Los centros educativos deben ser políticamente neutrales respecto al debate entre los diferentes partidos. Sin embargo, algunos centros se han posicionado a favor de determinadas ideas políticas y las defienden públicamente. Un ejemplo de ello son las escuelas Pías de Cataluña. Aunque las referencias académicas que tengo de ellas son positivas, sorprende la obstinación de sus responsables en dar una visión nacionalista de Cataluña, presentándola como un país monolingüe catalán y ocultando la parte de su historia que no interesa al secesionismo. He aquí algunos ejemplos extraídos de su propia web:
La escuela Pía hace bandera de aceptar la diversidad como un potencial enorme a proteger, e incluso en algunas de sus escuelas (Sarriá-Calasanz, Terrasa e Igualada) se dice que trabajan por el multilingüismo. Sin embargo, no existe la opción de visualizar su web en castellano. Buceando un poco más, el visitante se da cuenta de que su multilingüismo se refiere al inglés, al francés y al alemán, pero no al español o castellano. No se trata de una rareza entre las entidades educativas de Cataluña, ya que la opción de mostrar su sitio web en español o castellano tampoco existe, por ejemplo, en la web del Departamento de Enseñanza de la Generalidad. La situación es curiosa, porque parece ser que dicha opción es obligatoria en los organismos públicos, tal y como sí cumple la página web de la Generalidad.
En apoyo de la decisión de excluir el español o castellano como lengua vehicular de la enseñanza, los escolapios se presentan en su web como unos grandes avanzados, ya que en el apartado que titulan "nuestra historia", al hacer referencia a la Ley de Educación de Villar Palasí de 1970, acaban afirmando que, ya en aquella época, declararon el catalán como lengua oficial de la Provincia. Como no es creíble que en esos años el español o castellano hubiera dejado de ser lengua oficial, es evidente que hubiera sido más correcto que dijeran que declararon el catalán como lengua cooficial.
Es lamentable que un centro educativo no aproveche la potestad que le da su autonomía de centro, para diseñar un proyecto lingüístico en el que el criterio prioritario sea la preparación final del alumno, que ha de ser que alcance el mejor nivel en catalán, castellano e inglés que le sea posible, lo cual puede requerir impartir algunas asignaturas en esas lenguas. Excluir a priori el español o castellano de ese planteamiento, para congraciarse con el actual gobierno secesionista de Cataluña, no es en absoluto correcto desde una perspectiva estrictamente educativa.
En una de las páginas de información general, la Escuela Pía de Cataluña se autodefine como "... entidad conformada por mujeres y hombres, laicos y religiosos que compartimos valores y actitudes. Arraigada en nuestro país, ...", jugando con la ambigüedad del término "país", ya que "país" se puede referir tanto a Cataluña como a España. Pero en el documento "Carácter Propio de las Instituciones Educativas de la Escuela Pía de Cataluña" se puede comprobar que cuando hablan de "país", se refieren a Cataluña, concretamente en la frase: "La Escuela Pía de Cataluña entiende la persona como un ser histórico, es decir fiel a su tiempo y arraigado a su mundo y, concretamente a Cataluña, nuestro país.". Este concepto se repite en el sitio web de las colonias Jordi Turull (colonias pertenecientes a la entidad de los escolapios desde el año 1964), con lo que se demuestra que la transmisión de estas ideas a los niños y adolescentes no solo lo hacen en sus centros educativos, sino también en las actividades para el tiempo libro que organizan para ellos.
En el apartado de historia de su web, los siguientes párrafos muestran como --muy intencionadamente-- se presentan los lamentables hechos acontecidos entre la dictadura de Primo de Rivera y la postguerra:
"La dictadura de Primo de Rivera reprimió y persiguió la actividad de los escolapios, prohibiendo el uso de algunos libros escolares, suprimiendo subvenciones municipales, obligando a dos religiosos a exiliarse, imponiendo el cambio de superiores; fue el fin de las escuelas públicas de los escolapios.
La II República española creó incerteza. En los otros colegios se construyeron Mutuas de Padres, las cuales asumieron la titularidad de las escuelas y los religiosos trabajaron como contratados.
