Fernando García de Cortázar ha dedicado su vida a conocer España en todo su esplendor a través de su pasión: la Historia. La Historia con mayúscula, porque lo ha hecho como un buen historiador sabe hacerlo: con una visión amplia de los acontecimientos y de la influencia recíproca de estos con el arte, la literatura, la creación arquitectónica, la música…
Y ahora, después de más de 70 obras publicadas, ha decidido crear el que él considera “el más ambicioso” de sus proyectos. Un libro que recorre de norte a sur y de este a oeste todo el territorio español y que describe un maravilloso Viaje al corazón de España.
Pregunta - ¿Cómo se plantea hacer una obra como esta?
Respuesta - Este es un libro gestado durante años, toda mi vida, desde que visitaba pueblos de España con mis padres hasta hoy. Es un proyecto nuevo para mí, no había hecho nunca algo así y me ofrecía la oportunidad --que es lo fundamental de la obra-- de transmitir a los españoles la idea de que viven en un país hermosísimo y tratar de emocionarles como me emociona a mí. Ya el propio título lo indica: en él no solo hablo del sentido sino también del sentimiento de España.
Para mí este libro es una afirmación de lo que llevo dentro porque desde muy pequeño me han formado en una conciencia nacional y creo sinceramente que, igual que a los niños se les inculca la piedad, habría que impulsar la conciencia de país y la idea de España entre los españoles. Ese es uno de los grandes objetivos de esta obra.
- Es complicado catalogar esta obra en un género.
- Por supuesto no es un libro de viajes, es un libro vivido. Es una vivencia donde recorro España a través de un viaje. ¿Serviría como guía? Puede ser, pero va más allá porque pretende dar vida a las piedras, en él escribo el sentimiento que tengo con paisajes, con las puestas de sol y trato de transmitírselo a mis lectores.
Es mi libro más ambicioso, por un lado, y también más subjetivo, por otro. Quizá por eso mismo. En él resalto lugares donde comer, un paisaje de interior, otro de costa… pero siempre desde la vivencia, mis lugares favoritos.
- ¿Es esta subjetividad la que hace comenzar cada capítulo marcando los “hitos” vividos en ella?
- Exacto. Estas páginas son una especie de flash, una entrada rápida en una provincia desde el punto de vista puramente subjetivo. Por ejemplo no se me ha ocurrido poner ningún restaurante de nouvelle couisine porque yo amo otro tipo de cocina. Es una idea que me dio el editor y que yo asumí con mucho gusto porque, además, me ha obligado a refrescar las ciudades vividas desde este punto de vista.
Esto también es importante. El libro es un recorrido en el espacio pero también en el tiempo. Es muy distinta la imagen que yo tenía de una ciudad cuando tenía 20 años y cuando la visité con 60 y eso también se nota. De hecho en el libro abre con tres fotografías mías, correspondientes a tres periodos de mi vida. Abarca más de 50 años y no sólo las ciudades cambian en el tiempo; lo que se siente también evoluciona.
- Y hablando de la edad: tenemos un país con una vasta cultura que no todo el mundo conoce y, sin embargo, muchos españoles prefieren viajar al extranjero y conocer ciudades fuera, sobre todo los más jóvenes.
- Eso es clarísimo. Los jóvenes se han afianzado en lo postmoderno. El cine, los programas europeos y mundiales lo han fomentado el gusto por lo externo, pero este libro trata de subsanar esa falta de conocimiento de España. Trata un poco de hacerles ver todo lo que ofrece su propio país no sólo desde el punto de vista turístico de playa y sol; está explicado también a través de la arquitectura, el arte, la literatura... Siempre digo que no se puede comprender Barcelona sin Rodoreda, Oviedo sin Clarín, Bilbao sin Unamuno y eso también tiene un hueco aquí.
Portada de Viaje al corazón de España, de Fernando García de Cortázar.
- Fomentar el gusto por España a través de su cultura.
