Hablamos y debatimos con frecuencia sobre lo que han dado en llamar fake news, que no son más que bulos o falsedades lanzados desde toda clase de redes sociales, pero apenas prestamos atención a otro tipo de falsedades tanto o más importantes y que se acaban extendiendo e imponiendo como si fuesen verdad. Una de estas falsedades afecta a lo que realmente fue el franquismo en Cataluña; en concreto, afecta a la supuesta diferenciación de la política de la dictadura fascista de Francisco Franco en la comunidad autónoma, a su ocupación militar y a toda la represión posterior, y más en especial a la participación o no en ella de un número significativo de ciudadanos de Cataluña.
Hasta ahora conocíamos algunos estudios históricos importantes al respecto, pero la reciente publicación, por Eumo Editorial, del libro del profesor Martí Marín ¡Ha llegado España! La política del franquisme a Catalunya (1938-1977) desvela cualquier posibilidad de duda sobre todas estas cuestiones. El autor es el principal experto en la materia: doctor en historia contemporánea por la UAB, de la que es profesor, dirige el Centro de Estudios sobre Dictaduras y Democracias y se ha especializado en el periodo franquista, sobre el que ha publicado numerosos artículos y trabajos comentando aspectos relativos al personal político de la dictadura, a las políticas del gobierno territorial, a los procesos migratorios interiores y a las fórmulas de control social, entre otros.
Con su libro --372 páginas llenas de informaciones y datos incontestables, con gran número de notas a pie de página, un extenso listado de las referencias bibliográficas y fuentes consultadas, así como unos completos apéndices en los que figuran detallados los principales políticos franquistas de Cataluña, cada uno de ellos con todo tipo de datos contrastados--, Martí Marín desmonta muchas falsedades que durante muchos años han sido no ya aceptadas o asumidas sino que incluso han sido inventadas y difundidas desde los sectores de la sociedad catalana que colaboraron con la dictadura franquista pero no lo quieren reconocer.
Marín señala que “la historia de la dictadura franquista en Cataluña fue una parte de una historia común --desgraciadamente común-- con la del resto de España”, para añadir que lo hizo “según un plan de dominación homogéneo y unos instrumentos prácticamente idénticos en todas partes”. La “ocupación militar” fue un término utilizado legal y políticamente en todos los territorios que los militares golpistas fueron ocupando durante toda la Guerra Civil, aunque tuvo también algunas particularidades.
En Cataluña existió una política eminentemente represiva respecto a la lengua y la cultura propias, pero en toda España la represión cultural se extendió por igual a todo cuanto no fuera la expresión de una cultura fascista. Martí Marín lo explica muy bien: “No fue un caso de 'España contra Cataluña', porque entonces no sería nada claro qué habría que incluir en el sujeto 'España'. El agente reprimido fue la cultura nacional catalana --es decir, la que correspondía a un proyecto político específico catalán--; ahora bien, el agente represor no fue 'España', en términos de cultura nacional rival, sino el Nuevo Estado franquista, que estaba muy lejos de representar a la cultura nacional española --aunque aseguraba lo contrario, naturalmente--”.
El franquismo catalán existió. De forma simplemente larvada antes del inicio de la guerra civil. El fracaso absoluto del golpe militar faccioso en Cataluña hizo que el franquismo se mantuviera latente hasta el principio de la ocupación del territorio, primero, aún en 1938, en Lleida y Tarragona, poco después, ya en enero de 1939 en Barcelona y por fin en Girona, con la ocupación ya totalen febrero de 1939. Pero ya durante la misma guerra existió un franquismo catalán activo, no tanto en el quintacolumnismo interior como en Burgos o en San Sebastián, por ejemplo, o en el extranjero, y sin duda en un buen número de ciudadanos de Cataluña que se incorporaron como voluntarios a las fuerzas militares golpistas, como fueron los miembros del Tercio de Nuestra Señora de Montserrat, todavía hoy homenajeados en el monasterio benedictino que les dio nombre.
Al principio fueron pocos, muy pocos falangistas --que fueron aumentando con la rápida irrupción de toda clase de advenedizos--, fueron muchos, muchísimos carlistas, algunos monárquicos alfonsinos o juanistas, algunos grupos procedentes de la antigua CEDA, del lerrouxismo o de grupos ultraderechistas muy minoritarios, así como un número muy significativo y creciente de miembros más o menos destacados de la Lliga o de algunos grupos católicos como los fejocistes… Todos ellos integraron los primeros cuadros de la dictadura franquista en Cataluña.
En ¡Ha llegado España! La política del franquisme a Catalunya (1938-1977) Martí Marín retrata y refleja con gran profusión de datos tanto la implantación del Nuevo Estado, establecido desde la simple nada, después de unos procesos masivos de depuración que no dejaron en pie absolutamente nada de lo anterior como su evolución posterior, con cambios en la correlación de fuerzas existente en el mismo seno del franquismo, que pasó de aquel partido único conocido con el nombre de FET-JONS a convertirse en el también único Movimiento Nacional. Y retrata y refleja también el peso nada despreciable que el franquismo catalán y los franquistas catalanes tuvieron durante toda la larga existencia de la dictadura fascista. Un peso que tuvo también, como en el resto de España, una cierta continuidad incluso después de la muerte del dictador, incluso después de la transición a la democracia, incluso después de la restauración de la autonomía…
Contra falsedades, tergiversaciones y manipulaciones de nuestra historia colectiva más reciente, lean el libro de Martí Marín.