El comandante de Vueling Francisco Narla (Lugo, 1972) ha publicado varios libros con los que ha cosechado un gran éxito en España y también se han traducido a varios idiomas. Especializado en narrativa histórica, alcanzó un récord en ventas con su libro Assur. En 2018, publicó Laín. El bastardo, otro éxito por el que además, recibió el I Premio Edhasa de Narrativas Históricas y el XX Premio de la Semana de la Novela Histórica de Cartagena.
--P: ¿Cuándo decidió convertirse en escritor?
--R: Como muchos escritores, fui un lector empedernido y esa pasión por los libros me llevó a que yo mismo me pusiera a escribir. Desde muy niño, los libros han sido mis mejores amigos.
--¿Y su pasión por volar?
--Pues la culpa de mis dos vocaciones principales (ser aviador y escritor), la tiene el autor de El Principito, Antoine de Saint-Exupéry. Fue una historia que me fascinó desde niño. También recuerdo con muchísima pasión su Vuelo nocturno. Como él, empecé llevando un cuadernito donde anotaba cosas, escribía poesías, y sentía pasión por viajar.
--Es usted un escritor de método: para escribir sus novelas siempre viaja al lugar donde va a ubicar la narración.
--Procuro hacerlo siempre. Hay gente que presume de que por internet se consigue acceder a todos los sitios y a toda la información sin moverse físicamente del lugar. Pero, según mi experiencia, no es lo mismo. Intento respirar lo más posible el país al que viajo, creo que es necesario para que la narración pueda ser lo más fidedigna posible. Por lo menos, a mi me ayuda mucho.
--Claro, y ser piloto facilita lo de los viajes.
--He tenido la suerte de ser aviador y tener grandes facilidades para viajar e ir a lugares maravillosos. He conocido muchos de ellos gracias a mi profesión, y eso me ha hecho poder escribir sobre sitios en los que a lo mejor nunca hubiera ido por mi cuenta. Además, he escrito mucho en horas de espera, hoteles, aeropuertos...
--¿Cómo nace la idea de su novela más destacada, Laín. El Bastardo, por la que ganó en 2018 el Premio Edhasa de Narrativas Históricas y el XX Premio de la Semana de la Novela Histórica de Cartagena?
--Investigando, me percaté de que hubo muchos españoles en las cruzadas, entre ellos muchos gallegos. Por otro lado, estaba leyendo sobre la lírica galaico portuguesa. Este movimiento cultural tan importante, los trovadores, que fueron los periodistas o cronistas de la época, tenía la destacada figura de Martin Códax del que, curiosamente no consta ninguna biografía. Decidí que era la oportunidad perfecta para crear una ficción e inventarme esa biografía.
--¿Y qué encontraremos en el libro?
--Encontraremos la figura del bastardo, sobre la que se ha escrito poco, y no entiendo por qué, cuando fue una figura muy importante. La novela pretende que Martin Códax cuente la gran crónica de su tiempo a través de la figura del hijo bastardo de un noble gallego. Intenta buscar un lugar en el mundo y acaba recorriendo la ruta de la seda, buscando a su padre. Sale de Galicia, pasa por los Pirineos y, ya en Venecia, embarca hacia Palestina.
--Muchas aventuras y emoción, además de la narración histórica.
--Por supuesto. Intento que mis novelas siempre provoquen muchas emociones en el lector. En este caso, centré la atención en el deseo inconmensurable de todo hijo de ser aceptado. En su travesía, Laín hace un recorrido histórico pero también de superación personal. Y buscando a su padre, también se encuentra siéndolo él mismo. En el transcurso de la novela, algo de la ficción se entrelazó en la vida real, porque yo fui padre por primera vez.
--Otro de sus libros, Fierro, lo sitúa en la Reconquista. ¿Qué le interesó de este momento concreto?
--La Reconquista siempre ha sido algo polémico y discutido por sus connotaciones políticas y culturales. Viajé por los lugares de la ribera del Guadiana e investigué mucho porque quería esclarecer lo que a mi modo de entender percibía como un sesgo. Con esta obra intento contar la historia de una manera neutra, en la que no hay buenos ni malos.
--¿Por qué novela histórica?
--Tengo otras ideas, pero el público es soberano y yo tengo mi público en este género. Mi éxito llegó a través de Assur, una novela histórica. Este género me gusta mucho, me encuentro muy cómodo, con lo cual me encanta que así sea.
--Sin embargo, su segunda novela fué un thriller.
--Caja negra me permitió avanzar, para ir medrando, y tuve un relativo éxito. Pero realmente donde me afiancé como escritor fue con Assur, la histórica.
--¿Cómo se combina ser aviador con ser escritor?
--Al principio era más difícil combinarlo. Volaba a jornada plena y hacía vuelos transatlánticos, pasaba mucho tiempo fuera de casa. A veces tenía que robarle horas al sueño para sacar el tiempo de donde escribir. A partir de que me llegó algo de éxito y relevancia con las novelas, pude tener más tiempo.
Ahora ya no vuelo tanto, no cruzo el Atlántico. Siempre duermo en casa. No dependo tanto de la aviación económicamente, gracias a mis lectores. Vueling se porta muy bien conmigo y me deja guardar algunas horas; y, avisando con tiempo, siempre puedo cuadrar los horarios para poder volar algunos días y los otros escribir.
--¿Tiene algún proyecto nuevo?
--Por el momento, se está estudiando la adaptación cinematográfica de mi novela Donde aúllan las colinas. Es algo que me hace mucha ilusión, pero me lo tomo con calma porque estas cosas cuestan bastante.