- Sí. La belleza, como decían los clásicos, atrae. Nos atrae e incluyo yo diría que trata de fundirnos con ella. Y no sólo me refiero a la belleza humana sino también la paisajística y, por supuesto, la que suscitan todas las formas del arte, desde los monumentos hasta la música. Esa belleza promueve los sentimientos y precisamente esto es lo que busco con este libro, remover lo que nos nace dentro. Nos podemos enamorar de una ciudad por haber encontrado el amor en ella y ese recuerdo impregna la ciudad y la hace más bella.
- También ocurre lo contrario...
- Sí, sí, también pasa al revés, pero he querido resaltar lo positivo. Me centro en reflejar una España en positivo, que nos una en buena medida, en la cual podamos coincidir. El criterio unitario que se puede tener, por ejemplo, de la belleza de Sevilla, o de Barcelona, el ejemplo inequívoco de la importancia de la escuela de Salamanca. Donde todos coincidamos. Por eso es un libro a la belleza.
Una belleza que yo también he tratado de impregnar en mi palabra, en mi escritura. Los clásicos decían que hay que instruir deleitando y yo he querido hacerlo. Este es una obra bella no sólo en su confección sino también en la narración, creando la belleza con el lenguaje.
- Además habla tanto de grandes ciudades como de municipios pequeños. España no es solo Madrid y Barcelona, sino que hay mucho más allá.
- Efectivamente, sobre todo en un país tan plural y diverso. A veces nos “peleamos” por ver quién tiene la primacía en el arte, si Italia o España. Pero a mi entender España es superior el patrimonio artístico, quizá no por número pero sí por variedad. A Italia le falta mucho gótico, le falta el mudéjar, arte islámico...
Por ejemplo Roma, en todo su esplendor --que es una maravilla espectacular, eso no lo discuto-- es una potencia en arte romano, pero eso también lo tenemos en Mérida o Tarragona. Roma tiene un arte basilical que abunda pero no es tan variado como el de España.
- Sin embargo, en Italia abunda el turismo en ciudades pequeñas, como Lucca o Carrara, cosa que no pasa en nuestro país.
- Eso se entiende mediante varias razones. Por una parte, las comunicaciones entre zonas de España no han sido lo suficientemente buenas, aunque ha mejorado bastante en los últimos años. Y además, en un momento dado en España se apostó durante largos años por el turismo costero porque era fácil y atraía mucho dinero, y ya es hora de hacer un esfuerzo más para superar las visitas de sol y playa.
Ahora se están potenciando otros tipos de turismo entre los que entraría el turismo cultural, donde este Viaje al corazón de España puede aportar muchas ideas. Entiendo que el clima condiciona mucho, para bien y para mal, pero potenciar el turismo del arte, de los monumentos, la arquitectura… Eso pasa por visitar pueblos pequeños y ciudades medianas.
- Esta puede ser una manera de evitar la masificación turística en las capitales.
- Claro. Salamanca, por ejemplo, para mí es una ciudad que habría que visitarla siempre. También toda el área entorno a Madrid: Ávila, Segovia... son lugares atractivos para visitar y de fácil acceso para los turistas. En el caso de Cataluña es clarísimo, hay que aprovechar la atracción de la capital y potenciar todo el arte a su alrededor, las maravillosas vistas del pirineo catalán, Girona, sin duda hay que visitar Monserrat, Poblet… Hay mucho más allá de Barcelona.
Pero fuera las grandes ciudades, para potenciar las visitas a otras zonas hay que fomentar las comunicaciones, facilitarlas, ponderar la gastronomía más nuestra --que también es un gran atractivo--, buscar incentivos que hagan conocidas esas pequeñas localidades. Si un pueblo está especializado en el trabajo del cuero, o del ante, también puede potenciarse. ¿Por qué no? Y por supuesto poner en valor los nacimientos de grandes personalidades en los diferentes pueblos y ciudades, hacer itinerarios literarios o históricos porque en cada rincón de España ha sucedido algo que vale la pena dar a conocer.