Se habla de regular lo que se llama vientres de alquiler o gestación subrogada igual que hablamos de incubadoras artificiales o de las gallinas ponedoras. Se habla igual que cuando discutimos de si prohibir la prostitución o regularla. ¿Por qué no mirar hacia las personas y hacia los modelos que funcionan para orientarnos en el camino a tomar?
En España donar sangre se considera una acción solidaria y altruista. También lo es donar los órganos de un familiar fallecido, para realizar trasplantes y salvar la vida de otras personas. Tenemos un modelo que funciona, lo hemos exportado a otros países y sabemos que en esto somos una referencia mundial. También se pueden donar riñones, trocitos de hígado o medula ósea de una persona viva para salvar la vida de un familiar y se pueden donar óvulos o esperma para facilitar la procreación a parejas que tienen dificultades para conseguirlo. Antiguamente se utilizaban las amas de cría para amamantar a bebés, cuando no existían las leches maternizadas. Cuando el donar algún órgano o una secreción corporal es una acción voluntaria o altruista, es un hecho puntual conlleva poco dinero a cambio, no suele haber discusión y los efectos colaterales suelen estar bien controlados.
¿Hemos de equiparar la gestación a la prestación altruista a un fenómeno de solidaridad o damos entrada al comercio con el cuerpo humano?
Sin embargo, cuando el cuerpo se cede o se presta a cambio de dinero, no sólo nos surgen dudas sobre la ética del fenómeno, también suelen darse situaciones que sugieren que la necesidad y la desesperación de unos favorece el beneficio de otros. Cobrar una cantidad significativa de dinero por ceder un riñón o cobrar por realizar un acto sexual tras otro, son las situaciones que han propiciado efectos no deseados. El comercio del cuerpo humano es lo que favorece el surgimiento de mafias; el asesinato y el secuestro para realizar venta de órganos para trasplantes no consentidos; la compra de niños a familias necesitadas del tercer mundo y el engaño de mujeres y niños para convertirlos en esclavos y prostituirlos en nuestras sociedades.
Volvemos a lo que estábamos: ¿Hemos de equiparar la gestación a la prestación altruista a un fenómeno de solidaridad o damos entrada al comercio con el cuerpo humano? Si es altruista, debe prohibirse la gestación por comercio y alquiler y dar entrada a nuevos conceptos sobre lo que significa la maternidad y a nuevos derechos para aquellas madres que lo son parcialmente (unas porque ponen el óvulo y otras porque ponen el útero). Un país respetuoso con los derechos humanos no debe consentir que ningún ser humano sea parcializado y considerado como algo que se puede vender en su todo o en sus partes, un medio para conseguir algo, como algo que se puede alquilar, como algo que se puede poseer, usar y tirar. ¿Ser madre y perder derechos a cambio de dinero? ¿Equiparar la madre a un vientre o subrogar una gestación? Permítanme que no lo vea tan claro. Estoy por regular una acción altruista para que nadie pierda derechos. Pero el cuerpo o sus partes, a veces los pobres lo ponen a disposición de los que pueden pagarlo por necesidad, cuando es lo único que tienen para sobrevivir. Comerciar con el cuerpo es una puerta abierta al maltrato y a la explotación. Pagar por usar un cuerpo y luego olvidarlo parece que descarga algunas conciencias, pero en nada modifica el hecho de estar considerando a otra persona como un objeto despersonalizado. En nada modifica la falta de respeto a los derechos humanos.