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El 87% de los inquilinos de Barcelona reside en viviendas con problemas de habitabilidad

Este dato, entre otros, forma parte del informe 'El auge del rentismo y la factura urbana global' que ha publicado el Instituto de Investigación Urbana de Barcelona (IDRA)

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"La crisis de la vivienda no es un problema específico de un país, y no responde a una simple cuestión de falta de oferta:
cada vez más personas viven de alquiler, y lo hacen en condiciones marcadas por la inseguridad residencial, la precariedad económica y la desigualdad patrimonial", dictan las primeras líneas de El auge del rentismo y la factura urbana global, un informe publicado por el Instituto de Investigación Urbana de Barcelona (IDRA).

En la capital de Cataluña, la realidad es que el contexto es notablemente desfavorable. La oferta es muy inferior a la demanda. No obstante, de los inmuebles que están en el mercado, hay muchos que no están en buen estado. Según el citado documento, el 87% de los inquilinos de Barcelona reside en viviendas con problemas de habitabilidad. De las cuatro ciudades analizadas, Buenos Aires, Barcelona, Madrid y Lisboa, la ciudad condal y la lusa tienen el peor dato.

Malas condiciones

Del mencionado porcentaje de individuos que se alojan en domicilios en malas condiciones, un 39,5% presenta un índice
de privación moderado, entre uno y tres problemas, y hasta un 47% tiene una acumulación elevada de deficiencias
, cuatro o más. Entre los problemas más comunes, se encuentran el mal aislamiento térmico; que el apartamento esté viejo o deteriorado; la presencia de humedades y moho; y las ventanas o puertas en mal estado.

Síntoma de esta situación, aparece que el 62,1% de inquilinos lleva menos de 5 años en su vivienda en Barcelona. Muestra el constante movimiento que hay en la ciudad. Por otro lado, el 31,6% de las mudanzas de inquilinos en la urbe son forzadas, a colación de motivos como subida de precio, no renovación o acoso. Además, de los que se quedan, el 35,6% cree que deberá cambiar de domicilio el próximo año.

Problemas burocráticos

Las trabas burocráticas se han convertido en un elemento estructural de la locación en Barcelona. El informe del IDRA revela que las barreras para acceder a una vivienda han aumentado de forma abrupta: los contratos previos a 2017 registraban un 27,1% de casos con algún obstáculo, mientras que en los acuerdos firmados entre 2021 y 2022 la cifra asciende al 66%.

Buena parte de estas dificultades están vinculadas a exigencias económicas adicionales, como acreditar estabilidad laboral o presentar avales reforzados. Estas condiciones excluyen a muchos solicitantes y obligan a una parte de la población a buscar alternativas fuera del circuito formal, donde la protección jurídica es menor y la inseguridad aumenta.

Informalismos y trabas

El documento también alerta de un nivel elevado de informalidad. Más de la mitad de los casos sin contrato en Barcelona corresponden a arrendamientos de habitaciones, un formato donde la ausencia de documentación es frecuente y deja al inquilino en situación extremadamente frágil.

La mediación inmobiliaria añade otra capa de complejidad. Según el estudio, el 46,65% de quienes buscaron piso a través de una agencia sufrió algún tipo de discriminación en el proceso, frente al 37,7% de quienes lo hicieron sin intermediarios. Un indicador claro de cómo los filtros administrativos y comerciales condicionan, cada vez más, el acceso real a una vivienda en la capital catalana.

Perfil del inquilino

Aunque el alquiler suele asociarse a un fenómeno juvenil, el estudio del IDRA demuestra que en Barcelona la realidad es más diversa. Los menores de 35 años representan el 45,3% de los arrendados, pero su peso no lo convierte en un territorio exclusivo de jóvenes: casi la mitad, un 43,79%, tiene entre 35 y 64 años. Esta distribución evidencia que la dependencia del arrendamiento no responde solo a etapas iniciales de la vida, sino que afecta a amplias franjas de edad y se ha convertido en una condición estructural del mercado residencial.

Además, Barcelona es la ciudad con mayor proporción de población inquilina entre las analizadas, Buenos Aires, Madrid, Lisboa y la propia capital catalana. Según el informe, el 31,36% de los residentes vive en este tipo de régimen, por encima del resto de urbes del estudio. Este dato sitúa a la metrópoli como el epicentro del “rentismo urbano” identificado por el IDRA, un modelo donde cada vez más hogares dependen de un mercado tensionado, exigente y marcado por la desigualdad en el acceso.

Sobrecarga económica

El informe del IDRA subraya que el esfuerzo económico requerido para mantener un arrendamiento en Barcelona ha aumentado de forma notable. Entre 2017 y 2022, el precio medio subió un 18,4%, un incremento que presiona directamente a los hogares y agrava la dificultad de sostener contratos estables en un mercado ya pensionado.

A pesar de que Barcelona registra menos impagos que otras ciudades analizadas, la situación es crítica para quienes dedican más de la mitad de sus ingresos al pago mensual: dentro de este grupo, un 16,3% ha sufrido atrasos. El dato refleja cómo la carga financiera vinculada a esta causa se ha convertido en uno de los principales factores de inseguridad residencial en la zona.

Desplazamiento silencioso

El análisis advierte de que esta combinación de malas condiciones, trabas administrativas y falta de estabilidad está alimentando un proceso de desplazamiento continuo en la localidad. Los datos muestran que buena parte de los inquilinos vive en una situación marcada por la incertidumbre, con escaso margen de permanencia y una rotación constante de hogares.

Esta dinámica no solo tensiona la vida cotidiana, sino que consolida un mercado donde la fragilidad residencial es la norma. Para el IDRA, Barcelona se ha convertido en el ejemplo más claro de cómo el rentismo urbano redefine la experiencia de vivir de alquiler, especialmente para quienes dependen de este sistema de forma permanente.