Así justifica el historiador catalán Pere S. Argila que Badalona era una de las candidatas a ser escenario de un desembarco de las tropas aliadas en 1944, pero que las divergencias entre los aliados lo llevaron, finalmente, a Francia. El investigador aporta documentos para dar consistencia a esta rocambolesca teoría que aparece en el último número de la revista Sàpiens, un producto editado por un sello participado por Som (cuyo responsable es Oriol Soler, gurú del procés en la sombra) y Minoria Absoluta (del periodista y productor Toni Soler, muy vinculado a TV3).
Según Argila, especialista en aeronáutica militar, el desembarco de Badalona era una opción que estaba sobre la mesa de los aliados, pero a la que se opuso el entonces primer ministro británico, Winston Churchill, que temía que este movimiento desencadenara en el regreso de las izquierdas a España, cuestión que no le interesaba. De hecho, en uno de los documentos que aporta el historiador se lee “British opposed”. Es decir, que los británicos, según esta versión de la historia, se opusieron al plan de EEUU y convencieron al presidente Franklin Roosevelt para llevar la Operación Dragoon a otro lugar.
Fábricas e infraestructuras: los objetivos
En otro momento, el historiador aporta un mapa aéreo de Barcelona como prueba de esta posible invasión de Cataluña para “neutralizar el régimen franquista” y comenzar a ganar la Segunda Guerra Mundial. Además, según las investigaciones, en 1943, dos militares estadounidenses emergieron del agua y se arrastraron por una playa del Maresme para evaluar el terreno. Y, según esta teoría “secreta”, dieron el visto bueno por la cercanía a Barcelona, por la poca profundidad y porque la arena era adecuada para la operación.
Argila asegura que se apoya en documentos inéditos desclasificados de los Archivos de las Fuerzas Aéreas de EEUU, de los Archivos Nacionales estadounidenses y de los Archivos Nacionales del Reino Unido. Concluye que la ocupación del puerto de Barcelona era clave para desarrollar la operación y aporta otros escritos en los que se señalan otros objetivos, como fábricas, vías de tren y hasta pequeños talleres de reparación. Por último, añade un listado de tropas de la unidad de exiliados republicanos españoles que luchaban como voluntarios con el ejército británico y estaban dispuestos a intervenir.