Jaime Urrutia (Madrid, 1958) es inconfundible cuando hace acto de presencia. Nos cita en una taberna de Ventas, como es de esperar, y se acoda a la mesa con gafas de sol puestas y cerveza incluida. Acaban de cumplirse treinta años de la publicación de Camino Soria, el disco que catapultó a Gabinete Caligari a la cumbre del rock español a finales de la década de los ochenta. The Beatles, Bob Dylan, Lou Reed y The Doors fueron fuente de inspiración del grupo, integrado por Urrutia (voz y guitarra), Edi Clavo (batería) y Ferni Presas (bajo), que también manejaron referentes literarios como Bécquer y Machado. De ambos poetas tomaron la tristeza, la melancolía que define Camino Soria (“Por los dos sabrás que el olvido del amor se cura en soledad”).
–Han pasado treinta años. ¿Siente nostalgia?
–Todo el mundo tiene nostalgia. Es algo que existe en todo ser humano. Recuerdo la grabación de Camino Soria como un momento cúspide en mi vida, Gabinete Caligari estaba en plena forma. El público va y viene y llegan nuevas generaciones, por eso la reedición de este disco es un orgullo para mí. Modestia aparte, Camino Soria se ha convertido en un clásico y después de treinta años sigue sonando igual de bien. La gente lo escucha con agrado. Es una satisfacción. Y yo estoy encantado.
–¿Cómo influyó Camino Soria en el rock español?
–Gabinete éramos un grupo raro, especial. Si algo distinguía a Camino Soria es que tenía muchas referencias literarias. De pequeño la asignatura que más me gustaba era Literatura. Leía mucho a Pérez Galdós y a Pío Baroja. Edi y Ferni estudiaron Filología y Periodismo. Éramos un grupo de universitarios y teníamos cierta cultura, aunque con esto no quiero decir que los demás fueran incultos. Supimos aplicar nuestros estudios a la música. Nuestras referencias literarias eran Machado y Bécquer, que habían vivido y escrito en Soria. Por eso Camino Soria tiene connotaciones literarias cuando en aquella época los demás grupos hablaban de cosas más intrascendentes. Se supone que la movida es algo muy superficial en ese sentido. A mí siempre me gustaba que el grupo se diferenciara de los demás y creo que lo logramos. Hablando de literatura dimos un paso adelante y después, con los años, es algo que se ha apreciado.
Gabinete éramos un grupo raro, especial. Camino Soria tiene muchas referencias literarias cuando en aquella época los demás grupos hablaban de cosas más intrascendentes
–Vendieron 300.000 copias
–A principios de los ochenta era muy difícil pensar que ibas a vender 300.000 discos. Íbamos poco a poco, como todos los demás. Lo bueno de la movida es que hacíamos un concierto en Rock-Ola, iban 300 personas y al día siguiente salíamos en el periódico. Trascendía mucho, toda la prensa estaba muy pendiente de que pasaran cosas nuevas y, en cuanto algo salía con cierta calidad… Era muy alucinante. No. Nos nos esperábamos vender eso. Cuatro rosas vendió 50.000, Al calor del amor en un bar, 150.000 y Camino Soria fue el que más explosionó. Fue un proceso lento, aunque cuando lo publicamos ya estábamos profesionalizados. Todo sucedió en cuatro años. Al principio no sabíamos tocar apenas, no controlábamos el escenario, luego empezamos a hacer galas y aprendimos. Fue la magia de aquellos años.
–¿Ha leído el libro publicado por Edi Clavo sobre Camino Soria?
–No. Ya lo leeré. Digamos que cada uno lo vivió a su manera. Yo tengo unos gratos recuerdos de la elaboración de ese disco. Lo voy a leer, pero no tengo prisa.
–“Un chasquido de genialidad”. Así es como Clavo ve aquel disco.
–Lo del chasquido de genialidad lo supimos en cuanto lo hicimos. Estoy de acuerdo con él. Yo lo escribiría de una forma más sencilla pero cada uno tiene su estilo.
–¿Cuándo cogió una guitarra por primera vez?
–Mira, yo aprendí a tocar la guitarra con doce años, en mi casa. Te hablo de los primeros setenta. Soy el menor de seis hermanos y me pilló la explosión de The Beatles: mi hermano mayor traía sus discos al igual que los de The Rolling Stones y, en castellano, los de Serrat, Aute, Massiel. Esos años fueron maravillosos en creatividad musical. Nunca he visto en mi vida aquella explosión. Así que cogí una guitarra que había en mi casa y que era de mi hermana. Todos los hermanos teníamos buen oído, mi madre cantaba mucho en casa y la música siempre estaba presente. Entonces ya cuando fui adolescente empecé a comprarme discos en el Rastro, a interesarme por The Doors, Lou Reed, y a tocar la guitarra sobre sus temas.
