La trayectoria de Jordan en el mundo del emprendimiento estuvo marcada por importantes desafíos financieros y administrativos, comenzando por una gestión contable deficiente en su primer año de negocio.
A finales de su primer año como autónomo, a pesar de estar contento por no haber perdido dinero, se encontró con la primera declaración de la renta y una multa inicial de 7.000 euros. Este primer incidente fue atribuido a que la gestoría había presentado las facturas de manera incorrecta, aunque posteriormente se arregló.
No obstante, esto sirvió como una "primera puñalada", pues Jordan había confiado ingenuamente en que al pagar una gestoría, se despreocuparía de los trámites y se dedicaría únicamente a la mecánica.
El golpe más duro de Hacienda llegó en un momento particularmente difícil, a inicios de 2024. Esta carta arribó justo después de que Jordan hubiese sufrido una estafa que le supuso la pérdida de 35.000 euros de su cuenta, aunque había logrado recuperar alrededor de 18.000 o 20.000 euros mediante denuncias e indagaciones personales.
En medio de esta recuperación financiera, recibió el aviso de Hacienda, lo cual fue percibido como una verdad increíblemente dura: "Me reclamó 24.000 euros, siendo la cantidad original de 17.000 euros".
La causa de esta reclamación se remontaba a la declaración de la renta de 2020, la cual se había presentado de forma incorrecta. Jordan había vendido un piso ese año y lo había notificado a su gestoría.
Sin embargo, la gestoría no registró la venta, asegurándole a Jordan que el asunto ya estaba solucionado. Lo que resultaba "ridículo" para Jordan era que, si un error en Hacienda se cometía en 2020, normalmente la asesoría recibía una notificación en los meses siguientes, pero en este caso no recibió nada en cuatro años.
Fue en 2024, justo en el último año antes de que la deuda prescribiera, cuando Hacienda actuó. La cantidad original adeudada era inferior a los 20.000 euros, concretamente 17.000 euros, pero debido al paso de los cuatro años sin comunicación ni pago, los recargos e intereses la hicieron crecer considerablemente. De esta manera, los 17.000 euros originales se transformaron en la reclamación de 24.000 euros, o "20 y pico mil euros".
La notificación llegó con una amenaza inmediata: "Ey, o me pagas 24.000 € o 20 y pico mil euros o te lo embargo". Jordan reconoció que si él hubiera notificado a Hacienda voluntariamente la deuda, la agencia le habría permitido pagarla a plazos, incluso ofreciéndole un año.
No obstante, al haber transcurrido cuatro años sin que se hiciera cargo del pago, Hacienda actuó con dureza. Esta situación generó una enorme tensión en Jordan, quien sentía la dureza de ser mecánico y estaba sometido a un gran estrés y nerviosismo.
