Pepe Álvarez

Pepe Álvarez LUIS MIGUEL AÑÓN Barcelona

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Pepe Álvarez irrumpe en el bloqueo de la hostelería de Cataluña

El líder de UGT desembarca para desenmarañar el convenio, que está caducado

Más información: El nuevo convenio de hostelería nace sin el apoyo de CCOO

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El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, intervendrá en la enquistada negociación del convenio colectivo de la hostelería de Cataluña. Su movimiento es un golpe de efecto que busca desatascar un diálogo en vía muerta y forzar a la patronal Confecat a mover ficha.

Sobre la mesa, el futuro laboral de más de 400.000 trabajadores y la estabilidad de un sector estratégico que vive una temporada de récord.

Por lo pronto, Álvarez participará en una protesta del sindicato en Barcelona mañana. También lo hará el secretario general autonómico, Camil Ros, amén de otros cuadros, como Esther Sanahuja, nueva responsable sectorial de Hostelería, como avanzó este medio.

Bloqueo

Ello cuando la negociación entre los sindicatos y la Confederació Empresarial d'Hostaleria i Restauració de Catalunya se ha vuelto un diálogo de sordos. Las posiciones parecen irreconciliables, con la actualización salarial como principal escollo.

Los representantes de los trabajadores exigen incrementos que mitiguen el impacto de la inflación, mientras que la organización empresarial argumenta un contexto de incertidumbre que limita su capacidad de ofrecer subidas sustanciales.

Un trabajador sirve cafés en un local de hostelería pequeño y de barrio

Un trabajador sirve cafés en un local de hostelería pequeño y de barrio

Salario y cargas de trabajo, el doble escollo

A la pugna salarial se suma otra demanda que la patronal considera una línea roja: la regulación de las cargas de trabajo. Este punto, impulsado con fuerza para mejorar las condiciones de las camareras de piso, busca establecer métricas objetivas que eviten la sobrecarga, pero el sector lo ve como un corsé que resta flexibilidad a la gestión hotelera y de la restauración.

La llegada de Álvarez a la mesa negociadora cambia un tanto el tablero. La interlocución se eleva al máximo nivel y la presión se traslada directamente a la cúpula de Confecat. El líder de UGT es conocido por su pragmatismo, pero también por su firmeza, y su presencia envía un mensaje inequívoco: el sindicato está dispuesto a escalar el conflicto.

Temporada alta

Este órdago se lanza en el momento más delicado para el sector. Con la temporada de verano en su cenit y unas cifras de ocupación que celebran la plena recuperación, la sombra de la movilización y la huelga es el principal instrumento de presión sindical. "Los hosteleros se quejan de que hay menos turismo, pero no es verdad, las facturaciones son altas", aducen fuentes sindicales.

El movimiento tiene, además, una segunda lectura. Busca consolidar un frente sindical que en el pasado mostró fisuras. No se puede olvidar que el último convenio del sector no fue firmado por Comisiones Obreras (CCOO), que se desmarcó al considerarlo insuficiente, explicó entonces Crónica Global.

La fractura sindical de entonces debilitó la capacidad de presión de los trabajadores.

El precedente de Comisiones Obreras

Ahora, la intervención de Álvarez también ejerce una presión indirecta sobre CCOO. Un posible acuerdo liderado por la cúpula de UGT obligaría al otro sindicato a decidir si se suma a un pacto de alto nivel o si mantiene un perfil crítico que podría aislarle.

Por tanto, la maniobra del secretario general de UGT es doble: busca un acuerdo con Confecat que desactive el conflicto y, a la vez, pretende recoser la unidad sindical bajo su liderazgo.

Una camarera coloca una terraza

Una camarera coloca una terraza EFE

Reducción de jornada

Hay otra arista: la polémica regulación de la reducción de jornada que impulsa la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Por ahora, este proyecto de ley está parado en la fase de tramitación parlamentaria, pero los sectores empresariales, también de la hostelería, lo ven con suma preocupación.

Es otro escollo en un rompecabezas que, por ahora, sigue sin resolverse. Mañana se añadirá otra pieza.