El crecimiento del sector azucarero español durante el siglo XX, promovido por un aumento de la demanda, estuvo protagonizado tanto por un rápido proceso de oligopolización como por el creciente intervencionismo del Estado, a través de una continuada política proteccionista y una creciente regulación cada vez más influida por los principales grupos empresariales del sector. Un sector que, sin embargo, a finales de los años setenta todavía se mostró incapaz de alcanzar el nivel de eficiencia medio internacional y de suministro de su mercado nacional, que lo obligó desde la postguerra a mantener importaciones. En este contexto, dentro de la industria azucarera española la compañía Ebro consolidó su liderazgo de la mano del ingeniero agrónomo aragonés Mariano Lozano Colás.

Retrato de Manuel Lozano Colás

El importante papel desarrollado por Mariano Lozano en la compañía Ebro no fue ajeno a la importancia de las relaciones familiares en su seno. Nacido en 1892 en Daroca (Zaragoza), hijo de una familia de terratenientes, industriales y políticos conservadores de dicha ciudad, finalizó en Madrid en 1916 la carrera de Ingeniero agrónomo. Su directa relación con importantes socios fundadores y consejeros de la compañía Ebro, su padre y su primo Ricardo (presidente de la sociedad en 1913-20 y en 1928-31), posibilitaron su incorporación a la dirección de la empresa en los expansivos años veinte, compaginando el aspecto técnico -como ingeniero agrónomo- como Jefe de cultivos, con el de la gestión empresarial como consejero de la sociedad (sucediendo en dicho puesto a su padre), Delegado regional de la compañía en el valle medio del Ebro y vicepresidente de la zaragozana filial Azucarera del Gállego.

Todavía, a finales de los años veinte, la mayor parte de la producción azucarera española estaba localizada en la cuenca del Ebro. Este protagonismo regional azucarero cambió ya durante el segundo cuarto del siglo XX en favor de la cuenca del Duero. Desde el Consejo de Ebro, Mariano Lozano promovió desde entonces la nueva expansión remolachero-azucarera de la compañía en la cuenca del Duero.

Auge de la empresa azucarera española

Desde esa década ya asistimos a un importante avance en este proceso de oligopolización del sector azucarero, protagonizado por tres empresas: la Sociedad General Azucarera (SGA), la catalana Compañía de Industrias Agrícolas (CIA) y la Compañía Ebro de Azúcares y Alcoholes (EBRO), resultado de la fusión en1929 de la Azucarera del Ebro S. A. y la Compañía de Alcoholes S. A. (promovida por Leopoldo Lewin). Estas tres empresas han sido las tres grandes protagonistas de la historia empresarial azucarera de nuestro país durante el novecientos.

Estas tareas empresariales azucareras en el grupo Ebro las compartió Mariano Lozano con una importante presencia en otros sectores de la vida empresarial zaragozana, ya notable en los años treinta, como consejero de importantes empresas locales vinculadas al grupo del Banco de Crédito de Zaragoza (BCZ). Durante las décadas de postguerra, aunque desplazó su residencia a Madrid dicho protagonismo experimentó una notable consolidación.

Pionera azucarera del grupo (1912). Azucarera del Ebro. Luceni (Zaragoza)

En las décadas de posguerra, esta estrategia de expansión azucarera de la compañía Ebro hacia la cuenca del Duero y del Guadalquivir se consolidó, y Mariano Lozano alcanzó las máximas responsabilidades en la gestión de la empresa, primero como consejero delegado (desde 1944) y más tarde como presidente del grupo (desde 1957, hasta su jubilación en 1972). Si a mediados del siglo, Ebro ya era el principal grupo productor azucarero español, a principios de los años setenta consolidó su liderazgo (el peso productivo de Ebro, 43 %, era cercano a la suma del de sus dos competidores). Si en 1951 Ebro contaba con nueve azucareras (de ellas cuatro en el valle del Ebro, dos en el Duero, dos en Andalucía occidental y uno en el Centro); en 1972/3 eran 12, de ellas ya localizaba seis en el Duero, cuatro en Andalucía Occidental (y Badajoz) y solo dos en el Ebro. Así, su producción se localizaba casi toda ella en las zonas con mayor rendimiento sacárico y su capacidad productiva fabril media era superior a la de sus competidores. El grupo Ebro desarrolló, asimismo, una importante diversificación industrial (además de la producción alcoholera, la de levaduras, ácido cítrico…) y agrícola (semillas, fincas agrícolas…).

Vinculado al Instituto Internacional de Recherches Betteravières, Mariano Lozano apoyó desde los años 40 la investigación en la mejora de la producción de semillas de remolacha y fue con su colega zaragozano Ramón Esteruelas, Director General de Agricultura en esos expansivos años (1965-69), uno de los firmes promotores de la Asociación para la Mejora del Cultivo de la Remolacha Azucarera (AIMCRA).

Una gestión fructífera

Fuerte expansión de la sociedad durante los años de su gestión. El capital social de Ebro pasó entre 1944 y 1972 de 125 a 731 millones de pesetas y el valor de la acción se multiplicó por 3,4. La expansión en la capitalización de la sociedad obligó a que los primeros grupos de accionistas compartieran en las últimas décadas su participación social con la presencia de grupos financieros, manteniendo desde los años cincuenta una alta rentabilidad accionarial (superior al 15 %). La gestión de la compañía, tras la muerte de Mariano Lozano, siguió estando presidida por su hijo Francisco Javier -consejero secretario de la sociedad desde 1960 y consejero delegado desde 1965- hasta 1988 en que se produjo el "desembarco" de Javier de la Rosa/ grupo Torras en la empresa, produciéndose dos años más tarde la fusión de Ebro con la catalana CIA en Ebro Agrícolas S.A.(EASA); a la que se sumó en 1999 la SGA y la creación de Azucarera Ebro Agrícolas (AEA).

Edificio de la sede social del grupo Ebro en Madrid (Villanueva, 4)

Durante las décadas de postguerra, Mariano Lozano, aunque desplazó su residencia a Madrid, junto con su claro protagonismo empresarial azucarero español consolidó su presencia en la vida económica zaragozana. Recordemos que, tras la decadencia a finales de los años cuarenta del grupo económico local vinculado al Banco de Crédito de Zaragoza y algo más tarde del Banco de Aragón (consejero desde 1950), estuvo vinculado asimismo a la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja (CAZAR), verdadero poder económico regional emergente en estos años, dirigida por José Sinués. Mariano Lozano fue nombrado consejero de CAZAR en 1961 hasta su fallecimiento. Tras la muerte del director general de CAZAR José Sinués en 1964, Mariano Lozano no fue ajeno al nombramiento del nuevo director, su sobrino el abogado zaragozano José Joaquín Sancho Dronda, procedente del Banco de Aragón donde había sido secretario general y director general adjunto. Actuaciones que revalidan a Mariano Lozano Colás como un importante empresario en la vida económica española durante el tercer cuarto del siglo XX y uno de los más influyentes durante ese periodo en la economía aragonesa.

 

Trazas y Negocios. Manuel Lozano 1

Trazas y Negocios. Manuel Lozano