Aprendí a tocar la guitarra con doce años, en mi casa, con una guitarra de mi hermana. Después empecé a comprarme discos en el Rastro y a interesarme por The Doors y Lou Reed
–Ya estaba preparado para lo que iba a venir…
–En el 78, cuando llegó la nueva ola, a mí me pilló muy bien preparado. Tenía cultura musical. No es que fuera un gran guitarrista pero sabía tocar lo mínimo. Sabía hacer canciones. También Bob Dylan y David Bowie fueron influencias importantes, junto a mucha música española. Era un batiburrillo cultural que creo que se refleja a la hora de componer.
–¿Han pensado en volver a reunirse?
–No. Es muy difícil que Gabinete vuelva. De hecho, no nos hablamos. En 1999 separé el grupo. Ya había dado lo que tenía que dar. No tenía frescura. No era como cuando empezamos. Íbamos al local y apenas hablábamos.Yo quería hacer una carrera en solitario. Se lo tomaron mal, ellos querían seguir con el grupo aunque las diferencias musicales eran abismales. Como me consideran un traidor, no me hablan desde entonces, aunque les consideraré siempre mis amigos, mis compañeros. Pasamos dieciocho años juntos, pasamos muchas aventuras juntos en conciertos y miles de cosas. Supongo que a ellos les pasará lo mismo, me tendrán cierto cariño. Sería muy difícil ahora juntarse. Primero habría que conocerse, saber de la vida de cada uno.
De todas formas, a mí me gusta también conservar ese malditismo. Si hubiera una oferta muy, muy importante, aún, igual que cada uno de los componentes de Héroes del Silencio, que cobró un millón de euros y se juntaron de nuevo. Así sí: el dinero puede con todo, pero como no va a haber eso… Tampoco me lo imagino. Clavo dice lo mismo, ni quiere ni le apetece, y a mí tampoco. Y eso es algo que tiene que partir de nosotros mismos, pero ¿cómo puedo juntarme con dos señores que no me hablan desde hace dieciocho años?
–Para alguien que procede de un grupo reconocido, ¿es difícil hacerse abrirse camino en solitario?
–Ese fue mi reto. Tenía muy claro por qué quería hacer una carrera en solitario. Primero porque llevaba dieciocho años con ellos y el grupo musicalmente lo había dado todo, estaba muerto, no nos divertíamos como antes. Quería tocar con otra gente y también, qué leches, quería –así te lo digo– poder decidir por mí mismo. Antes teníamos que decidir entre los tres, por ejemplo respecto a las portadas. Recuerdo que empezábamos a debatir: “Yo salgo más guapo en esta…”. Es un ejemplo tonto, pero era todo un poco caótico. Tenía 39 años cuando dejé Gabinete y me consideraba lo suficientemente adulto para hacer mi carrera en solitario y para decidir cuál es la portada de un disco y qué canciones me gustan. Es un reto que me costó dos años.
En 1999 la generación de los ochenta ya estábamos pasados de moda y llegaron otros grupos. Así que hice cuatro canciones, una maqueta y la pasé por discográfica. Al final conseguí que el mismo sello que había grabado con Gabinete se interesara por mí y salió Patente de corso. Fue cojonudo. Lo puse muy alto y, de hecho, soy incapaz de superarlo. Es un disco que también tenía influencias brasileñas y se convirtió en mi marca como Jaime Urrutia. Tuvimos que trabajar mucho: coincidió con que empezaba Operación Triunfo, comenzaba a haber muchos manteros, se veía que empezaba a decrecer la venta de discos… y aun así logramos vender 60.000 discos, que está muy bien para la época. Salieron vídeos muy buenos de ese disco y creo que oyéndolo te das cuenta de que Jaime Urrutia tenía algo que decir, aparte de lo que había sido Gabinete.
Tenía 39 años cuando dejé Gabinete y me consideraba lo suficientemente adulto para hacer mi carrera en solitario y para decidir cuál es la portada de un disco y qué canciones me gustan
–¿Con qué estilo se encuentra más a gusto desde que actúa en solitario?
–Siempre con el rock. No puedo negar que siempre me han gustado Caetano Veloso, Vinícius de Moraes… Lo bonito es mezclarlo. Me interesan las influencias en la música. Pero el rock y el pop sobre todo.
