En los debates con mis interlocutores independentistas he descubierto, en los últimos días, una agresividad notable contra Pere Navarro. El mismo odio que le tenían y tienen los políticos, opinadores y periodistas convergentes y que no se cortan de manifestar públicamente, ha llegado a las personas normales. ¿La razón? Que se haya opuesto a que el Parlamento autonómico de Cataluña pida al Congreso de los Diputados que ceda al Gobierno autonómico la competencia para convocar un referéndum de independencia.
Pere Navarro molesta porque rompe la lógica buenos-malos que, al parecer, muchos necesitan para justiticar sus posiciones políticas
Personalmente, ante la coyuntura de votar una propuesta como esta, habría dicho que sí, que vale, que pidan la competencia, pero que me parece una pérdida de tiempo, y un error si de lo que se trata es de convocar, de verdad, un referéndum con el visto bueno del acuerdo con el Gobierno y la mayoría que le apoya.
Este debate se ha sobredimensionado más por el interés de poner en evidencia los problemas que provocaba al PSC y a su grupo parlamentario que por su valor real, ya que no hay ninguna duda de que la respuesta del Congreso de los Diputados será negativa.
Pero sorprende y preocupa que, vista la inutilidad del gesto parlamentario, se haya esparcido el odio personal contra Pere Navarro entre la ciudadanía. ¿Qué habría pasado si del voto de los diputados socialistas hubiese dependido algún paso vital en el "proceso soberanista"? Los que insultan a Navarro ahora, ¿hasta dónde habría llegado?
ETA mató a Ernest Lluch porque le molestaba. Representaba una posición de diálogo para intentar resolver el contencioso entre el País Vasco y España. Y ETA no quería una solución negociada. Pere Navarro sufre este mal. Molesta porque rompe la lógica buenos-malos que, al parecer, muchos necesitan para justiticar sus posiciones políticas.
El twitter de Navarro está más repleto de insultos y amenazas que los de Sánchez-Camacho o Rivera. Ya hace meses que, en Cataluña, los políticos valientes no están en el bando independentista.