Son los irreflexivos los que nunca dudan.
Su digestión es espléndida, su juicio infalible.
No creen en los hechos, sólo creen en sí mismos. Si llega el caso
son los hechos los que tienen que creer en ellos.
Tienen ilimitada paciencia consigo mismos.
B. Brecht (Loa de la duda)
A mediados del año 2010 la prestigiosa revista British Medical Journal publicó un artículo titulado: "Crisis presupuestaria, salud y programas de bienestar social", firmado por David Stuckler y colaboradores, en el que se hacía una estimación del impacto en la mortalidad por los recortes sociales impuestos por los diversos gobiernos europeos. En ese artículo se calculaban los efectos atribuibles a un recorte presupuestario de 80 euros por persona, en gastos sanitarios y sociales (ayudas a discapacitados, desempleados, jubilados, familias y niños). Para realizar esa estimación se correlacionaba el importe total de esos gastos y la mortalidad general en 18 países de la Unión Europea, en un intervalo de tiempo entre 1980 y 2005. Entre otras conclusiones, el trabajo preveía un incremento en la mortalidad general de casi un 1% (0,99%), siendo este incremento de un 2,8% atribuible a problemas relacionados con el alcohol, de un 4,3% por tuberculosis, y el debido a enfermedades cardiovasculares de un 1,2%.
Hace pocos meses, la misma revista publicó un artículo donde se analizaban los recortes que está sufriendo la sanidad pública en España y en donde se alertaba de los efectos negativos que pueden tener tales medidas sobre el sistema sanitario y sobre la salud de los españoles. Los autores de ese trabajo, que son investigadores de la London School of Higiene & Tropical Medicine del Reino Unido, analizan el impacto de la disminución presupuestaria del 13,65% que se ha impuesto en sanidad desde el año 2010, que corresponde a 150 euros per cápita, y sobre un presupuesto que ya era de los más bajos de toda la Unión Europea. Hay que recordar que la disminución presupuestaria acumulada en Cataluña, en ese mismo período, ha sido superior al 20% y que, recientemente, el señor Carles Constante, director general de Regulación y Planificación de Recursos Sanitarios de la Generalidad y también actual presidente del ICS, anunció nuevos "ajustes" en la prórroga presupuestaria del 2013.
Los científicos relacionan ese incremento en las enfermedades infecciosas a la exclusión sanitaria de los extranjeros en situación irregular
Los autores del estudio ponen en duda que las medidas de ahorro decididas por los responsables de la sanidad española estén basadas en evidencias probadas y alertan de que, si no se corrige la situación actual, existe un grave riesgo para la salud de la población ante un incremento de las enfermedades infecciosas, como la tuberculosis o el VIH. Los científicos relacionan ese incremento en las enfermedades infecciosas a la exclusión sanitaria de los extranjeros en situación irregular puesto que, según los datos que aportan, este incremento ya se ha producido y es más notorio en aquellas Comunidades Autónomas donde se han aplicado a rajatabla las medidas decididas por el Gobierno.
El estudio, en concordancia con lo que ya había sido anunciado anteriormente por otros investigadores, pone de manifiesto el aumento de casos de depresión, un mayor índice de suicidios, y un incremento de enfermedades relacionadas con el alcohol, todo ello coincidiendo con mayores tasas de desempleo y con una disminución del gasto público en políticas sociales y sanitarias. Lo que en el año 2010 eran sólo estimaciones, se ha concretado ya en resultados.
Los autores hacen referencia a la falta de debate social y de consenso sobre las medidas impuestas, tanto por el Gobierno central como por los diversos gobiernos autonómicos, y también cuestionan la existencia de una base sólida para sustentar algunas de esas medidas como, por ejemplo, la privatización de los centros de salud y de los hospitales que en mayor o menor medida, de forma abierta o encubierta, se está llevando a cabo en todo el país.
Se presentan además, y como trabajo de campo, 34 entrevistas realizadas a diversos profesionales sanitarios, médicos y enfermeras de Cataluña, precisamente porque según citan los autores, es donde se iniciaron los recortes sanitarios. Las manifestaciones de los encuestados son contundentes; la mayor parte de ellos muestra su preocupación por la reducción de la asistencia ante el cierre de camas y la disminución de la actividad, e incluso llegan a temer por las muertes que pueden comportar todos esos recortes. Algunos encuestados apuntan que esas medidas se orientan más a favorecer la privatización y el beneficio privado que a conseguir una mejora en la eficiencia del sistema y alertan sobre el conflicto de intereses que se oculta tras una supuesta racionalización sanitaria.
Pocos días después de que ese trabajo se hiciera público, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad se apresuró a asegurar que no estaba demostrado el aumento de las enfermedades mentales al que hacía referencia esa publicación científica y que, las enfermedades infecciosas, como la tuberculosis, incluso se habían reducido. Los datos estadísticos en que se recogen las enfermedades de declaración obligatoria, como son las infecciosas, contradicen las afirmaciones de la señora Ana Mato. Curiosamente, y a pesar de que es de público y notorio conocimiento que los extranjeros en situación irregular han sido excluidos, la ministra asegura que el sistema sigue siendo universal.
Pues eso; como decía Brecht: "Son los hechos los que tienen que creer en ellos", aunque las consecuencias de su aparente ceguera las padecemos todos los ciudadanos.