–¿Qué opina del panorama musical actual?
–No sigo ninguna banda moderna, en mi casa sólo escucho los clásicos. Hablo de la música española, los grupos que me pueden gustar son ya mayores. Como pasa en el fútbol, la política… vamos a un mundo que sólo va por el dinero, es muy triste pero es así. Se podrían hacer cosas interesantes, no te estoy diciendo que no haya creatividad, a lo mejor la gente creativa no llega a mis oídos… No voy a dármelas de listo. La verdad es que no pongo mucho interés en que me lleguen. He llegado a un punto en el que sigo mi carrera y voy a mi aire.
Yo soy un hombre de izquierdas. Creo en la justicia social. Durante casi toda mi vida he votado al PSOE y después dejé de votarlo. Me hubiera gustado que hace dos años Pablo Iglesias se hubiera unido al PSOE y que hubieran echado a Rajoy del Gobierno
–¿Y respecto a la situación política que atravesamos?
–La verdad es que me interesa poquísimo. Yo soy un hombre más de izquierdas. Está claro que la gran mayoría de derechas y los que tienen dinero quieren conservarlo. Pero eso es algo que pasa desde los años treinta. Ahora está todo más edulcorado. Creo en la justicia social. Durante casi toda mi vida he votado al PSOE, también dejé de votar durante mucho tiempo, luego voté a Carmena… Pero me hubiera gustado que hace dos años Pablo Iglesias se hubiera unido al PSOE y que hubieran echado a Rajoy del Gobierno. Me da rabia.
–¿Qué piensa sobre el conflicto catalán?
–Vivo totalmente ajeno a ello. Supongo que tienen sus motivos pero resulta bastante desagradable. “Los nacionalismos qué miedo me dan”, decía Bunbury. Y pueden tener sus razones históricas, pero me aburre el tema y ojalá se arregle. Los nacionalismos lo único que hacen es joder la vida.
Se están pasando tres pueblos con la violencia de género. Ya no se puede decir guapa a una persona. Yo también he sufrido la violencia de género por parte de mujeres
–¿Hay más libertad de expresión ahora que en los ochenta?
–Buena pregunta. Hay más libertad pero está más camuflada. En los ochenta todavía había actos de libertad, cosas contra las que había que rebelarse… Ahora está todo permitido, es un lujo que no haya nada con lo que meterse, pero con tanta información, tanto internet, estamos llegando a un punto que no sabe dónde empieza y acaba la libertad. Yo prefería los ochenta, fue la época que me tocó vivir. He visto el cambio tecnológico, las redes sociales no me interesan nada, aunque reconozco que internet es una maravilla. La violencia de género… me parece que se están pasando tres pueblos. Ya no se puede decir guapa a una persona. Yo también he sufrido la violencia de género por parte de mujeres. Está todo asquerosamente legalizado.
Galdós es mi ídolo. Y soy un aficionado declarado a los toros. Defenderé siempre que a un toro hay que matarlo. Están para eso; si no, estarían en extinción.
–¿Cuál es su visión actual acerca de la tauromaquia?
–Ten cuidado con hablar de toros... En mi facebook entraron los antitaurinos y lo tuve que cerrar porque empezaron a llamarme “asesino”. Soy aficionado a los toros desde pequeño porque mi padre era crítico taurino en el diario Madrid y escritor. También he hablado del tema en mis canciones. Soy un aficionado declarado. Son años difíciles para los toros. El antitaurinismo está haciendo mucho daño y los toreros no se están sabiendo defender. Es un rito, pero yo ya me niego cuando me piden que hable del tema.
También tengo que decir que el mundo del toro siempre ha sido un fraude. Es un negocio más: hay toreros que salen a torear y eligen a los toros más pequeños. Hay toros a los que les afeitan. Los auténticos aficionados ya luchaban contra ese fraude. De vez en cuando voy, pero ya no tanto. Defenderé siempre que a un toro hay que matarlo. Están para eso; si no, estarían en extinción.
–A alguien cuya asignatura preferida era Literatura hay que preguntarle qué está leyendo…
Me encanta Pérez Galdós, Fortunata y Jacinta lo releo de vez en cuando. Me gusta mucho cómo escribe y cómo pone las comas, los puntos, los puntos y coma… Galdós es mi ídolo. Ahora leo un poco de todo, todas las noches. Sobre todo me gustan la novela y la biografía y me interesa mucho la Segunda Guerra Mundial, pero también Sherlock Holmes... Soy muy clásico en todo.