Valeria, una acróbata de 22 años que busca la vida persiguiendo un sueño junto a su pareja, Francesco de 24 años, confirma que sí se gana dinero en esta profesión. La acróbata señala que ella y su compañero viven "bastante tranquilos" gracias a las condiciones que han logrado establecer.
Esta estabilidad se fundamenta en tener “un salario mensual asegurado y, fundamentalmente, el alojamiento cubierto por la empresa”. Si bien cada artista tiene sus propias condiciones, su caché y su estilo de vida, ellos hablan desde su propia vivencia.
Para ellos, la primera condición innegociable en cualquier contrato es que se les proporcione un alojamiento situado cerca del lugar donde van a trabajar. Al cumplir con esta condición, el mayor gasto que tendrían ya está cubierto.
De esta manera, no tienen que preocuparse por la búsqueda de un piso, ni si este resultará caro o quedará lejos. Además, enfatizan que los alojamientos provistos suelen ser buenos y estar bien equipados, permitiéndoles vivir y descansar adecuadamente.
Lograr esta tranquilidad económica depende de una buena gestión profesional, que implica elegir muy bien la empresa con la que se trabaja y establecer condiciones claras por escrito en el contrato, incluyendo el caché personal. Es necesario determinar cuánto vale el tiempo dedicado al entrenamiento.
Aunque el salario y el alojamiento ya están cubiertos, algunas empresas llegan incluso a incluir las tres comidas diarias, lo que subraya la importancia de la elección empresarial.
Exigencia y dedicación plena
El nivel de exigencia de su profesión requiere una dedicación constante, razón por la cual Valeria y Francesco se denominan artistas de alto rendimiento. Estar en esta categoría significa que están trabajando “su cuerpo prácticamente todo el día”.
Hasta el punto de que deben mantener el "chip artista de alto rendimiento" activo, lo que les obliga a estar siempre al 100% físicamente activo para rendir al máximo en el escenario, y esto incluye la necesidad de no tener "barriguilla".
Su rutina diaria es extremadamente estructurada, iniciando con la toma de suplementos, como la creatina. El desayuno debe ser ligero, pues tienen que entrenar poco después. La jornada incluye entrenamientos con sus profesores y un periodo de acondicionamiento físico.
Tras esto, ingieren proteína y deben comer bien para poder recargar la energía necesaria, no solo para continuar con el entrenamiento posterior, sino también para el espectáculo que tienen por la noche.
Incluso después de la función, su dedicación física continúa. Aprovechando que el cuerpo está caliente tras el espectáculo, van directamente al gimnasio para practicar fuerza, agilidad y prevenir lesiones.
Una vez en casa, preparan una cena ligera. En cuanto a la alimentación, cuentan con un nutricionista que les indica qué comidas pueden realizar en el día, y le envían fotografías de cada plato que consumen. Valeria, en particular, tiene el objetivo de definir su masa muscular y verse más delgadita, mientras que su compañero busca ganar masa; por lo tanto, sus dietas son iguales, pero las cantidades difieren según sus metas personales.