En julio de 1936 fueron forzados a abandonar todos los colegios. Durante el periodo de guerra civil 71 religiosos fueron asesinados, muchos encarcelados, otros consiguieron exiliarse. Los primeros años de la postguerra fueron difíciles: recuperación y reconstrucción de los edificios, suplir a los religiosos que faltaban, sufrir como cualquiera las limitaciones derivadas de la guerra, como las depuraciones."
Este resumen, presenta lagunas muy importantes, como son las siguientes:
--No se dice que durante la Segunda República, la persecución religiosa a la Iglesia católica se saldó con la quema de conventos, la expulsión de la Compañía de Jesús y la prohibición a los religiosos de dedicarse a la enseñanza (Ley de Congregaciones Religiosas de 1933), un olvido incomprensible por parte de una orden religiosa católica dedicada a la enseñanza.
--No se dice que durante la contienda, en la retaguardia republicana se produjo el asesinato de 6.832 religiosos, de los cuales 4.184 eran sacerdotes, 2.365 frailes y 283 monjas, así como la destrucción de 20.000 iglesias. En el plano estrictamente docente, no se menciona que, a los pocos días de estallar la guerra no quedaba ninguna comunidad escolapia de la zona republicana viviendo en su lugar. Todos los colegios ubicados en el bando republicano fueron abandonados ante la avalancha de asesinatos de religiosos y de saqueo, robo y asalto contra las iglesias, casas de religiosos, locales parroquiales y todo lo que tenía que ver con la Iglesia católica. Otra omisión difícil de entender.
--Se insinúa que los 71 escolapios asesinados en Cataluña lo fueron por culpa de la guerra civil, permitiendo que se entienda que fue por culpa de los dos bandos, cuando la realidad es que todos los escolapios asesinados, fueron ejecutados por los "incontrolados" del bando republicano.
--El texto parece poner al mismo nivel el asesinato de religiosos durante la guerra con las "depuraciones" de la postguerra. No aclara si los escolapios se sentían más cómodos en la Segunda República (ignorando la persecución religiosa ocurrida durante la misma) y si eran partidarios de algún partido político del bando republicano durante la contienda (ignorando las atrocidades cometidas en la retaguardia republicana), o si se sentían peor durante la postguerra debido a las "depuraciones". Si bien las "depuraciones" no son deseables, es evidente que no se pueden equiparar con la convulsa etapa previa sufrida por la Iglesia católica.
--Tampoco hubiera estado de más recordar que en el periodo 1936-1939, en el conjunto de toda España, murieron 204 escolapios, muchos de ellos martirizados y asesinados por milicianos anarquistas del bando republicano.
--Se menciona el exilio de dos religiosos durante la dictadura de Primo de Rivera, pero se omite que 71 escolapios tuvieron que exiliarse de Cataluña durante la guerra civil por la feroz persecución de los milicianos del bando republicano. Y tampoco se hace mención a los religiosos que pasaron por las prisiones catalanas, ni a los que sufrieron torturas en las checas, ni a los que fueron condenados a campos de trabajo. Sobre la historia real de los escolapios, es muy recomendable leer el trabajo de Joan Florensa i Parés (2010), El Projecte Educatiu de l'Escola Pia de Catalunya (1683-2003). Una Escola Popular. [Lea aquí algunos de sus párrafos sobre la Guerra Civil]
El objetivo de todos los centros educativos ha de ser preparar a sus alumnos para su vida de adulto, tanto en conocimientos como en la adquisición de hábitos de trabajo y de esfuerzo. De esa forma es como los centros pueden ayudarlos en su educación. Excluir, por motivos políticos, un mejor conocimiento de una lengua o proporcionar una visión incompleta de la historia, no es ayudar al alumno, ni a sus padres, ni a la sociedad en general. Los centros educativos deben escapar de las presiones de los partidos políticos y de los gobiernos que estén obstinados en convertirlos en las canteras de sus futuros votantes. Muy al contrario, los centros educativos deben ser referentes de convivencia, de paz, de respeto a todos, de neutralidad política partidista, de trabajo bien hecho, de rigor y de servicio a la sociedad.