El mundo podría dividirse entre los que creen en la buena suerte y en los que piensan que todo proyecto exitoso es fruto de la eficiencia y el control. Pero ¿qué pasaría si resulta que tener suerte es una habilidad que uno puede llegar a dominar y compartir?
Esto es lo que pretende demostrar Christian Busch, economista y director del Programa de Economía Global en el Center for Global Affaires (CGA) de la Universidad de Nueva York (NYU), después de haber investigado durante una década cómo los acontecimientos impredecibles --encuentros casuales, coincidencias, cambios de planes, retrasos de vuelos, errores humanos, una pandemia– pueden ayudarnos a mejorar nuestra visión del mundo, expandir nuestros círculos sociales y generar nuevas oportunidades profesionales.
Su teoría, resumida en el libro The Serendipity Mindset: The Art and Science of Good Luck (Mentalidad 'casual': el arte y la ciencia de la buena suerte), publicado este verano por Penguin Random House), se basa en que la habilidad para apoderarse de oportunidades inesperadas puede enseñarse, y que puede resultar más productivo dejarse llevar por una coincidencia que intentar seguir un plan a rajatabla. Para demostrarlo, Busch se basa en decenas de ejemplos que ha ido estudiando durante los últimos diez años: desde parejas que se conocieron por casualidad a empresarios de éxito que dieron con una idea de negocio multimillonaria después de que les fallase un plan de negocio mucho más elaborado.
El fomento activo de la 'casualidad'
La clave, según Busch, es abrazar esta “mentalidad casual”: aprendiendo a identificar, actuar y compartir casualidades, podemos usar la incertidumbre como un medio para alcanzar vidas más completas, alegres y satisfactorias. Una “mentalidad casual”, insiste Busch, puede ayudarnos a considerar un accidente fortuito, una coincidencia absurda o un imprevisto tan inesperado como la crisis originada por el Covid-19, como un acontecimiento significativo, en lugar de un motivo de frustración y estrés.
En el terreno del emprendimiento, su especialidad, Busch destaca el alto nivel de incertidumbre y ambigüedad que sufren los emprendedores a la hora de alcanzar sus objetivos (también ambiguos) y se plantea cómo las incubadoras, aceleradoras de startups e instituciones educativas podrían ayudarles mejor a encontrar las redes de contacto y recursos necesarios si apostasen más por el fomento de la “casualidad”.
¿Cómo ayudan las incubadoras de empresas?
“Las incubadoras suelen jugar un rol importante en la facilitación de redes de contacto para emprendedores. Sim embargo, suelen enfocarse demasiado en programas muy estructurados que especifican por adelantado qué recursos y qué contactos (por ejemplo, mentores específicos) se ofrecen. Esto puedo desincentivar a los emprendedores a la hora de 'pivotar' su idea de negocio, es decir, a buscar nuevas ideas más apropiadas, porque están 'encerrados' en un programa concreto”, escribe el economista en un artículo publicado en LSE Review, la revista online de la London School of Economics. Busch también alerta que algunas incubadoras ofrecen programas tan estructurados que pueden llegar a “blindar” a los emprendedores del mercado, haciéndolos menos competitivos.
La alternativa es, según el economista de NYU, que las incubadoras desarrollen programas de apoyo para gestionar y aprovechar la incertidumbre y fomentar las casualidades --es decir, los resultados positivos inesperados-- mediante prácticas como diseñar plataformas de negocio flexibles, fomentar la apertura de mente y organizar encuentros donde los emprendedores puedan compartir ideas que hayan sido fruto de la casualidad y amplíen los horizontes de contacto.
Este aspecto también es válido para las empresas y grandes corporaciones, que deberían fomentar los encuentros con personas de fuera de la empresa, o de distintos departamentos para generar nuevas oportunidades de negocio. Busch recomienda generar encuentros “fortuitos” y ampliar los “ganchos” de posible conexión. Es decir, huir de la típica respuesta “me dedico a las finanzas” cuando alguien pregunta “¿a qué te dedicas?" Y presentarse como una persona con diferentes pasiones y aficiones e intereses. De esta forma, se generan posibles coincidencias con el otro, que pueden transformarse en oportunidades de negocio o colaboración.
Dr. Christian Busch: Cultivar la serendipia para la innovación y el impacto en un mundo que cambia rápidamente / YOUTUBE
La incertidumbre de la vuelta al cole
Mantener una “mentalidad casual” y abrazar la incertidumbre será también fundamental para sobrevivir este año a la vuelta al cole, comenta Busch en la web estadounidense Working Mother, dirigida a madres trabajadoras. Ante la perspectiva del cierre intermitente de escuelas, cuarentenas y de tener que teletrabajar con los niños en casa, “muchos padres se sienten estresados ante la expectativa de caos”, alerta el economista.
Busch aconseja desarrollar una “mentalidad abierta a la casualidad”, es decir, “olvidarse de la natural tendencia humana a intentar tenerlo todo bajo control”, y aceptar que muchas cosas se nos escapan. Este cambio de actitud implica, por ejemplo, que en lugar de enfocarse en lo negativo (“no sé como ayudar a mi hijo a hacer los deberes online”), los padres intenten sacar provecho de la situación para transmitir otros valores --colaborar en las tareas del hogar, otorgar más responsabilidad, pedir ayuda, etc-- en lugar de intentar cargar con todo.