El surf está de moda. Solo hay que ver cómo las playas de Montgat, Sitges o la Barceloneta se llenan de jóvenes --y no tan jóvenes-- enfundados en neoprenos cuando la predicción meteorológica promete olas. Puede que éstas no sean tan buenas como en el País Vasco, o en California, pero por algo se empieza.
“¡Hay que reivindicar más el surf en el Mediterráneo! Son unos surfers muy pacientes, que han aprendido a disfrutar de todo lo que rodea a este estilo de vida, más allá de las olas. Creo que todos los surfers actuales, tanto de Australia como de Cataluña o Noruega, son herederos, consciente o inconscientemente, de lo que hicieron los pioneros de este deporte en los años 50 y 60. Y eso es lo fascinante: han logrado encontrar su espacio y su equilibrio en una tradición que tiene más de siete décadas de historia”.
A esta conclusión llega el periodista cultural David Moreu (Barcelona, 1982) después de publicar Un aplauso para el astronauta (Sílex, 2020), una recopilación de 80 entrevistas a personajes célebres del mundo del surf, el arte y el rock n’ roll realizadas a lo largo de los últimos quince años en sucesivos viajes a EEUU.
El atrevimiento de Peter Viertel
“No creo que sea un libro para aprender, sino para disfrutar con historias de personajes asombrosos contadas por los propios protagonistas. Y si de estas conversaciones se sacan ideas o reflexiones para ver el mundo de otra manera, habrá tenido un sentido especial”, explica el periodista barcelonés, que durante sus viajes por EEUU tuvo ocasión de conversar con estrellas de la música como B.B.King, Santana, Ben Harper o Mike Mills (R.E.M), adentrarse en el cómic underground con Robert Crumb o recordar los inicios del surf en Europa con el célebre escritor y guionista de Hollywood Peter Viertel, quien en 1956, aprovechando una pausa durante el rodaje de una película, se escapó a Biarritz con dos tablas de surf escondidas en el cargamento de vestuario:
“Al principio nos dijeron que era peligroso y que nos ahogaríamos. Incluso vino la policía para sacarnos del agua porque había bandera roja”, recuerda Viertel en una entrevista mantenida con Moreu poco antes de morir, en 2005, en la que también conversaron sobre cine (“Billy Wilder tuvo el don de ver los defectos de la sociedad norteamericana y los utilizó muy bien en sus películas”), toros (“Al principio no me gustaban y todavía creo que son muy crueles, pero, al mismo tiempo, me despiertan fascinación”) o sobre el ambiente surfer en la California de los 60, marcado por la droga y la marihuana.
El 'amor' de B.B.King
Otra entrevista interesante es la que Moreu realiza a B.B.King en su pueblo de adopción, Indianola (Mississippi), en septiembre de 2008, el mismo día de la inauguración de su museo. La estrella del blues le confiesa que crecer en una sociedad segregada como la del Delta del Mississippi “es algo que no deseo a nadie, pero cambiaría muy pocas cosas si pudiera volver a vivir mi vida. Evidentemente, cambiaría la parte de la segregación, aunque sí me gustaba estar en el campo y tener animales domésticos”. Más adelante, añade: “todo lo que sucedió entonces me hizo aprender a convivir con la gente, a amar a las personas y a ver que todos somos buenos, aunque algunos hagan cosas malas”.
B. B. King - The Thrill Is Gone (Live en Montreux 1993) / YOUTUBE
“La mayoría de los personajes que aparecen en mi libro tienen en común la voluntad de experimentar, de crear cosas nuevas y de vivir intensamente, dice Moreu. Por otra parte, también reflejan la importancia de “los vínculos, la admiración, la amistad y las referencias que existen entre pioneros y personajes jóvenes. Como dice Ben Jaffe, de la Preservation Hall Jazz Band, al andar es necesario saber de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde queremos ir. Eso significa conocer los que estuvieron antes, aprender de ellos y crear nuestro camino”, añade el periodista.
La utilidad de la contracultura
Aficionado al arte y al rock n’roll desde pequeño, Moreu admite que siempre tuvo admiración por los movimientos musicales y artísticos de los 60 y los 70, y quizás este libro haya sido una búsqueda inconsciente de los orígenes de la llamada “contracultura”:
“Entiendo contracultura como la necesidad de desmarcarse de las normas establecidas en varios ámbitos de la sociedad y la cultura. Para mí significa la necesidad de cuestionarse las cosas, no dar nada por sentado y encontrar alternativas a lo establecido”, dice Moreu. Según el periodista, es interesante observar como las modas, como el surf o el rock en la actualidad, parten de un movimiento “underground” y de la voluntad de unos pocos de romper las reglas, hasta que el sistema y el mercado la acaban incorporando y comercializando.
“Eso es lo que me gusta contar como periodista: el viaje que tiene la cultura desde lo minoritario hasta lo masivo. La oposición a unas normas, la transformación y la asimilación por parte de las masas”, comenta.
Hoy, según el periodista, la contracultura sigue existiendo, aunque sus procesos de asimilación o desgaste son mucho más rápidos. “Como todo lo que nos rodea, los tiempos van a la velocidad de la luz. Y lo más curioso es el fenómeno del revival: un reciclaje cultural que acerca cosas de otras épocas a nuevas generaciones, pero sin el contenido original”, concluye.