Después de casi dos años sin que la música pudiese mostrarse en directos contundentes y multitudinarios, en 2022 la reactivación ha alcanzado niveles hasta ahora desconocidos. Sin medidas de seguridad ni mascarillas a la vista, la acumulación de giras y festivales retrasados por la pandemia y la aparición de nuevos proyectos ha provocado una sobreoferta en la que la distinción es la diferencia. En el caso de Antón Álvarez, más conocido como C. Tangana o El Madrileño, la diversidad y la novedad marcan su gira Sin cantar ni afinar que comenzó en enero en Bilbao y tras un recorrido estival por España, en otoño se extenderá a Hispanoamérica.
En sus conciertos el artista, ha conseguido numerosos sold outs. La presentación de El Madrileño, el disco más vendido en España en 2021, está siendo un éxito sin precedentes, construido sobre una estudiada propuesta escenográfica que ha despertado una enorme expectación entre medios de comunicación, críticos y fans. La publicación del LP fue un punto de inflexión en su carrera, consiguiendo numerosas alabanzas al fusionar reminiscencias del pop español con la música latinoamericana y contar con grandes nombres de la historia de la música de ambos lados del Atlántico.
Este espíritu celebratorio de raíces latinas lo ha trasladado con gran éxito al escenario. Flamenco, rap, rock, rumba, trap o bachata son algunos de los ritmos que sobrevuelan este espectáculo musical, pero también teatral y cinematográfico. C. Tangana se ha rodeado de coristas, guitarristas, cuerdas, vientos y percusiones o de profesionales como Huberto Morales con el fin de homenajear la historia del pop nacional y latinoamericano, al mismo tiempo que exhibe su estatus de artista. El título de la gira es una ironía sobre muchas de las críticas recibidas a lo largo de su carrera, acertadas o no.
Durante dos horas de concierto, Antón Álvarez recuerda su pasado como rapero con Still Rapping o Llorando en la limo, y lo hace sin interpretar algunos de sus mayores éxitos de 2017 (Booty o Mala Mujer). Y no le hace falta. El setlist que presenta es tan compacto y pensado al milímetro que hacer un viaje demasiado anclado en su pasado quitaría el sentido a este tour. Los invitados que ha presentado a lo largo de la gira son tan diversos y numerosos como los guiños que realiza: Omar Montes, Daviles de Novelda, Canelita, Rita Payés, Nathy Peluso, Kiko Veneno, Antonio Carmona, La Húngara, Niño de Elche, el cantaor sevillano Ismael El Bola o el guitarrista alicantino Yeray Cortés son algunos de los nombres que han acompañado a Antón durante sus conciertos. ¿Quién en un mismo concierto es capaz de recordar las marchas de Semana Santa, Ray Heredia, La Unión, Ketama o versionar Suavemente de Elvis Crespo?
La escenografía y dirección artística expresan a la perfección este carácter festivo que musicalmente se ha presentado previamente ante nuestros oídos. Cuando C. Tangana aparece solo lo hace con coros pregrabados e iluminado en sus momentos de remembranza del rap, durante el resto del concierto se encuentra en un plató de rodaje o de una obra de teatro musical. La elegancia en la iluminación se mezcla con la variedad de sus acompañantes y objetos que le rodean. Mesas, tablaos, lámparas, barman, músicos elevados en plataformas e indumentaria de gánster con sedas, camisas de tirantes y oros refuerzan la propuesta de El Madrileño por encima de su propio nombre, C. Tangana.
Porque encima del escenario no está Crema, aquel joven rapero de Madrid, ni su inmediato predecesor C. Tangana, sino un personaje principal rodeado de secundarios que crean una narrativa ubicada en una coctelería de un país desconocido entre España y América Latina. El público no es un mero observador de la película festiva que se rueda en el escenario, sino que participa de la experiencia musical y visual, alargando la fiesta hasta la última fila de los asistentes. Es la idea que previamente presentó él en el aclamado Tiny Desk realizado para la NPR (National Public Radio of America), y que ha funcionado con tanto éxito que ha decidido trasladarla al directo.
Durante el concierto es muy significativo el uso de las pantallas panorámicas, con imágenes que recuerdan al espacio cinematográfico y que, en ocasiones, consigue que la mirada se desvíe a esta y deje de lado el escenario. Ya no solo retransmite los movimientos del cantante para aquellos espectadores más alejados del escenario, sino que propone una nueva dimensión a tener en cuenta, al proporcionar elementos que enriquecen toda la experiencia musical, como sucede en el Motomami World Tour de Rosalía.
C. Tangana no ha cambiado la historia de la música en directo, pero sí ha aportado novedades a la escena española en cuanto a propuestas audiovisuales, que ya se han dado antes fuera del panorama nacional. No es descabellado definir su gira como una producción con miras internacionales, que recuerdan a Kanye West o a Juan Luis Guerra en concierto. Y su principal producto, El Madrileño, es su mejor baza: un disco que se mece entre dos continentes y con el que Antón Álvarez ha conseguido hacer un recorrido por la historia del pop nacional y la canción latinoamericana.
Son sus propias canciones –y no versiones– las que recuerdan una trayectoria musical que nos define y que pocos se han atrevido a proyectar fuera de nuestro país, como Alejandro Sanz, entre otros. El artista no deslumbra por su voz y no le hace falta, pues no es lo principal: su visión musical y creativa de este proyecto se sobrepone sobre timbres vocales y grandes voces. Con el innegable marketing y equipo de producción que lo sustenta, C. Tangana también ha reivindicador el talento nacional e internacional asentado, que su joven público desconocía por completo. Acercar a adolescentes y veinteañeros las figuras de Eliades Ochoa, Jorge Drexler, Toquinho o José Feliciano supone un reconocimiento de nuestro pasado cultural y permite que las nuevas generaciones se interesen por aquellos featurings del disco de C. Tangana. Y viceversa, hacer que los espectadores con más edad conozcan a Omar Montes, Nathy Peluso u Omar Apollo es un éxito de su proyecto, al juntar padres e hijos curiosos en la primera fila de sus conciertos.
Tras una sucesión de hits, C. Tangana es aupado por su equipo cuál mártir, jugador de fútbol o torero frente a su público. De rapero madrileño a figura internacional, de Agorazein a El Madrileño, Antón Álvarez recupera nuestro patrimonio, lo reconoce y actualiza sin olvidar nunca sus referentes. Y qué mejor manera que hacerlo rodeado de los mismos en una sobremesa con músicos en directo, encima de un escenario y frente a un público que ha podido conocer su pasado multifacético o no. Para disfrutar de sus conciertos no es necesario conocer a Crema o Agorazein, pero sí reconocer que C. Tangana engloba muchas realidades musicales.