Como alentadas por la cercanía del centenario de su nacimiento, en 2022, pero propiciadas también por otras efemérides, las editoriales que ya lo tuvieron en catálogo recuperan a uno de los más singulares poetas españoles de la generación del cincuenta, si dejamos que esta esquematización temporal impere sobre la lingüística, pues a diferencia de otros poetas y amigos suyos de la denominada escuela de Barcelona, Gabriel Ferrater (1922-1972) escribió toda su obra, no muy extensa, en catalán (salvo algún poema en inglés), a diferencia de lo que hicieron otros colegas y amigos como Jaime Gil de Biedma o Carlos Barral (su empleador en cierta época), que optaron por el castellano.
La aparición casi simultánea de una nueva edición de su poesía completa reunida bajo el título de Les dones i els dies (Edicions 62), de la que hay una traducción completa de Mª Àngels Cabré en Lumen (agotada), y de la antología que él mismo un día seleccionara traducida, Mujeres y días (Austral, procedente del fondo de Seix Barral), vuelven a poner el nombre de Ferrater sobre la mesa. Se anuncian las obras completas, que sin duda tendrán interés porque ofrecerán, juntas y complementarias, las diferentes caras de su poliedro.
Los más jóvenes se preguntarán quién fue este poeta. Quienes ya no lo sean y sí lo sepan se pueden interrogar por la vigencia de su obra. Hermano de Joan Ferraté (cada uno empleaba una forma distinta para el mismo apellido), Gabriel Ferrater tuvo una vida édita breve y concentrada de solo tres títulos: Da nuces pueris (1960), Menja’t una cama (1962) y Teoria dels cossos (1966). Son los libros que, revisados por su autor, fueron a parar a Les dones i els dias en 1968, es decir hace cincuenta años.
Ahora, ese compendio ha aparecido en edición crítica de Jordi Cornudella, quien ofrece la muestra más amplia de la poesía de Ferrater hasta la fecha, aportando a los libros ya cerrados cuatro poemas que llama suplementarios (aunque no entraron en aquella edición, se sabe que el poeta los habría incorporado), siete poemas que formaron parte pero fueron a la postre descartados, y unos cuantos más, en su mayoría versos de circunstancias. Albacea suyo, Cornudella es un editor meticuloso y que, para presentar la labor de la cigarra Ferrater, trabaja con la laboriosidad de la hormiga, presentando variantes, rescatando las miguitas de versos traspapelados en el vendaval del tiempo y en el de la censura.
En cuanto a Mujeres y días, cuenta con prólogos de Arthur Terry y Pere Gimferrer, con traducciones de este mismo, José Agustín Goytisolo y José María Valverde que se puede afirmar que responden a lo que es exigible a una buena traducción poética: que funcionen como poemas en la lengua de llegada. Aunque no se mantenga la rima que siguen muchos poemas de Ferrater, ritmo y solvencia expresiva están más que asegurados. Cierto es que Mujeres y días no recoge toda la producción poética del poeta barcelonés, pero se trata de una antología amplia y, desde luego, representativa.
Desarrolló su autor una actividad frenética y variada. Fue coautor (más que traductor) de un libro de matemáticas, reunió en otro volumen cinco conferencias sobre un poeta que se conocía al dedillo, Carles Riba. También se ocupó de la crítica y la reflexión, y escribió sobre literatura (J. V. Foix, Maragall, pero igualmente sobre Kafka o Simone Weil) y, pasión no menos suya, sobre lingüística.
Asimismo, sobre pintura. Tradujo a Dashiell Hammett y los dos primeros actos de Coriolano de Shakespeare entre otras obras y desde otros idiomas, y redactó numerosos informes de lectura para Seix Barral, y también para un puñado más de editoriales, en inglés y alemán. Con José María de Martín escribió una novela policiaca, Un cuerpo, o dos, destinada a un premio que no obtendrían. Y fue profesor en la Universidad Autónoma de Barcelona pese a no ser licenciado, gracias a una argucia administrativa que le dio contrato (y sueldo, ay) de jardinero.
Ocho años mayor que Gil de Biedma, según este “Ferrater lo había leído casi todo en casi todas las lenguas europeas y era el lector más inteligente que yo haya conocido en mi vida”. El también cultísimo autor de Las personas del verbo (su poesía reunida compuesta igualmente por tres libros) veía en el de Les dones i els dies una complicidad varia que en la composición poética tenía que ver con esa estirpe de Auden del poema dicho en voz baja, sin aspavientos, que a su vez procede entre nosotros de Cernuda, y que es el que ha prevalecido con más fecundidad en la lírica española, sea cual sea la lengua en la que se exprese esta.
Ocho años mayor que Gil de Biedma, según este “Ferrater lo había leído casi todo en casi todas las lenguas europeas y era el lector más inteligente que yo haya conocido en mi vida”. El también cultísimo autor de
Características de la poesía de Ferrater son la base endecasílaba de muchos poemas (aunque también adelgaza el verso), el uso sabio de la rima, la eufonía no enfática y coloquial, el empleo de palabras comunes, postergadas antes de él por un sentido reduccionista de la belleza que lo quiere hacer equivalente a la pulcritud y la elegancia. Son elementos que mantienen su vigencia. También, y esto lo vio Terry, la presencia de descripciones y de objetos, además de algo infrecuente en la poesía peninsular, cual es el poema largo.
