestra persona tiene innumerables facetas, nuestras identidades serán múltiples. Así, uno mismo se identifica con su club de fútbol preferido, con los valores y normas de los pertenecientes a su misma religión, e incluso con quienes hablan la misma lengua, que puede ser desde el acento hasta las variaciones lingüísticas regionales como respecto al castellano el habla de andaluces, canarios o aragoneses.
En la Cataluña de hoy se asocia la identidad lingüística del individuo catalanohablante con la ideología nacionalista y la aspiración independentista. Una ecuación tan absurda como real porque interesa al nacionalismo
En la Cataluña de hoy se asocia la identidad lingüística del individuo catalanohablante con la ideología nacionalista y la aspiración independentista. Una ecuación tan absurda como real porque interesa al nacionalismo. Quien apoya el referendo para el "derecho a decidir" habla catalán, quiere y admira a Cataluña y odia a España y lo español. Entendiendo por español lo tópico y típico que va desde el desprecio por la fiesta de toros que llega incluso a denostar algunos platos típicos como el "estofado de toro", "rabo de toro", y ya rizando el rizo hasta cambiar el nombre de la "tortilla española" (de patata) por la denominación de "tortilla estatal".
Es decir, que la persona que de las dos lenguas oficiales -catalán y castellano- habla siempre catalán y no según las circunstancias, el interlocutor o su gusto personal, tiene añadidos unos valores éticos, socioculturales, políticos e incluso económicos, además de pretender una forma de Estado diferente del que tenemos. Y esto es válido aquí y ahora no solo para los políticos catalanes de ciertas ideologías, que necesitan blindar sus fortunas y garantizarse la supervivencia de la casta, sino para el grueso de la población subvencionada y/o mediatizada por la presión del Poder y el miedo a la descalificación social que según encuestas llega al 47%.
Desde 1950 a 1975 la población catalana aumentó en 2.500.000 habitantes procedentes de otras regiones españolas. Según Josep M. Colomer, el 75% de la población había nacido fuera de Cataluña. Ni ellos, ni sus hijos conocían la lengua catalana. ¿Cómo y por qué se ha producido el cambio lingüístico? Algo importante ha tenido que ocurrir para que el grueso de la población castellanohablante haya abandonado su lengua mayoritaria por otra minoritaria, ambas oficiales, y entendibles entre sí.
El cómo es de todos conocido. Con el señuelo de la llamada cohesión social y el eslogan "todos iguales" unidos en un mismo "pueblo catalán" y todos con la misma lengua se convenció a la masa de la población trabajadora inmigrante, vía PSC y sindicatos. Amén de la frase repetida en Cataluña de que "si no hablas catalán, no encuentras trabajo", profecía autocumplida. Los funcionarios, algo más "leídos y escribidos", que podían ser gente crítica y que hasta entonces fueron funcionarios del Estado español, pasaron a depender del Gobierno autonómico sin su consentimiento expreso. Se les impuso el conocimiento y uso del catalán en sus trabajos, especialmente en la escuela. Muchos pidieron traslado. Abandonaron Cataluña en los años de "recuperación del catalán" nada menos que 14.000 profesores sustituidos por gentes conocedoras de la lengua catalana y la mayoría sin ninguna titulación. (Antonio Robles, Historia de la resistencia al nacionalismo en Cataluña, Editorial Crónica Global, 2013).
En los ambientes nacionalistas, de la frase "hoy paciencia, mañana independencia" se ha pasado al "ahora o nunca"
Se sucedieron los decretos y normas en la escuela que amparados por la llamada "normalización lingüística" que acuñó el modelo educativo de "inmersión lingüística" a la catalana: un cambio de lengua hogar/escuela de forma total, precoz y obligatoria. Y se impuso la escolarización exclusivamente en lengua catalana a toda la población infantil. A través, en la lengua catalana fue calando la ideología nacionalista envuelta en la deformación de los hechos históricos, todos interpretados en clave nacionalista. La famosa "normalización lingüística" ha sido una auténtica "imposición lingüística" y no solo mediante leyes y decretos sino que ha supuesto una descalificación social de los hablantes de castellano porque, a sensu contrario, el idioma español era "fascista, españolista, imperialista, franquista/dictatorial". España contra Cataluña.
El por qué de esta sustitución lingüística se ha hecho explícito ahora con la petición de un referendum por el "derecho a decidir", eufemismo de secesión. Es el momento oportuno. España esta sufriendo una crisis económica y política de grandes dimensiones. En los ambientes nacionalistas, de la frase "hoy paciencia, mañana independencia" (Francesc de Carreras, Paciencia e Independencia, Editorial Ariel, 2014) se ha pasado al "ahora o nunca". Y ya tenemos dividida a la sociedad catalana entre los que pretenden la secesión -"nosotros solos"-, disimulada bajo el "derecho a decidir", y aquellos a los que la aventura secesionista les parece absurda, inconstitucional y peligrosa . "La independencia ni la queremos ni nos conviene", es el eslogan de la Sociedad Civil Catalana. ¿Dónde esta ahora la cohesión social?
En enero de 2011 Jordi Pujol explicitaba sus condiciones para no llegar a la independencia: "El reconocimiento claro y consolidado de la personalidad propia y diferenciada de Cataluña, la garantía de la identidad con un grueso de competencias que realmente significasen un autogobierno muy importante y con una financiación adecuada (Residuales o independientes, Editorial Pòrtic). De las tres condiciones expuestas se puede concluir que desde la recuperación de la democracia en España se han asumido todas:
Primero. El reconocimiento de la personalidad propia de Cataluña está más que consolidado. Ahora bien, eso de que los catalanes sean "diferentes" habrá que especificar en qué y por qué, si somos todos iguales en derechos y deberes según los principios de la Constitución de 1978. Es decir el "café para todos" no les gusta, quieren ser diferentes del resto de los españoles.
El Estado no puede ni debe transferir competencia tras competencia en un cambalache continuo hasta agotarlas
Segundo. La garantía de la lengua catalana/identidad ya la tienen, puesto que España firmó la Carta de las Lenguas Regionales de la forma más amplia posible, para que los niños catalanes y no catalanes que quisieran se pudiesen escolarizar en lengua catalana durante toda la etapa de escolarización obligatoria, pero de forma voluntaria siempre y no impuesta. Y ese derecho de los hablantes de catalán a escolarizarse en su lengua catalana no supone la negación del derecho de los castellanohablantes a escolarizarse en español como lengua de enseñanza, ni supone un control absoluto de la escuela de Cataluña por la Generatidad.
Tercero. El grueso de competencias y financiación a las que alude Pujol es "capacidad de poder". El Estado no puede ni debe transferir competencia tras competencia en un cambalache continuo ("te doy mis votos -PP y PSOE- para que puedas gobernar España si me transfieres más competencias y más dinero para gestionarlas") hasta agotarlas, porque de hecho sería una Autonomía-Estadillo donde el Estado español acabase por desaparecer. Independencia de facto.
Que estamos ante una más que probable reforma de la Constitución de 1978 no hay duda. Pero el Estado español debe especificar, en esta supuesta reforma constitucional, devolver al Estado y/o limitar las competencias transferidas a las CCAA, y espacialmente vigilar muy de cerca el uso de la financiación de dichas competencias. La Historia nos demuestra que, a mayor debilidad de los gobiernos de España, mayores son las veleidades secesionistas.