Todo no lo sé. Pero muchas cosas sí que tienen que cambiar. Sin embargo y contrariamente al eslogan del colectivo que reclama "La independencia, para cambiarlo todo", para lo que está sirviendo el debate independentista, de momento, es para que no cambie nada.
Hay centenares de miles de catalanes que no pueden esperar a la independencia para que cambie todo, o casi todo. Supeditar los cambios urgentes que se precisan a la llegada de la milagrosa separación de España es cerrar los ojos al dolor y la angustia actuales
El debate independentista en el que estamos entretenidos oculta, justamente, la necesidad de un cambio de fondo que urge no solo en Cataluña, sino en España y en el conjunto de Europa.
La urgencia de "cambiarlo todo" la vemos en noticias como la que escondía el consejer de Salud, Boi Ruiz, y que desvela que 660 niños sufren hambre en Cataluña. Estos son los que reconoce el departamento de Salud. El Síndic de Greuges y los directores de muchos institutos catalanes elevan sustancialmente esa cifra.
Boi Ruiz es consejero del gobierno que lidera la marcha de Cataluña hacia la independencia. ¿Seguiría siendo consejero en una Cataluña independiente? ¿No tiene importancia esta cuestión? ¿Hay que esconder todos los problemas y sufrimientos que padece nuestra sociedad a la espera de la independencia que nos prometen Boi Ruiz y Artur Mas, con el apoyo de Oriol Junqueras?
Hay centenares de miles de catalanes que no pueden esperar a la independencia para que cambie todo, o casi todo. Supeditar los cambios urgentes que se precisan a la llegada de la milagrosa separación de España es cerrar los ojos al dolor y la angustia actuales de la sociedad catalana, española y europea.
Si el camino hacia la independencia tiene que hacerse ignorando este sufrimiento, caminaremos hacia una "independencia, para que nada cambie".