El barrio judío de Girona presenta un encanto cultural reconocido internacionalmente. Su distribución laberíntica formada por pequeñas callejuelas y patios de estilo medieval, así como la composición empedrada de sus calles, conforma una perfecta oportunidad para el turismo.
Actualmente, esta judería está considerada como una de las más importantes del mundo y su interés refleja la relevancia que tuvo la cultura judía en la historia de la ciudad.
Historia de la judería de Girona
La calle originaria del barrio judío es el carrer de la Força (calle de la Fuerza), una vía situada alrededor de la catedral en la que se instalaron multitud de familias que profesaban esta religión allá por el siglo XII. Las estimaciones hablan de que llegaron a convivir cerca de 800 judíos y que alrededor de todo El Call –término con el que se designan a las juderías catalanas– se fomentó una riqueza cultural exquisita.
Fue precisamente aquí donde se desarrolló el pensamiento de grandes filósofos de la época, como Ezra Ben Salomo y Azriel de Gerona o los poetas Mesula Ben Selomo de Piera y el conocido Bonastruc ça Porta.
Carrer de la Força en el barrio judío de Girona / CREATIVE COMMONS
'El Call' en la actualidad
El antiguo barrio judío de Girona se encontraba en lo que hoy conforma el casco antiguo de la ciudad. Su vía de entrada continúa siendo el carrer de la Força y el entramado del interior, un laberinto de calles estrechas y empinadas entre las que aparecen pequeños patios abiertos a la luz, aún inspiran al ambiente de entonces. Actualmente, este espacio está reconocido como Bien de Interés Cultural de la ciudad y destaca entre los barrios judíos de todo el mundo por presentar una conservación ejemplar. Entre los monumentos más destacables que envuelven estas calles observamos el Palacio Episcopal, la Torre de la Gironella o la Catedral de Girona, aunque estos no son de origen judío.
En cuanto a la sinagoga donde rendían culto los judíos gerundeses de la época tuvo que ser vendida por decreto, tras la expulsión del pueblo de Jehová en el año 1492. Posteriormente, gracias a los papeles de venta, se descubrió que el Centro Bonastruc ça Porta albergaba los restos de la antigua sinagoga judía. Actualmente este centro cultural acoge el Museo de Historia de los Judíos y el Instituto de Estudios Nahmánides, dos espacios en los que se puede revivir la relevancia histórica del pueblo judío en Girona.