Artur Mas ha puesto todas las cartas encima de la mesa. Después de amagar, una y mil veces, con el consenso sobre el derecho a decidir ya se ha quitado la careta. No le interesa lo más mínimo un gran acuerdo, so pena que sea claudicación a sus planteamientos. Su estrategia le ha dado resultados pero también le ha dejado en evidencia: en manos de ERC y la Assemblea Nacional Catalana.
Artur Mas apretó el acelerador después del pleno del Parlamento autonómico. Aceptó presentar la moción Rigol para que el PSC cayera de nuevo en el engaño y la votara. Sólo unos minutos más tarde, junto a ERC, ICV-EUiA y la CUP, planteó una nueva moción que exige negociación y acuerdo inmediato con Madrid. Sabe que ni Rajoy ni el PSOE le dirán que sí. Que no se saltarán la ley. Es lo que busca. De esta forma, podrá agitar las aguas nacionalistas e intentar coger el timón de nuevo en el mundo secesionista.
Navarro ha descubierto de golpe que el derecho a decidir es únicamente un sucedáneo, que la intención de Mas es hacer una consulta secesionista
Con este movimiento, Mas consigue cinco objetivos. Primero, deja en la cuneta al PSC. Navarro ha descubierto de golpe que el derecho a decidir es únicamente un sucedáneo, que la intención de Mas es hacer una consulta secesionista. El PSC queda noqueado después de estar meses oyendo los cantos de sirena que le decían que era necesario para el consenso. La desmoralización en las filas socialistas es inequívoca y se concreta en las pésimas previsiones electorales que marcan las encuestas.
Segundo, contenta a sus socios para que le apoyen los presupuestos de 2014. En tres meses, Mas cerrará los grandes números de 2014 con el mantra de que no hay nuevos recortes y los que haya serán culpa del maltrato de Madrid. El no definitivo de Rajoy a la consulta llegará después de la aprobación de los grandes números.
Tercero, el derecho a decidir será su bandera contra España y contra Europa. Sabe que el derecho internacional no aceptará nunca que Cataluña plantee el derecho de autodeterminación. El derecho a decidir tampoco pero espera que el ruido mediático y político en Cataluña diluya el varapalo internacional motivado, of course, por las presiones españolas. Seguirá en su veleidad de que una vez consumada la independencia nadie dirá que no a Cataluña.
Cuarto, la presentación de la propuesta de resolución del Parlamento autonómico en Madrid dejará en mala situación a Duran. Parece que Mas está dispuesto a soltar lastre. El soterrado enfrentamiento de estos días parece el umbral de una bronca en toda regla. Duran tendrá que apostar por la tercera vía, pero tendrá que hacerlo sólo.
Quinto, en 2014 Mas tratará de volver a recuperar el protagonismo político y, sobre todo, recuperar terreno en las encuestas. Sin consulta legal en 2014, el presidente autonómico catalán puede convocar elecciones en 2015, haciéndolas coincidir con las municipales. Esta coincidencia pondrá en tensión al partido evitando una amplia victoria de ERC y abriendo las puertas a la entrada de Convergència en municipios hasta hoy controlados por los socialistas. Toda una apuesta de riesgo, pero es el único camino de Mas. Otra opción sería su final. Por eso pone toda la carne en el asador. Sólo le importa pasar a la historia. Lo que pase con Cataluña es harina de otro costal.