El oncólogo Josep Baselga moría este domingo a los 61 años, un hecho que ha golpeado a la comunidad médico-científica, debido a la reputación y logros del profesional.

El doctor fallecía víctima de Creutzfeldt-Jakob, un trastorno cerebral degenerativa, parecida a una demencia, y que puede causar la muerte. Una enfermedad que además es de rápida evolución.

Causas

Las causas principales de esta enfermedad se encuentran en un tipo de proteína llamada prion, que generan los propios anticuerpos del ser humano. La deformación de la misma, en cambio, hace que se vuelvan maliciosas y se extienden como si fuera una infección. Un hecho que provoca encefalopatías espongiformes.

Apenas se conocen las razones que provocan esta transformación proteínica, se calcula que el 10% son por causas hereditarias. Asimismo, también se pueden dar por contaminación, es decir se puede contraer por la ingesta de algún animal que la padece. Estas causas son ínfimas.

Síntomas

La alteración de los priones y su afectación cerebral actúa a gran velocidad. El deterioro mental se produce en tan solo meses. Sus principales síntomas son: cambios en la personalidad y comportamiento, pérdida de memoria, insomnio e incluso pensamiento alterado y descordinación de los movimientos o movimientos bruscos repentinos, cuando empieza a avanzar.

Una vez avanza la enfermedad también puede afectar a otras funciones del organismo y del cuerpo y causar dificultades en el habla y al tragar, visión borrosa y llegar hasta la ceguera. Avanzados los meses, los daños cerebrales son tan graves que muchos pacientes caen en coma. Esos mismos problemas son lo que llevan a dar insuficiencia pulmonar y/o cardíaca, neumonía u otras infecciones.

Diagnóstico, tratamiento y pronóstico

La evolución de la enfermedad es muy rápida, desde su diagnóstico hasta la muerte del paciente pueden transcurrir entre tres y seis meses, aunque se han dado casos que llegan al año. Más allá de la sintomatología, las únicas formas para acabar de confirmar el diagnóstico de Creutzfeldt-Jakob es con encefalogramas, resonancias magnéticas o pruebas de líquido cefalorraquídeo.

Al desconocerse las causas, los profesionales señalan que no se ha encontrado ningún método preventivo de la enfermedad, así como por ahora no existe ningún tratamiento para curarla. El Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos apunta que su incidencia es de una entre un millón de personas al año.