“Organyà seguirá siendo la cuna del catalán”. Así de contundentes se muestran algunos de los habitantes del municipio en el que fueron descubiertas las célebres homilías en 1904. Un texto que ha sido considerado durante años el primero escrito en la lengua vernácula de Cataluña, y fechado entre finales del siglo XII y principios del XIII. No obstante, la reciente difusión que dio la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) a la identificación del autor de un nuevo pergamino denominado Greuges de Guitard Isarn, hallado en la iglesia románica de Santa Maria de Organyà (Lleida), y que data de 1105, quebró la tradición por la que era conocida la localidad. Y dio pie a la curiosidad por el pueblo colindante de Cabó, de donde podría ser Ramon, su escritor.
La curiosidad reside en la confrontación entre dos pueblos colindantes por erigirse como el lugar donde nació el catalán. Algo irreal, por otro lado, si se tiene en cuenta que Cabó, durante la Edad Media, como explica el historiador Daniel Fité, era “un lugar muy pequeño, con cuatro barracas de madera y un castillo que dependía de los servicios de la villa de Organyà”. Es decir, el casco urbano real era el de Organyà, municipio de 771 habitantes situado junto al río Segre, y no la pequeña localidad de Cabó que, hoy en día, tan solo cuenta con 93 personas censadas, según los datos de Idescat de 2020. Por tanto, muy probablemente los Greuges de Guitard Isarn se escribieran en el municipio que se ha hecho famoso por ser la cuna de la actual lengua autonómica.
Descubierto en Organyà
El texto escrito por Ramon de Cabó fue encontrado en Organyà, según publicó el historiador Joaquim Miret i Sans. “Estos documentos son una lista que hace el señor de Caboet, que tenía un castillo en Cabó, y hace su testamento y redacta los agravios para recuperar el castillo”, explica Fité. Es decir, además, no podría considerarse como una obra literaria como las homilías, dado que constaba de varios puntos para facilitar la comprensión oral a todos aquellos con un nivel cultural más bajo y que no dominaban el latín.
“Ramon tampoco no se sabe si era de Organyà o de Cabó”, se pregunta el alcalde de Organyà, Celestí Vilà. Realmente la conexión entre ambos pueblos, más que conflictiva, es cordial. Especialmente para Cabó, con tan solo un restaurante en uno de sus núcleos de población y un camino rural que lo conecta con el pueblo de las homilías, que sirve como localidad de servicios a todo el área antes de llegar a la capital comarcal, La Seu d’Urgell (Lleida). Pero esta relación ha permanecido durante siglos, en la época en la que fueron escritos ambos textos la cabeza poblacional era la misma que en la actualidad. E incluso los señores de Cabó, a los que se refiere el documento conservado más antiguo en catalán, pagaron parte de la restauración de la iglesia de Santa María de Organyà.
Golpe al orgullo local
Todo este revuelo histórico por un texto del que, por otro lado, se conocía su existencia desde hace años, ha golpeado el orgullo local de muchos orgañeses. “Nos ha hecho mucho daño”, asevera Vilà, respecto al trato mediático que se ha dado de la identificación del escritor. La desconexión de las homilías de Organyà, tras la revelación en la UAB del autor de este otro documento histórico, topa, no obstante, con que la reciente investigación sobre los Greuges de Guitard Isarn, realizada por Jesús Alturo i Perucho y Tània Alaix i Gimbert, todavía no ha sido publicada. Por lo que faltará esperar los datos oficiales definitivos.
“Esta identificación pone de relieve el fondo de Organyà --donde fueron encontrados los Greuges--, y no hará tambalear las homilías”, remarca Fité. Al final, más allá de la partición administrativa actual de Cabó, refuerza la idea del pueblo ilerdense como cuna del catalán, y esperan poder utilizar este reclamo turístico que ha surgido de nuevo alrededor de los orígenes de la lengua vernácula de Cataluña como un punto y aparte para la promoción de ambas localidades. Lo que parece claro entre los vecinos es que el orgullo por vivir en la cuna del catalán sigue presente y que, sea ahí o a pocos kilómetros, el Alt Urgell conserva los pergaminos más antiguos de esta lengua con raíces occitanas.