Oído de boca de un ministro que estaba el pasado martes en el Palau Robert de Barcelona, asistiendo a la inauguración de la exposición fotográfica conmemorativa del 75 aniversario de la Agencia Efe: "En menos de dos meses hemos tenido visitas de legaciones extranjeras que habían combinado la visita para ver determinados partidos de fútbol que se jugaban en España". Tal cual. En un caso podía tener media excusa porque el ilustre visitante extranjero de turno quería ver jugar a Bielorrusia por razones personales. Pero hubo quien programó el viaje para no perderse un Barça-Madrid.
Viendo las invitaciones bellamente redactadas a medias por la agencia y por el Gobierno autonómico catalán, quién diría que hace nada CiU y ERC votaron desconectar al Parlamento autonómico de la primera agencia de noticias del mundo en habla hispana
A nadie debería sorprender entonces que la susodicha inauguración de la exposición fotográfica conmemorativa del 75 aniversario de la Agencia Efe se programara más precisa que casualmente, quizás, justo el día que el Barça recibía al Atlético de Madrid en el Camp Nou. El presidente de Efe, José Antonio Vera, seguidor confeso del Atleti, no faltó a su cita en el palco.
Previamente la inauguración de la exposición en los jardines del Palau Robert había sido un éxito. Asistieron Julia Otero y Luis del Olmo, Ana María Bordas, históricos de aquí y de allá y mira por dónde fue hasta Mikimoto. Viendo las invitaciones bellamente redactadas a medias por la agencia y por el Gobierno autonómico catalán, quién diría que hace nada CiU y ERC votaron desconectar al Parlamento autonómico de la primera agencia de noticias del mundo en habla hispana. Como quien no quiere la cosa. Bien es verdad que dicho y hecho esto, el Gobierno autonómico catalán ha sido el primero en mandar mensajes secretos de buen rollito, de "que buenos chicos somos en el fondo" y sobre todo de que la sangre "no arribarà pas al riu".
Moncloa desplazó al Palau Robert a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que si lo que calzaba para la ocasión no eran unos Loboutin se le parecían mucho. Sus nítidas suelas rojas arrancaban destellos de optimismo a la grava del jardín. De tobillos para arriba predominaba el color negro, color de gos com fuig i de sa mare que l'empaita en el caso de Quico Homs, la máxima autoridad presente por el lado catalán. Que ya se sabe que Artur Mas últimamente no sale de casa ni para ir al Congreso.
Homs y la vice departieron amable y educadamente por espacio de una media hora corta o larga, según se mire, y parece ser que hablaron mayormente del tiempo y de la historia del palacio en cuestión. Quien esto firma pilló una frase de ella en contra de magnificar problemas pequeños. Homs no decía ni que sí ni que no sino todo lo contrario.
Parte del éxito del acto consistió en que no dejaron hablar a nadie excepto a Ramon Pellicer que era el presentador. Cero discursos cero. Orejas que no oyen, corazón que no siente. ¿Para qué meterse en berenjenales y en líos cuando tanta gente a día de hoy vale más por lo que piensa y no dice que por lo que sin pensar calla? Jugar todo el día a ser agua y aceite dentro del mismo recipiente debe ser agotador. Entonces, para darse un respiro, se lo montan en plan película muda.
Ah, pero después se jugaba el partido de fútbol. Y dicen los topillos que allí sí que estaba Artur Mas, y que, oh casualidad, él y Homs se encontraron con el presidente de Efe en los lavabos. Y que en aquel entorno tan llamémosle recogido la conversación fue de lo más cordial.
¿Que lo que une el fútbol no lo separe la política?