Es ese poema extenso especialmente propicio a la reconstrucción de un pasado, al memorialismo, en una línea abierta por William Wordsworth en El Preludio. Las dos composiciones largas de Ferrater son In memoriam y Poema inacabat. El primero reconstruye su infancia y juventud, rompiendo tópicos y hasta incorrecto políticamente hoy día al recordar los “paseos” en el bando republicano y la iniciación sexual con las putas; el segundo es deudor de Chrétien de Troyes, con unos octosílabos pareados aromados del siglo XII y que han sido traducidos por Joan Margarit y Pere Rovira (Poema inacabado, 1989).
Hace años que Cataluña no está para versos, y menos para la poesía reflexiva, que requiere el sedimento de ideas o contemplaciones alcanzadas desde el sosiego. Un tal Alfons López Tena pasa por ser el inventor del lema Espanya ens roba (el insidioso “España nos roba”). Pero robar, lo que se dice robar, o plagiar (o quizá no, porque el hombre no leerá poesía) lo ha hecho él con el verso de Ferrater Where Spain robs us, the old bitch (“Donde España nos roba, esa vieja perra”), verso incluido en un poema en inglés de 1966 que envió a Gil de Biedma dedicándole un ejemplar de Teoria dels cossos. En ese poemita hablaba también de la poesía (the dear bitch, poetry, a la que acusaba de poner los cuernos a uno y otro, en salomónico engaño). El destinatario fue el primero en recogerlo en una nota al pie de sus ensayos completos, El pie de la letra.
Cierto Ferrater (todo retrato es parcial, y este libro está escrito además desde la ficción) está presente en F. de Justo Navarro (Anagrama, 2003). Allí se da cuenta de las andanzas del poeta y de sus intereses varios, pero como los mandamientos aquellos se resumen en dos: fundamentalmente las mujeres y el alcohol. También se utiliza la leyenda de que una vez, en la mitad de su treintena, había declarado que no superaría los cincuenta años de edad (el dato procede de Jaime Salinas). De “personalísima evocación”, la calificó el crítico Ricardo Senabre. Cumple añadir que Navarro no conoció jamás a Ferrater y que toda su información procedía de fuentes secundarias citadas al final de su libro. Tampoco lo conoció Juan Tallón, que incluye a Ferrater en su novela Fin de poema (Alrevés, 2015) donde se ocupa de los finales cuatro escritores suicidas (los otros son Pizarnik, Pavese y Sexton).
Quien si lo conoció fue J. V. Foix, quien le dedica su poema Tots hi serem al Port amb la desconeguda, una elegía fechada en enero de 1973, meses después del suicidio de Ferrater. No todos los poetas españoles tienen, por otra parte, la suerte de que un premio Nobel de literatura se ocupe de ellos. Seamus Heaney escribió un estudio preliminar para la traducción de Terry (Women and Days), a quien trató en Belfast: “En otras palabras, esta es una poesía que, no obstante su origen romántico, contempla su promesa romántica con eterno escepticismo. Y es por ello por lo que ha envejecido tan bien” (la traducción es de Jordi Doce). Ferrater es el más grande de los poetas en catalán tras Carner, Vinyoli o Rosselló Porcel, según Vázquez Montalbán. Por lo que respecta a fuera de Cataluña, su estatura, el ascendente de su obra poética, es solo comparable a la de Vinyoli, me atrevería a decir.
Quien si lo conoció fue J. V. Foix, quien le dedica su poema
Fue un amante de su lengua catalana, que cultivó desde la poesía y estudió desde la lingüística, pero su relación con el nacionalismo no fue de entrega. Sería absurdo dilucidar cómo habría actuado en el actual estado de cosas, pero sí sabemos cómo se expresó en alguna ocasión. Cuando renunció a formar parte del jurado del Premio Internacional de Literatura auspiciado por Einaudi y Barral, argumentaba: Apuntaré només que tota forma de nacionalisme em sembla un fenomen molt perillós de compassió d’un mateix i de compensació d’aquesta compassió, i que no vull mirar de massa prop coses d’aquestes (“solo apuntaré que toda forma de nacionalismo me parece un fenómeno muy peligroso de compasión hacia uno mismo y de compensación de esta compasión, y que no quiero mirar desde demasiado cerca estas cosas”).
Por otra parte, en una entrevista de 1969 que permaneció inédita por la muerte repentina del entrevistador, Roberto Ruberto, volvió a cargar contra el nacionalismo, si bien habló de Cataluña como país casi ocupado (pero recuérdese el contexto, finales de los años sesenta y Franco en el poder, y nótese también la paradoja que observa de que el ocupado, cosa insólita y anómala donde las haya, sea más rico que el “ocupador”): una cosa que detesto, potser més que cap altra en el món, és el nacionalisme: nacionalisme català, nacionalisme espanyol, nacionalisme europeu, nacionalisme occidental; detesto tots els nacionalismes, però això no obsta perquè a Catalunya hi hagi una situació anormal. La contradicció és aquesta: que vivim quasi en un estat d'ocupació, i en canvi els diners els tenim nosaltres (no es necesario traducir su transparencia).
Se han cumplido cincuenta años de la publicación de Les dones y els dias. Él dejó escrito y dicho aquí y allá que un poema ha de tener el mismo sentido que una carta comercial, pero al mismo tiempo que ha de ser divertido; que las ideas han de ser anteriores a la forma; y que en poesía se puede escribir de todo. Se puede estar de acuerdo o no, pero es difícil no asentir a la calidad de los poemas de Ferrater.