El PSOE inicia este fin de semana su Conferencia Política. Rubalcaba sigue empecinado en centrar el debate en las ideas sustrayendo el debate sobre las primarias y, sobre todo, quién es el cabeza de cartel socialista. Ciertamente, el viejo brujo tiene una parte de razón. El debate debe centrarse en las ideas porque la desconexión del PSOE con los ciudadanos es evidente. La socialdemocracia no ha sabido gestionar la crisis pero tampoco ha estado fina a la hora de analizar los cambios que se están produciendo en la sociedad, con crisis y sin crisis. Esto sucede en España, en Cataluña, pero también en Europa. El ejemplo del SPD alemán es todo un baremo a estudiar.
Las encuestas son un termómetro de esta situación. El PSOE no remonta ante el descalabro monumental del PP. Los socialistas no son percibidos como alternativa y no generan ilusión de futuro en muchos ciudadanos que alguna vez votaron por la izquierda socialdemócrata. Rubalcaba no es considerado como un líder y concentra un rechazo superior al 70%. O sea, tres de cada cuatro ciudadanos le dan la espalda. Tampoco su trabajo como oposición obtiene buenas valoraciones porque los electores quieren alternativas y no solamente patadas en la espinilla al contrario.
No solamente hay que tener nuevas ideas, también hay que saber explicarlas y tener una figura que transmita credibilidad, confianza e ilusión
Si convenimos que la Conferencia Política debe arbitrar la nueva plataforma ideológica del PSOE, se entiende el empecinamiento del secretario general por centrar sus esfuerzos en que el debate se concentre en las ideas como el camino necesario para volver a llegar al electorado. En este cuadro escénico, se enmarca también la petición oficial de perdón por parte de los socialistas hacia los que confiaron en ellos y que en mayo de 2010 se vieron traicionados por un partido de izquierdas que aplicaba políticas de derechas diseñadas en la Comisión Europea y en el Fondo Monetario Internacional.
Sin embargo, Rubalcaba comete un craso error y lleva al marasmo al socialismo. No solamente hay que tener nuevas ideas, sino también hay que saber explicarlas y, sobre todo, tener una figura que transmita credibilidad, confianza e ilusión. Y esa figura no es Rubalcaba porque los ciudadanos -y los militantes socialistas- no ven con buenos ojos que un abuelo sustituya a su nieto. Rubalcaba no quiere comprender que es el pasado y los ciudadanos piensan en el futuro.
De ahí, la importancia del debate de las primarias. Y no sólo en el terreno teórico. Más bien, debería primar el práctico. Es decir, cuándo se deben convocar, quién puede participar y quienes son los candidatos. Porque, sin un candidato que aglutine esa credibilidad, esa confianza y esa ilusión, las ideas no llegarán masivamente a los ciudadanos y se quedarán en agua de borrajas.
En este punto, Rubalcaba se enroca. Ha utilizado todas las artimañas que erizan los pelos a los ciudadanos. Esa vieja forma de hacer política de partido. En los despachos, con las puertas cerradas y tocando resortes que sólo entienden los iniciados. Quizás en esta conferencia se salga con la suya porque Susana Díaz quiere tener un congreso tranquilo este final de mes en Andalucía. Agitar los ánimos en la Conferencia Política -léase nombres de candidatos- podría generar aguas turbulentas en el congreso andaluz. Susana Díaz se ha avenido a amansar a las fieras y no habrá fechas hasta el mes de diciembre.
Hay que esperar para evitar más deterioro del PSOE. No hay que hacer más sangre
El Comité Federal presumiblemente aprobará un calendario que tendrá una horquilla que irá desde después de las europeas hasta antes de las autonómicas y municipales. Un calendario que manejará el viejo secretario general para tener controlado el proceso y, si es posible, a los candidatos. No es baladí que en esta conferencia dos de estos presuntos candidatos tengan su espacio. Patxi López y Eduardo Madina dirigirán dos ponencias. El resto de candidatos, no del gusto del secretario general, no tendrán ningún tipo de protagonismo. Otro, sí lo tendrá. El propio Rubalcaba que quiere ser su propio tapado ajeno a lo que dicen las encuestas y los ciudadanos. De hecho, se ve fuerte y afirma con ímpetu que los ciudadanos no quieren saber nada de primarias sino cómo se soluciona lo suyo. Lo que todavía no ha entendido es que él no será quién se lo solucione porque los españoles no confían en el pasado.
La situación es tal que hasta Carme Chacón, que asistirá a la Conferencia Política, ha optado por una actitud de prudencia. Será candidata pero no sabe con qué dorsal, ha afirmado. De una forma sibilina ha amagado con presentarse pero al tiempo amaga con formar tándem con otro candidato. Su actitud no ha gustado en algunos de sus partidarios que le pedían más agresividad y más claridad. En su entorno, se justifican. "No disparen a la ambulancia" afirman, en una clara referencia al estado al que ven a Rubalcaba y a su liderazgo en el proyecto socialista. Hay que esperar para evitar más deterioro del PSOE. No hay que hacer más sangre, añaden.
Con este clima, Conferencia Política. Todo un esfuerzo ideológico bien cocinado. Ramón Jáuregui ha hecho un buen trabajo. El pastel es bueno. El cocinero ha hecho un gran trabajo. Pero si Rubalcaba se lo da a probar a los ciudadanos lo más seguro es que más de la mitad se quede en el plato.